El teatro de la libertad de Yenín: resistencia a través del arte

Mauricio Morales

Foto: El Teatro de la Libertad intenta sanar y curar el trauma de la ocupación y la violencia israelí a través del arte en la infancia palestina, también en grupos de mujeres y jóvenes. (Mauricio Morales)

Los cristales rotos de la entrada de las oficinas del Teatro de la Libertad evidencian aún uno de los ataques que sufrió el lugar cuando fuerzas israelíes hicieron una incursión armada en el campo de refugiados y otras partes de la ciudad de Yenín. La incursión que comenzó el 12 de diciembre de 2023 y duro tres días dejo a cientos de palestinos arrestados, incluidos Ahmed Tobasi, director artístico del Teatro, que fue liberado unos días después, y Mustafa Sheta, el director general que continúa encarcelado en las prisiones del Estado de Israel.

Además de los destrozos que hicieron en esa incursión el ejército israelí, también pintaron estrellas de David en las paredes del lugar mientras tumbaban puertas y rompían cristales. 

No es la primera vez que el Teatro de la Libertad es agredido. Los ataques son tan antiguos como la misma fundación del espacio.

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El primer espacio de esta iniciativa, el Teatro de Piedra fue destruido por las fuerzas israelies. MAURICIO MORALES

Del Teatro de la Piedra al Teatro de la Libertad

Fundado por Arna Mer Khamis, una activista israelí en 1987, el Teatro de la Libertad comenzó durante la Primera Intifada como un proyecto para buscar espacios seguros y de socialización para las niñas y niños palestinos que viven bajo la ocupación. 

En la Primera Intifada, también llamada la intifada de la piedra, los chavales palestinos se enfrentaban a las fuerzas blindadas israelíes con piedras. De ahí que su primer nombre: Teatro de la Piedra.

Durante la Segunda Intifada, en 2002, el ejército israelí ataco con tanques el campo y arraso cientos de viviendas, entre ellas el Teatro de la Piedra.

El Teatro de la Libertad se ha erigido como un lugar dentro del campo para que la niñez, la juventud y grupo de mujeres afectadas y traumatizadas por la ocupación y por la violencia puedan sanar a través del arte

Juliano Mer-Khamis, hijo de Arna Mer Khamis, fundaría entonces en el año 2006 el Teatro de la Libertad, que también funcionaría como un centro cultural para la comunidad. Juliano fue asesinado en 2011 en el campo de refugiados de Yenín. Su crimen y el móvil aún no están esclarecidos. 

Desde entonces, el Teatro de la Libertad se ha erigido como un lugar dentro del campo para que la niñez, la juventud y grupo de mujeres afectadas y traumatizadas por la ocupación y por la violencia ejercida contra ellos puedan sanar a través del arte.

También es un espacio donde se incentiva diferentes expresiones artísticas y culturales para preservar la identidad palestina. Como dijo Mustafa en una entrevista antes de ser arrestado “Hacemos resistencia cultural”.

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El Teatro de la Libertad se encuentra en el campo de refugiados de Yenin, en Cisjordania. MAURICIO MORALES

Gestionando en medio de la incertidumbre

“Estamos vivos, por ahora”, saluda Adnan Naghnaghiye, quien ahora está reemplazando a Mustafa en las actividades de gestión de las actividades del Teatro de la Libertad. 

Para Naghnaghiye planificar las actividades del teatro es un reto: “No planeamos mucho porque no sabemos qué puede pasar”. Las cada vez más frecuentes incursiones del ejército israelí sobre el campo de refugiados y que se ha extendido a otras partes de la ciudad paralizan todas las actividades de las personas en el campo. 

Pero para este gestor, el espacio que brinda el Teatro de la Libertad y las actividades que realizan son importantes porque son pocos los espacios que existen o pueden acceder las personas empobrecidas del campo que, además de lidiar con las incursiones israelíes también están enfrentándose con una situación económica y social cada vez más precaria que se está deteriorando con las restricciones de movilidad y de trabajo.

Para Naghnaghiye planear las actividades del teatro es un reto: “No planeamos mucho porque no sabemos qué puede pasar”. Las incursiones del ejército israelí son cada vez más frecuentes

“Nuestro trabajo se centra, casi siempre, en abordar los problemas de la sociedad, por eso somos un teatro social”, afirma Ranin Odeh, coordinadora de programa para la infancia y juventud del Teatro de la Libertad y añade: “Aquí en Palestina vivimos en una continua lucha contra la ocupación. Como una vivencia diaria, algo así como estuviéramos en el medio de un vorágine, en un marea que sube y baja continuamente. No hay lugar para tranquilidad y estabilidad  en nuestro país. No hay libertad, ni seguridad, no hay posibilidad para desarrollar un vida normal, y autentica, sin que te califiquen, o te etiqueten. Vivimos enjaulados, y luchamos por salir”. 

Las incursiones pueden durar horas hasta días, y desde julio de 2023, han escalado en intensidad y frecuencia. Durante las incursiones es usual que el ejército israelí destruya infraestructura con bulldozers, haya ataques aéreos con drones, y se den combates con tropas dentro y en las inmediaciones del campo. 

Ahora que las y los pequeños están de vacaciones, el Teatro de la Libertad organiza un campamento de verano. 

El trauma de la guerra

Malek ha vivido y sobrevivido más violencia condensada, en sus escasos cinco años de existencia, que muchos adultos han visto en su vida. Su cuerpo lo refleja, desde la última incursión en mayo, su madre enseña fotos de una urticaria que comenzó a afectar su piel. Su madre también cuenta como en una incursión un soldado israelí forzó la entrada a la casa y requiso a Malek antes de tomar la casa como una posición militar durante la incursión.

Las ojeras bajo los ojos cansados de una cría que no puede dormir bien por las pesadillas y por la realidad de los sonidos de los blindados israelíes incursionando en el campo de refugiados, los ataques aéreos desde los drones cayendo en las casas del campo, las ráfagas de fusiles de los combates en las calles de lo que es su hogar.

No hay libertad, ni seguridad, no hay posibilidad para desarrollar un vida normal, y autentica, sin que te califiquen, o te etiqueten. Vivimos enjaulados, y luchamos por salir”, dice Ranin Odeh

El teatro se ha vuelto un refugio, al menos en el campo emocional, por lo que representa más que por ser un lugar seguro de las incursiones del ejército israelí, “porque ningún lugar en el campo es seguro cuando hay una incursión”, nos dice Adnan.

Ranin ahora está coordinando un campamento de verano para las niñas y niños tanto del campo de refugiados de Yenín como para niños de otras partes. El campamento se realiza fuera del campo para reducir el riesgo de una incursión militar israelí. 

“Los niños pintan lo que ven, armas, violencia, muerte”, dice Adnan. Desde el teatro proporcionan a los niños y niñas un espacio y unas actividades para tratar de sanar el trauma o al menos tener un espacio para jugar, para ser niños en toda regla. Pero Adnan también es consciente de que las dificultades sociales se suman a las violentas incursiones, la falta de empleo, la precariedad afecta a las familias y, por ende, a los niños. Las lógicas capitalistas y las inequidades en Palestina también se presentan en su sociedad.

¿Como se puede sanar un trauma de una situación que se repite y continua y que se suma a un trauma intergeneracional?

Quizás Ranin desde su profunda convicción en lo que significa el trabajo que hace desde el Teatro de la Libertad lo dice de la mejor manera: “Nosotros en el Teatro de la Libertad intentamos casi siempre sobrepasar la realidad imperante, buscamos conocer mundos nuevos, experimentar novedades, partimos del principio de la evolución, por necesidad, pensamos que el ser humano está en continua evolución, no solo de las circunstancias y de la realidad que le circunda, sino en si mismo también. De esté modo procuramos facilitar a las personas las herramientas que les ayuden en su marcha hacia adelante, para que sea autentico y conforme con su propia naturaleza, conciliarse con su propio yo. Dicho de otros modo la liberación y superación personal”. 

Este material se comparte con autorización de El Salto

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