Es el inicio de la XXIX Asamblea en Defensa de la Vida y los Territorios de los Pueblos Maseual, Tutunaku y Mestizo, hemos marchado al lugar donde la Minera Gorrión, filial de la canadiense Almaden Minerals, pretende realizar la explotación de oro y plata del Proyecto Ixtaka, sobre el cerro El Uno, y más tarde clausurado simbólicamente las oficinas de información de la minera en Santa María Zotoltepec, en el municipio de Ixtakamaxtitlán, Puebla, localidad donde se llevó a cabo el encuentro, ubicada a escasos metros del lugar donde se planea el tajo a cielo abierto y que, al situarse en la cabeza de cuenca, sin duda será profundamente afectado.

El náhuatl y el copal dan el tono al inicio de la asamblea. Una compañera de la Unión de Comunidades y Ejidos en Defensa de la Tierra y del Agua Atcolhua, organización que desde que se dio a conocer la información sobre la concesión hace ya más de cinco años, ha hecho frente a tal agravio, da la bienvenida, afirmando: “nosotras queremos la vida, ellos proyectos de muerte”. Nos hemos reunido pobladores de más de 150 comunidades de alrededor de 25 municipios provenientes principalmente de Puebla y Veracruz quienes, desde hace ya cinco años celebramos asambleas informativas regionales donde se toman acuerdos que competen a la libre determinación de los pueblos. Uno de ellos, el que ha resultado de gran relevancia para todo este proceso, fue el asumido en la IV Asamblea en torno a no permitir que los proyectos de muerte se impongan en la región. Es por ello que desde entonces buena parte de las comunidades donde se celebra, así como las intervenciones a las que destinan su tiempo, hacen énfasis en los diferentes frentes a los que comunidades y organizaciones oponen diversas estrategias para detenerles, resistir y, al mismo tiempo, afirmar la vida.

A la bienvenida de autoridades de seis comunidades que conforman Ixtakamaxtitlán, la intervención de otro de los miembros de la Unión de Comunidades y Ejidos Atcolhua aclara un punto que la minera ha estado usando para oponer y enfrentar a parte de la población, no sólo de Ixtakamaxtitlán, sino también en Alto Lucero, en Veracruz: “con la empresa nosotros coincidimos en algo, queremos bienestar, mejorar, pero estamos completamente  en contra de que sea a la manera en que la minera quiere, haciéndonos pagar a nosotros los platos rotos, pagando el pato”. Por sólo citar un dato, el agua que utilizará la minera es el doble del que actualmente aprovechan todas las comunidades del municipio, lo que hace del recurso hídrico, considerando la contaminación y la alteración a la cuenca del río Apulco, una de las dimensiones más graves que afectará el proyecto. Es entonces que comenzaron las participaciones de diferentes investigadores que ofrecieron datos en donde la minera mienta, como el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) entregado a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), destacando que omite graves daños al entorno por contaminación de fuentes subterráneas de agua, el uso amañado de cifras sobre el agua de precipitación que, según la minera, subsanaría los déficits hídricos, así como la afectación a especies en peligro de extinción. Una compañera de la organización PODER, destacó que el 28% del estado de Puebla está concesionado a la industria minera, siendo Almaden Minerals la principal beneficiada, con 234 941 hectáreas.

Las acciones en contra del agravio minero se han valido también de recursos legales, como el amparo impulsado por la comunidad de Tecoltemi, que desde 2015 hizo que se suspendieran las obras de la minera al no haber realizado consulta alguna ni obtenido el consentimiento previo, libre e informado que ello requiere para territorios indígenas, lo cual la empresa siempre negó con investigaciones a modo hechas por consultores de dudosa respetabilidad que desconocieron sistemáticamente la raigambre indiana de la región, lo cual este año un juez federal no avaló.

El momento es álgido, pues la MIA se encuentra en la etapa de consulta pública, lo que ha generado un clima de confrontación, ya que frente a los argumentos que numerosas organizaciones civiles, investigadores, académicos y activistas han hecho llegar a la SEMARNAT con evidencias de los argumentos falsos y las omisiones que sostiene el estudio, la minera ha estado azuzando a los pobladores “para que defiendan el empleo” que la mina Ixtaka supuestamente ofrecerá. Es de sobra conocido que la principal arma que utilizan estas empresas para imponer sus intereses es el fragmentar y desgarrar la organización social, por lo que fue particularmente cálida la celebración de la Asamblea en esta localidad, donde también intervinieron compañeras y pobladores de diferentes comunidades del municipio de Ixtakamaxtitlán, de Zautla, Olintla, Cuetzalan del Progreso y Pantepec, Puebla, así como de Alto Lucero, Veracruz y de la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País.

Cabe destacar dentro de los acuerdos en la asamblea, no sólo el rechazo a la implementación del Proyecto Ixtaka en Santa María Zotoltepec, sino también el rechazo a la consulta de este proyecto, pues como es fehaciente, nuestras consultas se llaman asambleas y en ellas los acuerdos se respetan. La autodeterminación de los pueblos no está en la mesa de negociación, esa se ejerce día a día, en el caminar de los de abajo, los de siempre. ¡No a la mina. Sí a la vida!