Foto: Fuga de gas en Nord Stream 2 vista desde un caza de la Fuerza Aérea Danesa. (Forsvaret)
Mientras el foco mediático se centra en la variable socioeconómica y bélica de los supuestos sabotajes en los gasoductos Nord Stream 1 y 2, la realidad es que las emisiones que se derivan de las ruptura de los dos tubos, y que han creado una distópica área burbujeante de casi un kilómetro de diámetro, suponen una importantísima inyección extra de gases de efecto invernadero a una atmósfera que no necesita más presión. Desde las organizaciones ecologistas califican el hecho como un “desastre climático” en toda regla.
El gas natural que está escapando de los Nord Stream es principalmente metano, un gas con un poder de efecto invernadero muy superior al CO2. Según la fuente y la proporción de metano que tenga la mezcla de gas natural —supone entre el 75 y el 95% de este— este gas fósil tiene un potencial entre 24 y 36 veces superior al de calentar la atmósfera que el CO2. Greenpeace eleva la cifra a nada menos que 84 veces si se contempla un periodo de 20 años y su persistencia en la atmósfera.
Si bien las incertidumbres son amplias respecto a cuánto gas ha salido a la superficie, pues no está claro cuánto gas había en las tuberías, en qué condiciones de temperatura y presión estaba, cuánto ha sido absorbido por el agua o cómo son de grandes los agujeros en los gasoductos, ya hay algunas estimaciones de cuántas emisiones podrían liberarse a la atmósfera.
Un portavoz del operador del Nord Stream 2 afirmó el lunes que este contenía 300 millones de metros cúbicos de gas
El vicepresidente de mediciones de la GHGSat, empresa que monitorea las mediciones de metano vía satélite, Jean-François Gauthier, en declaraciones a la agencia Reuters, cifraba en 500 toneladas de metano a la hora el conjunto de las tres fugas en el momento de la rotura, una cifra que habría disminuido con el paso del tiempo debido a los cambios de presión y caudal de los gasoductos.
Por su parte, Zeke Hausfather, científico y autor de Panel Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), habla de una posible fuga de 115.000 toneladas de metano —3,2 millones de toneladas de CO2 equivalente— solo en el Nord Stream 2, cifras que se duplicarían si se contabilizan además las del Nord Stream 1.
Desde Greenpeace alertan que el desastre podía ser mayor: “El gas en las tuberías Nord Stream con fugas podría tener el mismo potencial de destrucción climática de 30 millones de toneladas de dióxido de carbono”, señalan desde la organización, una cifra similar a las emisiones anuales de 20 millones de automóviles en la UE u ocho meses de las emisiones totales en un país como Dinamarca.
En cualquier caso, Stefano Grassi, jefe de gabinete del comisario de Energía de la Unión Europea, ya alertó este martes de que las fugas “corren el riesgo de convertirse en un desastre climático y ecológico”. Un portavoz del operador del Nord Stream 2, el gasoducto que buscaba ampliar el flujo de gas fósil a Alemania vía el Báltico y que no llegó a inaugurarse debido a la Guerra de Ucrania, afirmó el lunes que este contenía 300 millones de metros cúbicos de gas.
Las fugas en los gasoductos y los barcos metaneros que, hoy más que nunca, surcan los mares cargados de gas fósil, no son un problema climático menor. El divulgador científico y fundador de Hope! En pie por el planeta, Javier Peña, recuerda que “el 6% de las emisiones de efecto invernadero globales vienen de pozos petroleros, de carbón, o de gas natural mal sellados”.
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