El plan israelí para Gaza

David Alterman

Foto: Palestinos inspeccionan el lugar de un ataque aéreo israelí contra la casa de la familia Harb, en Rafah, el 12 de diciembre de 2023. Muchos miembros de la familia murieron en el ataque. (Mohammed Zaanoun / Activestills)

“Cuando las palabras ya no son necesarias”. Esto suele decirse cuando los hechos son tan contundentes que no cabe ninguna explicación, cuando es imposible justificar, cuando no hay lugar a interpretaciones diversas.

El genocidio en desarrollo por parte de Israel ya no lo pueden tapar ni los propios israelíes. La inmensa mayoría de los pueblos del mundo (en realidad no se conoce un pueblo que no se solidarice con el pueblo palestino) y casi todos los gobiernos de los cinco continentes (salvo los cómplices), se han pronunciado de mil maneras en contra del genocidio.

Las cifras de muertes, de destrucción, la limpieza étnica y la limpieza territorial no tienen parangón en la historia de la humanidad, por la crueldad y en tan breve tiempo. También es llamativo que no se traduzcan dichas condenas en acciones más concretas: ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales, sanciones económicas, etc. En este caso emblemático, el silencio y la inacción son cómplices, no solo indiferencia.

¿Por qué la Corte Internacional de Justicia no acelera los tiempos para frenar el genocidio, dictaminar y procesar a los responsables?

¿Por qué hay sectores que todavía consideran que las Fuerzas de Ocupación de Israel se defienden de una agresión del “terrorismo” palestino? ¿Por qué hay personas que no toman en cuenta la historia que generó el 7 de octubre? ¿Por qué no se percibe que el “desborde”, la “desproporción” en la respuesta militar, no son tales ni “errores”, porque responden a una política predeterminada?

Acaso, y nos preguntamos ¿generar el hambre en la población y la destrucción del sistema de salud como arma de guerra no es, precisamente, un crimen de guerra? Y si es así, siendo que la legislación internacional lo define con absoluta claridad ¿Por qué se niegan a juzgar a los culpables? ¿Por qué la Corte Internacional de Justicia no acelera los tiempos para frenar el genocidio, dictaminar y procesar a los responsables?

No hay palabras para justificar tanto desatino. Es porque no existe tal desatino. Son decisiones políticas definidas con absoluta claridad. No hay errores. No hay excesos. Lo que estamos presenciando en vivo y en directo es el accionar del sionismo en función de sus objetivos fundacionales y permanentes.

Podríamos sugerir la lectura de varios libros y notas que explican y desarrollan con absoluta claridad la historia del sionismo. Las mal llamadas guerras de Israel, son solo operaciones militares de aniquilación del llamado “enemigo” palestino.

La práctica de agresión se vivió y vive cotidianamente. Primero se tira a matar, esté o no armado, sea mujer u hombre, niño o niña, anciana o anciano. Después se averigua. Y si no era a quién se buscaba o no revestía el peligro que se presumía, no importa, porque el objetivo es limpiar el territorio de palestinos y palestinas. Eso es el fascismo. Perdón, el sionismo. Ah, claro, no hay diferencia.

Pero lo bueno de las palabras, especialmente cuando están volcadas en un texto, es que permiten conocer detalles que no se pueden borrar. Menos, cuando su difusión ya no se puede frenar.

El 13 de octubre de 2023, el Ministerio de Información del Estado de Israel, desarrolló un análisis y una propuesta de acciones militares y políticas en respuesta a la situación creada a partir del 7 de octubre, tan sólo 6 días después. Dicen que tal ministerio carece de autoridad para determinar acciones. Afirman que sus análisis y sugerencias no son vinculantes. Claro que esto lo dijeron cuando se hizo público el documento, alrededor del 28 de octubre, cuando aún no se había llegado al desarrollo actual del genocidio y no era tan notoria la similitud de su contenido con la realidad concreta. Hasta tuvieron la hipocresía de sugerir que ese documento “secreto” se filtró porque Netanyahu quería sopesar el estado de ánimo de la población sobre determinadas medidas a implementar.

No vamos a transcribir el documento porque se puede acceder por internet y leerlo en inglés y en hebreo. Simplemente reproduciremos unos párrafos textuales. Aquí compartimos los enlaces para quienes deseen leerlo completo porque vale la pena hacerlo: El documento completo del Ministerio de Inteligencia: ocupación de Gaza y traslado total a sus residentes (En Scribd, en hebreo) y en inglés Policy paper: Options for a policy regarding Gaza’s civilian population (Traducción no oficial de la Revista +972 al inglés)

En el documento se señalan tres opciones para encarar la solución en Gaza tras los episodios del 7 de octubre: Opción A) Que la población permanezca en Gaza y se importe el gobierno de la Autoridad Palestina (AP). Opción B) Que la población permanezca en Gaza junto con el surgimiento de una autoridad árabe local. Opción C) La evacuación de la población civil de Gaza al Sinaí.

La opción que sugieren, como ya lo habrán imaginado, es la C. Las motivaciones para descartar la A y la B son varias. Por ejemplo, tener que hacerse cargo de la población, que implicaría generar, literalmente “un proceso similar al de desnazificación llevado a cabo en la Alemania nazi y el Japón”. La explicación es que habría que modificar la ideología del pueblo palestino a través de un proceso educativo (esto se explica con más detalle en el documento). No habría posibilidad de que la Autoridad Palestina (AP) se haga cargo del gobierno de Gaza porque  “está desprestigiada”. Tampoco conviene que la AP se haga cargo, porque la división entre la población palestina de Judea y Samaria y Gaza es uno de los principales obstáculos que hoy impiden el establecimiento de un Estado palestino. Un gobierno árabe local no es confiable para Israel. Y otros detalles más.

El sionismo nunca quiso compartir el territorio con el pueblo palestino. Ni en un estado (objetivo permanente y anterior a la partición en la ONU) ni en dos estados. Siempre quisieron el Gran Israel “limpio” de árabes. Por eso ellos llaman al Estado de Israel, Estado Judío (así está en la legislación y en los documentos oficiales).

Pero lo más destacado del documento está desarrollado en el punto C: las acciones militares que se debían llevar a cabo. Coinciden absolutamente con las acciones que se realizaron y aún se realizan. Sin embargo, la enorme y fuerte resistencia palestina les está impidiendo lograr el punto referido a la expulsión de la totalidad de la población gazatí hacia el Sinaí.

No es la intención del pueblo palestino expulsar, mucho menos aniquilar, a los judíos que habitan el territorio. Sólo se pretende la descolonización

Por eso decimos que las palabras, evidentemente, nunca dejan de ser necesarias. En estas explicaciones y detalles se puede ver y analizar el porqué del accionar concreto del sionismo. Si este documento se elaboró en seis días, y tiene una profundidad estratégica que no es explicitada, es porque esa profundidad está ya explicada con mucha antelación, desde antes de la existencia misma del estado israelí. Los objetivos estratégicos (así mencionados en el documento) responden a determinaciones permanentes del sionismo.

¿Podemos decir, ahora, que se terminó la discusión por la contundencia de los hechos y de los documentos? Lamentablemente no será así porque el aparato de propaganda sionista con el apoyo de gran cantidad de medios proimperialistas continúa, y continuará, mientras no se concrete la liberación de Palestina.

La resistencia palestina lo ha expresado en infinidad de documentos y declaraciones: no es la intención del pueblo palestino expulsar, mucho menos aniquilar, a los judíos que habitan el territorio. Sólo se pretende la descolonización, que se establezca un estado único en el que convivan en paz diferentes etnias y religiones. Sólo con la liberación de Palestina de toda colonización, desmantelando la ideología sionista y echando al imperialismo de sus tierras, el pueblo vivirá en paz siendo el único protagonista y determinante de su destino, independientemente de los credos, origen étnico y diferencias políticas.

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