El desafío chileno

Juan Trujillo Limones*

Especial para Desinformémonos

Fotos: Juan Trujillo Limones

Santiago, Chile. Después de siete días de “estado de excepción” en 15 de 16 regiones del país y con las poderosas movilizaciones populares del 25 de octubre en la capital y una decena de ciudades, el presidente Sebastián Piñera levantó el toque de queda el pasado domingo. En cadena nacional explicó que continuará con su agenda social para realizar reformas, el lunes dio a conocer su nuevo gabinete y el miércoles canceló que Chile será sede de las cumbres Apec y COP 25.

Esta revuelta popular nacional que el viernes llegó a su punto de clímax en Plaza Italia representa ya un poderoso desafío a la clase política que a cuentagotas comenzó a exhibir incluso en cámaras su profunda fractura y además esta semana algunos diputados intentan tramitar en el Congreso, la acusación constitucional contra el ex ministro del Interior Andrés Chadwick y el presidente Sebastián Piñera. Con ello, el jefe del ejecutivo saldría por destitución. Aunque el Congreso tuvo que ser evacuado el sábado en Valparaíso por las protestas aledañas, algunos alcaldes, intendentes, diputados, senadores y ministros se aferrana sus cargos e invierten horas para hablar en la radio y la televisión sobre cómo mejorarían su compromiso social. Mientras, el lunes pasado los comités de atención a la niñez marchó en Plaza Italia y por la tarde, unos 4 mil manifestantes intentaron tomar el Palacio de la Moneda donde se presentaron fuertes enfrentamientos con disparos desproporcionados de gas lacrimógeno entre carabineros y grupos radicalizados. Como batalla campal, se provocó un incendio en el Metro Santa Lucía, el destrozo de las ventanas de la iglesia de San Francisco y la destrucción de infraestructura pública.

La prensa no puede más reconfigurar las demandas de renuncia del presidente, la Asamblea Constituyente y la Nueva Constitución para minimizarlas entorno a las reformas sociales y el retorno a la “normalidad”. Mientras tanto, son 20 lasvíctimas fatales reconocidas por el gobierno, el último caído en un supermercado de Maipú, además de la gente que sufrió golpes, abusos y torturas están en el limbo de la justicia. Apenas se asoma la discusión sobre a la imposición del estado de excepción y la militarización de la vida social. La movilización desde el lunes es incesante: Valparaíso, Coquimbo, Talca, Villa Alemana, Quillota e Iquique con cientos y miles de manifestantes pacíficos. Y como irrupción milenaria, el martes al menos 6 mil indígenas mapuche marcharon con música y bailes tradicionales en Temuco.

La gente siente que la revuelta todavía no ha logrado nada y los cambios sociales nos insuficientes. Tajantemente son “migajas” y no necesitan “disculpas” de políticos dicen en pancartas callejeras para sostener el estado permanente de rebelión popular. Y es que la rabia de algunos jóvenes se radicalizó este lunes y martes en los saqueos de los supermercados de Santiago y Valparaíso. Los bomberos, algunos visiblemente exhaustos, siguen sonando sus sirenas, luces, aguas. ¿Qué sucede con los golpeados, violadas, vejados y torturados?

La semana pasada, viviamos en “estado de sitio”, donde 28 mil militares se encargaban de regular la vida social en las calles de las ciudades. Hoy el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile está herido, sobrepasado y la comisión de derechos de la ONU interviene tarde. Al menos se ha confirmado las querellas de 20 casos de niños lesionados según la Defensoría de la Niñez, uno de ellos de Pamela Jiles quien denunció que una niña de 12 años recibió un impacto de un balín de goma por la espalda.

La jefa del laboratorio del Servicio Médico Legal, Aleida Kulikoff, fue removida de su cargo en un contexto donde los cuerpos de algunos muertos calcinados en supermercados, según testimonios, también aparecen con herida de proyectil letal.Según el INDH hasta el martes 29 de octubre, había 997 heridos por armas de fuego y 3 mil 712 detenidos y 1233 heridos en hospitales. Ese mismo día, Jorge Ortiz funcionario de ese organismo recibió a mansalva siete disparos de balín en el cuerpo mientras observaba la manifestación en la avenida Alameda cercana a Plaza Italia. Hay videograbaciones de carabineros consumiendo cocaína. Como historia dantesca, el abuso de la policía carabinera se confirmó en la comuna de Peñalolén donde detuvieron a tres adultos y un adolescente que iban a la casa de su abuela, todos fueron arrestados el lunes durante el toque de queda, llevados a la 23ª comisaría donde en esa infernal madrugada fueron “maniatados a una estructura metálica de la antena, dejándolos colgados de las esposas en posición de crucifixión”. En esa misma comuna “en la 43 comisaría, “dos defensores de derechos humanos recibieron agresiones físicas y verbales”. Era como si la vieja dictadura hubiera regresado por seis días con sus noches: los helicópteros con vuelos bajos se coordinaban con carabineros y militares para dejar en claro quien manda en la capital. Así, entre el 19 y el 22 de octubre, según fuentes de familias han hecho llegar querellas a la Defensoría Jurídica de la Universidad de Chile (DJUC) y la Coordinadora Ni Una Menos y Feministas Autónomas sostienenla denuncia de 13 posibles mujeres desaparecidas. Además la DJUC recibió la queja de 6 impactos de gas lacrimógeno, 60 por balas de goma en cabeza y rostro, 15 por golpes y golpes a embarazadas.

Durante el toque queda la gente no se sometía y desafía sin miedo y con ruido en ventanas y barricadas en la calle. Se trata de una sorprendente cultura urbana y heredada de la resistencia a la policía militar carabinera. El viernes incluso, en Valparaíso los pacos golpearon a manifestantes y paradojicamente el Congreso fue evacuado.

Aunque Piñera se esconde detrás de un nuevo gabinete y no sólo no entendió que la gente le dijo “adiós” y además está desafiando a políticos y empresarios a que se convoque a un plebiscito para formar una nueva Constitución política fundada por una Asamblea Constituyente.

El viernes 25 de octubre, a través de las pancartas y mensajes, la gente hizo hablar al espíritu de la protesta: la avalancha de jóvenes que colmó de sonrisas, músicas, bailes, gritos y cantos la Plaza Italia reforzó el corazón de esta revuelta popular: “¡Estábamos defendiendo a la población (barrio popular) La Pintana, defendiendo a la familia!” explicó un fanático del Colo Colo cuando el que esto escribe llegó y conversó a los pies de la estatua del general Baquedano a caballo en Plaza Italia. Ahí mismo, la bandera, música y el tambor kultrún mapuche se conectó con esos en Temuco con 6 mil personas y los indígenas aymara por un país plurinacional en baile de Iquique. El tiempo del represor estalló con la alegría que salía de los trombones, trompetas y bombos para hacerse sagrado. Parecía que Chile era reventado por gente hermosa bailando mientras se escuchaba que había 10 mil en el fin del mundo austral de Punta Arenas, Puerto Mont con 13 mil, Valdivia con 40 mil, Curicó y Concepción con miles y Valparaíso y sus pescadores con miles más. Desde las entrañas, la rebelión nacional explotó y en seguida dispararon el gas lacrimógeno; como batalla campal comenzaron a dispersar a ese millón y medio de locos. “Aquí no mandan ustedes” habló derrotado el cañón en su brutal detonación de gas mientras se comenzaba a quebrar el toque de queda para el sábado ¿para siempre? Replegados los sucios de ojos llorosos y gargantas envenenadas, bailaron, cantaron y brincaron en su romance de amor hasta caer la noche. Levantaron con dignidad las banderas mapuche y chilena sobre el general y su caballo. Quemaron el metro Baquedano y preguntaron: ¿por qué nos torturan? Y es que esta revuelta popular de las cacerolas no le va a pedir permiso a ninguna vieja autoridad para convertirse en rebelión: reunirse, escucharse, deliberar y mucho menos que la metan en una jaula jurídica sobre lo que necesitan para levantar el derecho de vivir en paz. El domingo, se incrementó lo que había comenzado el jueves y que pone en jaque a todos los gobiernos: la instalación de cabildos y asambleas populares. La Plaza Ñuñoa se articuló ya con casi 800 personas y vendrán otras poblaciones y comunas que condensarán las demandas, propuestas, deseos, anhelos y sueños de millones de chilenos e indígenas que en su desafío por destrozar con rebeldía la jaula, le entregan al mundo la más hermosa lección de amor de cómo vivir en paz.

Antropólogo y periodista independiente

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