“El periodismo, como la tierra, es de quien lo trabaja”

Isael Rosales Sierra

En el periodismo siempre hay una postura política-ideológica a la hora de abordar cualquier tema o problemática de la vida comunitaria, política, económica, ambiental y sociocultural en un espacio y tiempo determinado, en un territorio que puede ser México. El periodista necesariamente camina en el territorio porque ahí habita la palabra, porque no hay otra forma para representar y para transformar el mundo.

Desde la perspectiva del periodismo de abajo “todos podemos ser periodistas”, pero esta premisa va acompañada de un compromiso social con las luchas, resistencias y procesos organizativos que emergen en las comunidades, organizaciones sociales y colectivas. Es necesario dejar de pintar la realidad desde los dicursos hegemónicos, dejando a un lado la tergiversación de la información y la glorificación del sufrimiento de las personas y, más bien, hay que dignificarlas en un territorio que nos interviene todos los días.

Estas reflexiones se fueron tejiendo en el territorio de la Montaña de Guerrero el pasado sábado 18 y domingo 19 de marzo de 2023, en la “Casa del Jornalero”, ubicado en Tlapa, donde se presentó el Manual de Periodismo de Abajo por parte de Desinformémonos, el Centro Cultural Tikosó y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

Adazahira Chávez Pérez, integrante de Desinformémonos y tallerista del Manual, platicó que el libro fue “el resultado de muchos talleres en distintas zonas con personas de la Montaña, con trabajadoras sexuales de la Ciudad de México, con integrantes de medios libres, con comunidades campesinas”.

La nota informativa es el alma de este Manual de Periodismo de Abajo que no sólo es una provocación para escribir un párrafo, sino también de contribuir en los cambios sociales. Es importante tomar en cuenta la voz, el sentir y el pensamiento de la gente de las comunidades, a partir de las historias de las mujeres del fogón, enfrentando la violencia, sembrando la milpa, resistiendo y enfrentando las adversidades.

Jaime Quintana, fundador de la revista Desinformémonos, explica que “no existe una categoría que hable de un periodismo de abajo en los libros, ni en la academia o en el internet, porque se fue construyendo y adaptando como una idea de hacer otro tipo de periodismo, desde los pueblos, desde las resistencias. Esta idea se fue conformando con mucha intención de generar información que no se ve dentro de los medios convencionales. Hay historias que no salen en ningún lado, que nadie las cuenta; a nadie le interesa porque no es coyuntura, porque ¿a quién le importa lo que pase en la Montaña? Sólo en campañas electorales es cuando dicen que Metlatónoc y Cochoapa el Grande son los pueblos más pobres, desnutridos, marginados y con violencia en México. La apuesta de la nota informativa de abajo es retratar lo que a nadie le importa, lo que están sufriendo las familias indígenas”.

Con la amenaza de las empresas mineras en la Montaña, fueron “los jóvenes quienes tomaron las radios” para informar sobre los peligros y la devastación del territorio, en la lucha que se dio del 2013 al 2019 contra las conseciones mineras más grandes de la región “Corazón de Tinieblas” y “Reducción Norte de Corazón de Tinieblas”. La minería a cielo abierto había llegado con las exploraciones, sin embargo, en asamblea los núcleos agrarios rechazaron la entrada de empresas, donde levantaron una acta que prohíbe que se realicen actividades de exploración y explotación de minerales dentro de sus territorios.

En esta lucha muchos jóvenes, aun cuando no eran periodistas, hicieron suyos los micrófonos y generaban información que tenían que dar a sus comunidades. Las empresas mineras estaban hablando de los beneficios y el desarrollo de la región, mientras que los pueblos estaban hablando de la contaminación, de las enfermedades, del rompimiento del tejido comunitario, del desastre que ocasiona la minería a cielo abierto; los cerros sagrados iban a ser devastados y la morada de los muertos iba a quedar destruida. Las comunidades indígenas con miedo no querían que se repitiera la historia de despojo y de muerte como está pasando en Carrizalillo, en la zona norte de Guerrero. “Este es el periodismo que decimos que se genera desde abajo”.

Jaime Quintana ve que es importante generar una nota informativa que tenga mucha información, pero “en la Montaña hay muchas personas que todavía no saben leer o que no leen. Así que se pensó en los videos, las fotos, podcast como una herramienta necesaria acompañada de la nota, pero siempre hay que poner cuándo, quiénes, cómo, dónde pasó y por qué pasó”.

Las historias de la cotidianidad son las que eligen a las y los narradores. Esta otra mirada del periodismo nos lleva a un viaje mágico de palabras, donde la información despierta conciencias y siembra esperanzas. Somos la tierra, somos los sembradores o sembradoras, somos semillas y cultivamos ideas, pensamientos.

Gloria Muñoz Ramírez, directora y fundadora de la revista Desinformémonos, afirma que “las cosas no andan bien y es un momento en que hay que ponerle la carne al asador, y es cuando hay que juntarse cuatro, cinco, diez esperando el mejor momento. Don Félix Serdán, el jaramillista, nos contaba cómo había empezado la lucha y nos decía: para organizarse nada más hacen falta tres personas, dos que estén hablando y uno que cuide la puerta. Es una historia parecida a lo que nos contaron los zapatistas hace muchos años cuando andaban de casa en casa. Al inicio eran dos y todos los tiraban de locos, pero 30 años después vimos lo que vimos”.

“Las herramientas (la nota informativa) para seguir resistiendo, luchando, hablando, denunciando siguen siendo vigentes [como fueron en la lucha por la libre determinación y la autonomía de los pueblos indígenas de México]. Si nosotros fuéramos médicos querríamos hacer todo desde la medicina tradicional, la partería, y si fuéramos abogados nuestras herramientas para luchar contra las violaciones a los derechos humanos serían las leyes. Pero somos periodistas que luchamos con el párrafo, el video, la nota, es nuestra pasión y le encontramos todo el sentido del mundo. Cuando alguien lee nuestro párrafo tenemos el corazón contento porque lo que queríamos decir y la manera en que queríamos decir las palabras llegó”, señala Gloria Muñoz.

La directora de Desinformémonos anima a la audiencia de la región de la Montaña de Guerrero para “no tener miedo a la escritura. El periodismo, como la tierra, es de quien lo trabaja. Para ser periodistas no es necesario estudiar una carrera, es necesario proponerse, tener información, estructurarla y difundirla. Ahora, si tenemos información, por ejemplo, 20 horas de video o 40 mil fotos en la cámara, pero sin párrafo y sin difundir, eso no es periodismo. Es lo mismo en los casos donde se suben cosas a las redes sociales sin contexto, sin estructura, sin intención; hay un periodista polaco, Ryszard Kapuściński, que cubrió muchas guerras en el mundo, decía que no hay periodismo sin intención, y cuál es la intención, pues cambiar el mundo haciendo un parrafito. El Manual es de periodismo escrito para que nos atrevamos a escribir con estructura, con intención”.

El periodismo de abajo tiene una postura política necesariamente, “no hay periodismo neutral porque cubrimos donde está nuestra postura, si estamos contra las minas, argumentamos nuestra lucha contra las minas”, dice Gloria Muñoz. Otro ejemplo reciente es de un niño de tres años de la comunidad de Calpanapa, municipio de Cochoapa el Grande, murió a medio camino por parasitosis, Ascaris Lumbricoides, cuando lo trasladaban al municipio para darle atención médica, el 21 de marzo de 2023. Desde hace cuatro años la casa de salud está cerrada, no hay enfermeras ni doctores. El niño vivía con los abuelos porque sus padres migraron a los Estados Unidos para darles estudios y una vida mejor a sus cinco hijos. El acceso al derecho a la salud en la región de la Montaña es nula. Es increíble que niñas y niños sigan muriendo por enfermedades curables. Lo inuadito es el fanfarroneo de los gobiernos que presumen los avances en infraestructura y servicios médicos. Es indignante que la clase política en el poder no tenga ojos para las familias indígenas que se encuentran sumidas en la pobreza. Esta noticia no sólo presupone una postura política, sino que a los medios de comunicación convencionales no les llegó o interesó el fallecimiento del niño Na Savi, al menos para explicar el abandono.

Por eso Edith Herrera, originaria de la comunidad Na Savi de Zitlaltepec, enclavada en la región de la Montaña, habla con la palabra vivencial y la memoria de las abuelas. Critica los discursos dominantes que glorifican la pobreza, desprecian a los pueblos originarios y exaltan las ruinas, los cementerios que dejaron los colonizadores. Decribir los huipiles, los huaraches o los pasos desnudos en la tierra folcloriza, y más que en el ser, en el otro que merece dignidad.

El “montón de información sólo hay que sistematizarla y hay que darla a conocer porque necesitamos deconstruir, primero, lo que se ha dicho de los pueblos, el trato de los pobres indios, que a lo mejor hay una parte de marginación, que nos han empobrecido, pero hay otra parte que todavía resiste con la petición de lluvia, los conocimientos de cómo saber recolectar alimentos en los territorios, con la pandemia mucha gente regresó a la medicina tradicional, usando el temazcal y distintas hierbas para curarse del Covid-19”, explica Edith.

El periodismo de abajo, dice Edith, consiste en “colocar nuestras narrativas, nuestra historia, nuestro pensamiento; cómo vivimos, cómo trabajamos, cómo nos relacionamos con la naturaleza, qué es lo que tenemos; qué es lo que resistió, qué sobrevivió, pero también damos posibilidad que gente de otros mundos, de otros continentes, vean la importancia de seguir anclados al territorio y a la sabiduría ancestral”.

Este manual nos quiere ayudar con muchas experiencias, conocimientos y técnicas muy sencillas para poder hacer una nota informativa y retratar la realidad de estas agrestes montañas. Es importante el primer párrafo con contexto para dejar claro a las personas que queremos hacer llegar lo que pasa al día. En muchas ocasiones en medios de comunicación convencionales las notas son a modo. Es el caso de cuando “dicen que cierran carreteras y perjudican a muchos comerciantes. ¿Y por qué cerraron la carretera? ¿Por qué la gente se vio en la necesidad de salir ese día de su casa y exponerse en el cierre de la carretera? No es que las personas que escriben la nota no sepan, pero ellos decidieron resaltar que esas personas que protestan perjudican a todos los demás. [En forma de anécdota] me acuerdo mucho cuando en la normal de Tiripetío, Michoacán, estaban las policías tomando la casa del estudiante, rápido llegamos con los compañeros normalistas, los entrevistamos, información que Carmen Aristegui sacó, pero nos percatamos de que todos los medios estaban diciendo que eran revoltosos, sin embargo, nadie decía la verdad de lo que estaba pasando”, explica Adazahira Chávez.

Esta mirada de hacer periodismo pone atención en lo que está atrás de todo, “por qué están esas comunidades o esas organizaciones protestando, qué los llevó a cerrar esa carretera”. La nota tiene una estructura que permite ordenar la información para que la gente lo pueda leer. “Es cosa de ir viendo las técnicas del Manual y practicarlo porque es como se aprende y se le pierde el miedo, y esa es la manera, como decía Gloria, nos lo merecemos, se lo merecen los pueblos”.

“El periodismo de abajo y nuestra intención es que sea una herramienta de transformación para unas vidas mejores, unas vidas más dignas, unas vidas que sí queramos que se vivan… otros quieren que las cosas sigan como están, para otros es convencer a la gente de que está bien que entren las empresas mineras y se lleven una lanita aunque maten la tierra. Por eso decíamos que la objetividad y la neutralidad no existen, más bien, hay que tomar una postura y hay que ser claros y hacerlo bien. En las discusiones decíamos que la información no es una mercancía, nosotros no decimos que está mal recibir un salario como periodista, sino que está mal tratar la información o a los territorios como mercancías”, afirmó la tallerista.

Es un periodismo que narra desde lo que se está construyendo en los territorios como la medicina ancestral o la denuncia sobre el acceso a la salud, la educación y la alimentación. A pesar de la desesperanza con las noticias de desaparecidos, feminicidios, asesinatos, tenemos que hablar de esperanzas en el horizonte para tejer los hilos del cambio social. En esta línea se circunscribe este Manual que invita a las compañeras y compañeros de los lugares más recónditos para seguir escribiendo uno o dos parráfos; para hacer guiones de radio; para nuestras transmisiones en vivo; a empezar con la primera frase que resume el mensaje de la resistencia, la asamblea, el funcionamiento de los programas de gobierno, la defensa del territorio, el pensamiento de los pueblos indígenas, los movimientos, la represión, el túnel oscuro de la ausencia de miles o las esperanzas de las niñas y niños.

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