Fue otro caso ocurrido en Boca del Río, hace casi un año, que las puso en alerta. Los colectivos feministas y de mujeres de distintos puntos de Veracruz entendieron que no estaban haciendo lo necesario en Mayo del año pasado, tras el sonado caso de feminicidio de la joven universitaria Columba Campillo, secuestrada mientras hacía ejercicio en su barrio, y aparecida muerta días más tarde.

“Desde el 10 de mayo, cuando empezaron a darse una serie de casos de feminicidio en Veracruz y particularmente el caso de Campillo, en Boca del Río se realizó una marcha enorme en esa ciudad en que la sociedad civil decretó la alerta de género y comenzó a exigir que se active la alerta oficial, según los mecanismos establecidos”

Carolina Ramírez integra la asociación civil veracruzana Aura, también la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos y la Red de Mujeres Feministas de Veracruz, que fue otro de los resultados de la movilización de Mayo.

“La red está conformada por personas de distintos municipios de Veracruz, no sólo del Puerto y Xalapa. Cuando surgió, comenzamos a trabajar en torno a la activación de la alerta de género en el estado, al mismo tiempo que nos integramos a participar en el Encuentro Nacional Feminista»

La otra necesidad que detectaron fue la de tener números que permitieran, de alguna forma, dimensionar la pandemia de violencia y agresiones que sufren las mujeres en ese estado. Para eso, la aliada estratégica fue la Universidad Veracruzana y más específicamente el Centro de Estudios de Género de la misma. El Centro desarrolló un programa de conteo de casos, básicamente a través de recortes y revisión de los que se publicaban en distintos medios de prensa del Estado.

En aquel mayo, la Comisión Nacional para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres (Conavim) le dio 6 meses al gobierno de Veracruz para reducir el número de casos y la forma en que se toma cuerpo la violencia contra las mujeres en el estado. Las acciones mandatadas por la Comisión tienen que ver con garantizar la seguridad en la calle, por ejemplo. Algo que no sucedió.

“No hubo una reacción positiva. Tampoco el estado tiene los recursos para invertir y mejorar la situación. Por eso, las negociaciones por la aplicación de la alerta de género en Veracruz nos hicieron pensar que el gobierno, en realidad, no siente una presión particular porque le hayan mandatado a tomar esas medidas. Nos dimos cuenta que la alerta de género no es suficiente ni funcional para incidir sobre lo que sucede.”

Esa constatación las hizo ligarse a las que andaban desbandadas y acercarse a las que nunca lo habían hecho. Buscar una forma de trabajar de manera más uniforme.

“No es suficiente que estemos conectadas por un grupo de Whatts app y nos comuniquemos por ese medio si para alguna cosa. Ante casos graves, necesitamos una estrategia de comunicación e información inmediata para asuntos que tengan que hacerse visibles en los medios. Estamos construyendo un mecanismo rápido y expedito de difusión de estas denuncias que permita sortear la auto-censura tan grande que se practica en los medios de Veracruz”

Las feministas de Veracruz, con el apoyo de otras organizaciones, como las de familiares de personas desaparecidas, emitieron una carta pública, a raíz del caso de Daphne (véase link) en que pedían a las mujeres agredidas que levantaran la voz si habían sufrido maltratos o abusos sexuales.

¿Cómo repercutió la denuncia pública de este caso en un Veracruz marcado por la violencia?

“Cuando el caso de Daphne se hizo viral, por el tenor del caso y las personas involucradas, pero sobre todo por la valentía que implicó para ella y su familia salir a señalar a estos jóvenes. Ya la banda de “los porkys” era conocida y se rumoreaba de su participación en otros asaltos sexuales. Pero lo más importante es que ha dado la posibilidad a las demás mujeres que han sufrido, que tengan el deseo de sacar a la luz lo que están viviendo, o lo que han vivido.”

Según analiza la consultada, no cree que se trate de un aumento de casos de violencia sexual (se tiene registro en México de 3 millones de casos de violencia sexual en 5 años, un promedio de 600 mil casos por año, 1345 al día. Números que tienen una cifra negra de casos no registrados, que según expertos, habría que multiplicar esos números por 2 para tener una perspectiva más cercana a la realidad) sino que las mujeres se están animando a contarlos (se habla de mujeres porque lo son el 90 por ciento de las víctimas de este delito)

“El hilito empieza a tirarse y a dejarse ver. Y también hay un hartazgo palpable en Veracruz, no sólo con estos casos, sino también y fundamentalmente, con las desapariciones forzadas”

El caso de los 5 jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca y la denuncia pública que sus familias entablaron desde el momento en que supieron de su secuestro en manos de policías estatales, parece haber sido un puntapié para ese ya basta, que sopla, despacito, en tierras jarochas.

Este miércoles 30, varios colectivos de la red organizaron un foro en la Universidad Veracruzana sobre la reforma del artículo 4 de la constitución que, por disposición del gobernador del estado, criminaliza el aborto. Lo primero que les sorprendió, cuenta Carolina, fue que el lugar estaba colmado de gente interesada, lo que para ellas representa un interés que no se veía antes en este tipo de actividades.

“La ciudadanía, pero sobre todo, las mujeres agredidas, están dándose cuenta de que si se quedan en su casa, la situación continúa. No va a solucionarse su situación ni la de nadie. Otra de las conclusiones importantes que sacamos del trabajo conjunto de esa instancia fue que, a pesar de que los frentes de lucha son múltiples, todas las violencias, la sexual, la callejera o la obstétrica, son en realidad una sola y que los casos son manifestaciones concretas y cotidianas de la violación a nuestros derechos humanos que es orquestada desde las instituciones.”

Foto: Cuartoscuro / Marcha en Boca del Río, Verazcruz, por justicia para Daphne, el lunes 28 de marzo de 2016