Foto: Manal Tamimi. (Selena Pizarro)
Eran las 11 de la mañana cuando apareció desde la calle de arriba, con botas altas, un cigarro en la boca y un hijab azul que —aun resultando excesivamente poético— combinaba con sus ojos. Caminamos un rato hasta que nos dimos cuenta de que en esta ciudad no existen las cafeterías silenciosas. Nos sentamos con un rooibos y un café, no paraba de reír mientras intentaba coordinar sin éxito la grabación y las notas desde el mismo móvil.
Tras cinco meses de genocidio en Gaza y justo antes de que empiece el Ramadán, Manal Tamimi decidió visitar Madrid de nuevo. Aprovechó su fin de semana para acercarse al Paseo de la Castellana, el 2 de marzo, cuando en pleno temporal un grupo de feministas decidieron cortar la calle frente al edificio de la Comisión Europea al grito de “boicot Israel”. Tras enfrentarse cada día desde que nació a tanques, bulldozers, soldados y colonos armados hasta los pies, me pregunté qué pensaría al ver esas dos lecheras y unos cuantos policías españoles intimidando con cascos y porras.
Al día siguiente la activista participó en un evento organizado por BDS Madrid en La Parcería, donde reunió a decenas de personas que se apretaban en sus asientos para que nadie se quedara sin escucharla. Ella misma se sorprendió al ver la sala llena y agradeció a las que allí estaban por permanecer en el lugar correcto de la historia. Su ruta continúa ahora por Málaga y Jaén, donde le esperan varias amigas de otros encuentros atrás.
Manal Tamimi forma parte de la resistencia de las mujeres de Nabi Saleh, un pueblo de menos de 700 habitantes situado en el corazón de Palestina, a 20 km al noroeste de Ramallah. Es miembro del Comité de Coordinación de la Lucha Popular (PSCC), activista y madre. Fue arrestada varias veces y disparada por el ejército israelí. No es una máquina, ni una superheroína, ella resiste porque es su casa y su familia. Nadie olvida la fotografía de su sobrina, Ahed Tamimi, enseñándole los puños a un par de soldados israelíes cuando solo tenía 11 años. Las Tamimi llevan décadas organizándose, movilizándose y enfrentándose a la ocupación y a las políticas de apartheid de Israel.
El 26 de febrero el Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), encabezado por Mohamed Shtayeh, presentó su dimisión. ¿Cómo afecta esto en Cisjordania y en el contexto del genocidio en Gaza?
Al final el gobierno está solo para proporcionar salarios y ayudar a la gente a intentar tener una buena vida, pero estamos bajo ocupación. Así que, en realidad, no tenemos el poder de tomar una decisión correcta para el pueblo palestino. No somos un país con una economía independiente, vivimos de los fondos del extranjero, y cualquier cosa que ocurra en Cisjordania y Gaza, todos esos fondos serán recortados. Israel, Europa, Estados Unidos y los países árabes utilizan este dinero como un castigo para la ANP, por la resistencia de los palestinos. Por ejemplo, desde hace dos años no recibimos un salario completo, sólo el 50 o 60%. Ahora incluso se habla de entre el 20 y el 30%. En Cisjordania apenas pueden cubrir sus necesidades para vivir. Gaza es una situación totalmente diferente.
Israel también está llevando a cabo una escalada de violencia en Cisjordania. Pero tratamos de no mencionar mucho lo que está sucediendo porque queremos centrarnos en Gaza
Gaza ahora mismo es el lugar donde se está ejerciendo la mayor violencia. Pero, ¿cuál es la situación en el resto de Palestina desde el 7 de octubre?
Hay alrededor de 700 nuevos puestos de control, accesos y bloqueos en las entradas de las ciudades palestinas. De mi casa al trabajo antes tardaba unos 20 minutos, ahora son dos horas. La vida se ha vuelto más dura. Israel también está llevando a cabo una escalada de violencia en Cisjordania. Pero tratamos de no mencionar mucho lo que está sucediendo porque queremos centrarnos en Gaza. Por eso hay poca información. Nadie sabe tampoco lo que está pasando en Jerusalén, hay asesinatos diarios. El gobierno israelí, principalmente Ben Gvir [ministro de Seguridad] y Smotrich [ministro de Finanzas], han dado línea verde para que todos los colonos puedan atacar y matar palestinos sin ninguna justificación, les han proporcionado hasta 10.000 armas. Los colonos, protegidos por el ejército, atacan pueblos palestinos, queman casas, mezquitas, coches, atacan físicamente a los palestinos dentro de sus casas. Cuando los palestinos intentan defender a sus hijos o sus casas son arrestados. En Palestina se convirtió en una forma de resistencia hasta la ropa. Un amigo mío de 17 años fue arrestado sólo porque llevaba una sudadera con una sandía.
Después del 7 de octubre, el 90% de los detenidos son arrestados bajo detención administrativa. Esto significa que el prisionero tiene un expediente secreto que nadie puede ver. Ni el abogado, ni la familia
¿Qué está pasando en las prisiones en estos momentos?
No sabemos nada sobre los prisioneros hasta que liberen a uno y cuenta lo que pasa. Han suspendido las visitas a las familias y a los abogados. Han interrumpido los juicios. Después del 7 de octubre, el 90% de los detenidos son arrestados bajo detención administrativa. Esto significa que el prisionero tiene un expediente secreto que nadie puede ver. Ni el abogado, ni la familia, sólo el fiscal general y el juez. Los cargos, la mayoría de las veces, son por tonterías. Por usar las redes sociales, hablar sobre Gaza, Jerusalén o Al-Aqsa. Uno de mis primos fue puesto bajo detención administrativa durante seis meses por publicar en su Facebook un mensaje de perdón a la gente de Gaza por no poder ayudarles.
Tienen una comida al día, la mayoría de las veces, un pequeño trozo de pan con mermelada. Algunos presos me dijeron que encontraron ratas e insectos dentro de la comida. Un amigo mío perdió 35 kilos en tres meses. Desde el 7 de octubre han detenido a unos 7.000 palestinos de Cisjordania y no hay estadística real sobre Gaza, pero se estima que unos 9.000. Los prisioneros viven hacinados en las celdas, tanto que por las noches tienen que hacer turnos para dormir en los colchones. Les permiten ducharse durante dos minutos cada 20 días, en ese tiempo también tienen que lavar su ropa. Todos los prisioneros son torturados en el camino. Algunos son trasladados directamente al hospital de la prisión, que realmente no es un hospital. No dan ningún tratamiento médico. Hace dos días, justo antes de venir aquí, un vecino de 22 años que estaba preso murió porque tenía cáncer y se le negó el tratamiento. Además, por primera vez, desde 1948 están violando a las mujeres en las prisiones.
Nabi Saleh es conocido por las protestas que iniciasteis en 2009 para defender el manantial que los colonos transformaron en un lugar de turismo y decidieron levantar construcciones. Vuestro pueblo ha sido siempre un músculo de la resistencia contra la ocupación israelí. ¿Cómo os organizáis en estos momentos?
No es fácil. En mi pueblo somos todos de la misma familia, la Tamimi. Tenemos un asentamiento cercano que ocupa casi dos tercios de la tierra y dos accesos para entrar en el pueblo que cerraron desde el 7 de octubre. Ahora mismo no podemos salir salvo que tomemos un camino más largo y peligroso. Los colonos han intentado muchas veces atacar el pueblo, no tienen leyes y sí permiso para matar. También el ejército entra dos o tres veces al día. Nuestro deber es proteger Nabi Saleh.
La semana pasada estábamos almorzando en la cocina y de repente oímos el sonido de munición y nos tiramos al suelo. Cuando se fueron contamos 13 balas en las paredes y ventanas de la casa. Por suerte ese día no mataron a nadie. Otras veces durante la noche, mientras dormimos, encontramos gas lacrimógeno dentro o alrededor de la casa. No tienes un lugar seguro ni en tu casa. No hay forma de proteger a tus hijos o a las personas más mayores.
A los israelíes no les importa si eres una mujer, una niña o una anciana. Por el mero hecho de ser palestina eres enemiga.
¿Cuál es el papel de las mujeres de Nabi Saleh en la resistencia?
Las mujeres palestinas son muy conocidas por su participación y su papel dentro de la resistencia armada y en la no violenta. A los israelíes no les importa si eres una mujer, una niña o una anciana. Por el mero hecho de ser palestina eres enemiga. Así que las mujeres se enfrentan a la misma brutalidad tanto del ejército como de los colonos. Igual que los hombres. Para las mujeres de Nabi Saleh no es una elección resistir porque la mayoría somos madres, para nosotras la maternidad es sobre todo protección. En el momento en el que algo sucede, inmediatamente, las mujeres reaccionan para proteger a su familia.
Las mujeres intentamos organizarnos pero es muy difícil. La mayoría de las comunidades, especialmente, las beduinas del valle del Jordán y de las zonas marginales que no están en las ciudades principales, luchan a diario contra los colonos. A veces tratamos de hacer campañas para llevar ropa a los niños en invierno, pero siempre nos quitan todo. Una vez queríamos hacerlo en el valle del Jordán, pero era muy arriesgado y la mayoría de los voluntarios, que eran hombres, tenían miedo. Lo hicimos las mujeres, porque es más fácil para nosotras hacer ese trabajo. Si a mí me meten dos o tres meses en la cárcel, a un hombre le pueden arrestar un año.
¿Han aumentado el número de mujeres en las prisiones desde el 7 de octubre?
En noviembre todas las prisioneras palestinas fueron liberadas por el intercambio entre Israel y los combatientes de Gaza. Pero ahora ya hay más de 70 mujeres en prisión, incluso por publicaciones en las redes sociales. Tener Telegram es un delito, porque hay canales en los que se habla de Gaza y Jenin. Algunas estadísticas hablan de 300 presas en Gaza, aunque no hay nada oficial porque no permiten entrar en la cárcel ni a las organizaciones de derechos humanos, ni a los abogados.
Perdimos la fe en el derecho internacional, en todas las convenciones, en la justicia y en todos los gobiernos. Necesitamos sentirnos seguros y poder proteger a nuestros hijos
¿Qué consideras sobre el hecho de que los gobiernos europeos no han dado ningún paso firme hasta ahora para detener el genocidio?
El 90% de los colonos tienen otra ciudadanía, la mayoría europea. Aún así, lo siento por decir esto, pero no sólo Europa y occidente, también los países árabes e islámicos, el mundo entero forma parte de este crimen apoyando el genocidio y la limpieza étnica. Con esto me refiero a los gobiernos, no a las personas, porque vemos cómo la gente reacciona contra todo lo que ocurre en Gaza. Pero al final, la decisión la toman los gobiernos, no la gente. Estamos contentos por la concienciación y que la gente despertara después del 7 de octubre. Pero sinceramente, en Palestina perdimos la fe en todo. Perdimos la fe en el derecho internacional, en todas las convenciones, en la justicia y en todos los gobiernos. Necesitamos sentirnos seguros y poder proteger a nuestros hijos. 17.000 niños se quedaron huérfanos en Gaza. Más de 10.000 niños perdieron la vida. ¿Qué crimen han cometido? No queremos oír, queremos ver el cambio y no lo hay. Nosotros intentamos normalizar esta vida pero no es fácil. El mensaje que tenemos ahora del mundo es que estamos solos, que si morimos no importa.
A raíz del 7 de octubre en el Estado español más de 300 organizaciones iniciaron una campaña para poner fin al comercio de armas con Israel. Pero el gobierno de España a día de hoy todavía no ha tomado ninguna medida concreta, ni el embargo de armas ni las rupturas de relaciones con Israel.
Son cómplices, es así de fácil. Cualquier decisión tomada contra el alto el fuego y el fin del genocidio te convierte en cómplice y es tan criminal como la ocupación israelí. Tal vez otros creerán que España al menos ayuda un poco. Pero si miramos bien este Estado tiene un acuerdo militar con Israel. Esto participa en nuestra muerte y en la limpieza étnica.
El 8 de marzo es una fecha señalada para los movimientos feministas que en estos momentos están poniendo el foco sobre el genocidio en Gaza. ¿Algún mensaje para las que saldrán a las calles de Madrid este viernes?
Las protestas, las sentadas y las declaraciones son increíbles, pero no ayudan a las mujeres dentro de Palestina. Creo que deberían plantearse dar pasos reales. Lo que están haciendo, a pesar de que es bueno, no es suficiente. Desde el 7 de octubre, en Palestina no hemos vuelto a escuchar a las ONG que trabajan con mujeres ni a los movimientos feministas. Soy madre, activista y mujer palestina. Así es cómo me siento, me decepcionaron.
¿Qué herramientas pueden servir para apoyar desde aquí? ¿La campaña de boicot a Israel es una buena estrategia?
En BDS están haciendo un gran trabajo y estos movimientos de solidaridad pueden ayudar a cambiar en un futuro la situación. Especialmente con las campañas anteriores al 7 de octubre, contra todas las empresas que apoyan al ejército israelí y que están teniendo pérdidas económicas enormes. Es mucho mejor que lo que estamos haciendo dentro de Palestina, eso es porque aquí es más fácil. Pero, desafortunadamente, desde el 7 de octubre, también los palestinos de Cisjordania nos preguntamos cómo podemos apoyar a Gaza y la respuesta es que no lo podemos hacer. Nuestro trabajo y responsabilidad vendrá cuando dejen de bombardear, ahí empezaremos de nuevo. Mientras, nos sentimos solos.
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