El lago Titicaca: paraíso de contrabandistas entre Perú y Bolivia

Scott Mistler-Ferguson

El lago Titicaca, que reposa en lo alto de la cordillera andina entre Perú y Bolivia, tiene diversos significados para muchas personas. El centro del cosmos, la legendaria cuna del imperio Inca y uno de los lagos de agua dulce más grandes del mundo.

Hoy, el lago es un caleidoscopio de diferentes economías criminales, desde el tráfico de narcóticos hasta el de ranas.

Los gobiernos de ambos países han tenido poco éxito en contener los crecientes volúmenes de carga ilegal después de la pandemia de COVID-19. Las autoridades de los dos lados de la frontera se enfrentan a duras condiciones por la dificultad de eliminar la condición histórica del lago como paso de contrabando.

Lo más sorprendente no es tanto la cantidad de mercancía ilegal que pasa de un lado para otro, sino la variedad. Desde combustible, mercurio, vida silvestre capturada ilegalmente, productos agrícolas de contrabando y hasta personas, todas son llevadas ilegalmente por el lago y sus mal vigiladas orillas.

InSight Crime da una mirada a las economías ilícitas claves en el lago Titicaca y las rutas que trazan entre los dos países.

Narcotráfico a orillas del lago

En la población fronteriza de Desaguadero confluyen los cargamentos de cocaína y pasta base de coca para pasar de Perú a Bolivia. En el extremo sur del lago, la población queda dividida hacia la mitad de la frontera por el río Desaguadero.

Una investigación realizada en septiembre de 2022 por el diario boliviano El Deber reveló el papel que juegan decenas de muelles ilegales que rodean el lago en la recepción de drogas y más. Muchos de estos, como el gran muelle de La Carroñera, son utilizados día y noche por los contrabandistas. Muchos de estos están cerca de Desaguadero y están construidos en áreas cubiertas por la planta conocida como la totora, un junco acuático que puede alcanzar alturas de 20 pies y proporcionar una cobertura ideal.

En agosto, por ejemplo, se informó que las autoridades bolivianas decomisaron 27 kilos de cocaína en Desaguadero. Un decomiso similar se dio en julio, y otro en febrero. Aunque la cantidad confiscada sigue siendo baja, la innegable escalada de la frecuencia de alijos de droga en Desaguadero tiene preocupadas a las autoridades.

Muelles ilegales como el de La Carroñera reciben una variedad de contrabando diariamente, pero los cargamentos de cocaína han aumentado desde la pandemia de COVID-19, según comenta Iván Paredes Tamayo, experto en economías ilegales en el lago Titicaca y la región fronteriza aledaña.

Paredes explicó a InSight Crime cómo los contrabandistas amarran la droga a pequeños botes de madera en contenedores herméticos, que permiten el paso sumergido de los paquetes para evitar la detección de los pocos agentes que patrullan el lago.

La coca, producto base para la cocaína, también está en continuo movimiento desde Perú. Muchas veces parte de Sandia, en el departamento de Puno, sobre la ribera oeste del lago. El cultivo ilícito se abre camino por vía fluvial hasta Copacabana y Puerto Acosta en la parte boliviana. De allí, transportadores jóvenes reciben la coca para llevarla a ciudades más grandes, como La Paz, según Público.

El hecho de que la coca peruana se venda por un precio mucho más alto al otro lado de la frontera lleva a que ya sea tradición el flujo oeste-este de las hojas base y del producto elaborado, y Paredes confirmó que la pandemia generó un repunte del uso de estas rutas, pues ambos países tuvieron problemas para disponer efectivos para los controles fronterizos.

Aunque ambos gobiernos han intentado ofensivas de seguridad en el lago Titicaca para detener el flujo de narcóticos, las economías ilícitas del lago tienen un poder de permanencia que les permite resurgir cuando las fuerzas de seguridad salen de la zona.
 

Contrabando de comestibles

Aunque la cocaína, y su base, la coca, muchas veces sale de La Carroñera, fuentes del ejército mencionaron productos agrícolas, como papas y cebollas de contrabando como los principales bienes que salen del muelle, como informó El Deber en septiembre.

Las papas se han convertido en un pilar del contrabando en la zona, según Paredes. “Entran cada día a todas horas. Pueden verse en los mercados de La Paz, Cochabamba, en todos lados”, afirmó.

Paredes atribuye una vez más las diferencias de precio como el factor que incide en el contrabando de papas. Las papas peruanas son mucho más baratas que el tubérculo boliviano, lo cual ha permitido un crecimiento constante del tráfico más allá de las papas. Esta no es una nueva amenaza, ya que Bolivia se queja con frecuencia del riesgo que el contrabando peruano de alimentos representa para su sector agrícola.

En 2022, las fuerzas militares apostadas en Titicaca incautaron una amplia gama de alimentos de contrabando por agua o por carretera, incluyendo papas, fresas, aguacates y más. Un camión incautado en septiembre contenía más de 100 cajas de alimentos de contrabando de Perú, valoradas en más de US$10.000, según un comunicado de prensa del Ejército de Bolivia.

Y es que, según el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), entre enero y marzo de 2022, se incautaron 387 toneladas de alimentos que iban a ingresar a Bolivia de forma ilegal.

Los productos agrícolas de contrabando se dirigen por lo general desde Perú hacia mercados del extremo este, aunque algunos terminan en mercados de contrabando bien establecidos, como Virupaya en Puerto Acosta. En la zona también se ha incautado carne de res y cordero, lo que muestra la variadísima gama de mercancías de contrabando que atraviesa el lago, como dijo a La Razón el viceministro de lucha contra el contrabando.

Histórico contrabando de combustible

En este caso el flujo se revierte. Los contrabandistas locales han usado por años estas rutas para el tráfico de diésel y gasolina de contrabando desde Bolivia a Perú, aprovechando los grandes subsidios sobre los precios de los combustibles en el primer país.

En octubre de 2022, la Marina boliviana decomisó 200 litros de gasolina, junto con una variedad de dos barcos veleros y 10 cabezas de ganado, según información de El Día Digital. Las operaciones ocurrieron en la orilla este del lago, en Bolivia, y señalan la continuación de operaciones de contrabando tradicionales en el lago. En 2014, La Razón documentó la existencia de rutas de contrabando de combustible que salían de La Paz y terminaban en las poblaciones fronterizas de Virupaya, Jankho Jankho y Patacaile.

Cada uno de estos mercados sigue en operación hasta el día de hoy, y se dice que atienden cada miércoles y sábado, con una amplia gama de productos ilícitos. Según El Deber, varias familias “trabajan exclusivamente en el contrabando de combustible, por lo general contenedores de diésel y gas licuado”. Paredes comentó a InSight Crime que la total falta de control en la zona permite que estas pequeñas mafias operen con libertad, tal como lo han hecho por años.

La prevalencia del contrabando de combustible no solo se debe a la falta de control fronterizo, sino nuevamente a un sencillo principio económico. Paredes dijo a InSight Crime que las garrafas de gasolina que salen de Bolivia pueden venderse en tres veces su precio original en Perú, y más en algunos lugares. En Desaguadero, por ejemplo, “una garrafa de gasolina puede costar hasta US$14,42 y aquí [en Bolivia] puedes conseguirla por US$3,17”, señaló Paredes.

Además, el contrabando de combustible permite a otros traficantes evitar el riesgo de lavado de dinero por su alto precio en Perú. Paredes citó ejemplos de trueque en la zona aledaña al lago Titicaca, donde se cambian drogas por combustible de contrabando. Este tráfico no es posible con todos los productos ilícitos que circulan en el lago, pero tanto la cocaína como la gasolina son lo suficientemente costosos para facilitar este intercambio y permiten a las organizaciones criminales evitar los riesgos del lavado de dinero.

El nexo entre la trata de personas y la minería ilegal

Las rutas de trata desde Bolivia no se limitan a la exportación de combustible. Al parecer desde Puerto Acosta, las mafias locales llevan a mujeres y menores de edad bolivianas hasta la frontera con Perú. En el extremo noroeste del lago, la vía Juliaca-Moho ofrece una ruta para los camiones que llevan las víctimas al otro lado de la frontera hacia la población de Juliaca.

Estas mujeres y niñas menores de edad son enviadas, a veces en contra de su voluntad o bajo falsos pretextos, para ser explotadas sexualmente en puntos ilegales de minería de oro como Madre de Dios y Puno en Perú.

Los cruces fronterizos son fáciles para los tratantes de personas por los controles mínimos en la parte boliviana. Según el reporte de El Deber, los vehículos cruzan sin pasar por la Oficina de Migración y en cuestión de 15 minutos ya están en Perú. De este lado, hay más control, pero sigue siendo escaso.

De acuerdo con las cifras de la Defensoría del Pueblo de Bolivia, las denuncias de trata y tráfico de personas en el país se han incrementando en un 8,1% entre 2021 y septiembre de 2022. El mismo comunicado cita cifras de la Policía Boliviana Nacional, que señalan que, del total de personas que caen en estas redes, el 63% son mujeres y de estas, el 43% están entre los 11 y 20 años.

Una nueva investigación del medio de investigación peruano OjoPúblico también ha revelado la magnitud del tráfico de mercurio desde Bolivia a las minas ilegales en Perú. En 2021, el Ministerio de Minas y Metalurgia de Bolivia estimó que el 26,9% de todo el mercurio, o unas 52 toneladas, enviado al Perú, estaba destinado a la extracción ilegal de oro. Una vez más, Desaguadero está en el corazón de este comercio, con los contrabandistas de mercurio utilizando muelles cerca de la ciudad, en el lago, o cruzando hacia Perú a través del río Desaguadero. Las autoridades de Perú dijeron a OjoPúblico que habían encontrado mercurio de contrabando por personas que lo llevaban en mochilas o en maletas.

Ranas y peces bajo amenaza

El lago Titicaca también es la región de la Rana Gigante, una especie que se encuentra en la lista de especies amenazadas y que está protegida por la ley en Perú. Sin embargo, según reportan los medios locales, la rana se usa en todo Perú “para la preparación de caldos, brebajes y extractos debido a que se le atribuyen propiedades medicinales no comprobadas científicamente”, como escribió Inforegión, medio especializado en medio ambiente.

Aunque el tráfico de ranas no parece tener una escala comparable al tráfico de alimentos o narcóticos, sí goza de amplia difusión en todo Perú. Se han reportado decomisos de ranas gigantes del lago Titicaca en Arequipa, Puno, Ate e incluso en vías a abastecer mercados internacionales de mascotas, como detalló Extinción Animal.

En mayo pasado, se confiscó un camión lleno de 1.750 ranas cuando se dirigía a Lima. Embutidos en cajas de madera, los anfibios fueron hallados por funcionarios de aduanas antes de ser entregados al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) para su rehabilitación. El Serfor estima que entre 2012 y 2019, se decomisó un total de 15.000 ranas traficadas ilegalmente, mientras que el Ministerio de Medio Ambiente de Perú confirmó que, en el mismo periodo de tiempo, la rana gigante fue uno de los animales más traficados del país.

Las poblaciones de peces en el lago también han sido presa de la depredación desbordada llegando o acercándose a la extinción, según informó El País. Aunque se aplican vedas de pesca por temporadas, estas son ignoradas por pescadores desesperados por extraer poblaciones de peces cada vez más escasos en un círculo vicioso. El problema se agrava, al parecer, por el hecho de que las restricciones de tamaño implementadas para favorecer los ciclos reproductivos y prevenir la merma de las poblaciones también se han ignorado por años.

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Publicado originalmente en InSight Crime

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