El camino de Marichuy

El Salto

La aspirante indígena a la presidencia de México en 2018 María de Jesús Patricio Martínez, ‘Marichuy’. Foto: Adrián Martínez
Por: Eleuterio Gabón
Recogemos el testimonio de varios activistas durante el proceso de creación de la candidatura de una mujer indígena para las próximas elecciones mexicanas. Hablamos con Rosa Serna, Javier Sánchez Gil, Carlos Soledad y Remedios Justix, desde el surgimiento de la propuesta por parte del EZLN al Congreso Nacional Indígena al posterior recorrido realizado por Marichuy, la vocera elegida.

EL CONTEXTO: ¿DESDE DÓNDE HABLAN USTEDES?

El capitalismo nació con la acumulación de riqueza que hizo posible la revolución industrial. Esta inmensa riqueza pudo acumularse gracias al expolio, la esclavitud y el asesinato en las llamadas colonias de América Latina. Esta historia es bien conocida por los pueblos indígenas, también nombrados como pueblos originarios, que llevan a sus espaladas una memoria de resistencia contra el racismo, el patriarcado y el capital desde hace más de 500 años.En México viven alrededor de 11 millones de indígenas en distintas comunidades y zonas urbanas a lo largo de todo el país. La aplicación de los tratados de libre comercio ha provocado que el neocolonialismo y el neocapitalismo estén expoliando sus territorios y asesinando en sus comunidades con total impunidad. Para la lógica neoliberal si no produces nada ni consumes nada, no hay lugar para ti en este nuevo orden que se trata de imponer.

Chiapas, al sudeste del país, o abajo y a la izquierda como les gusta decir a los zapatistas, es uno de los Estados mexicanos con mayor población indígena y, consiguientemente, un lugar que sufre los avances de la ola neoliberal. Existe allí una comunidad zapatista llamada La Realidad. Desde allí surgen algunas de las voces de los indígenas mexicanos que denuncian su situación e interpelan al mundo y a todo aquel que quiera escucharlos… “Nosotros hablamos desde La Realidad, ¿desde dónde hablan ustedes …?”.

LA PROPUESTA: A VECES ES NECESARIO MOVERSE

La pregunta, en boca del subcomandante Galeano, la recoge Rosa Serna, activista mexicana afincada en San Cristóbal de las Casas: “Ilustra de una manera simbólica desde dónde hablan los pueblos indígenas y, al tiempo, invita a plantearse a toda la solidaridad internacional cuál es su contexto y su realidad”. Serna es adherente de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y, como tal, estuvo presente durante el V Congreso Nacional Indígena que tuvo lugar en el CIDECI, Universidad de la Tierra, en Chiapas, en octubre de 2016.Allí el zapatismo lanzó su propuesta al Congreso Nacional Indígena (CNI). Una propuesta controvertida para unos, ilusionante para otros, indiferente para nadie. Consistía en una invitación a los pueblos indígenas del país a que pasaran a la ofensiva, tomaran la iniciativa, se organizaran y movilizaran. “Que, ante la guerra de baja intensidad que sufren, dejaran de reunirse solo para compartir y denunciar sus sufrimientos, que dieran un paso al frente y pasaran a la acción”.

Para ello se propuso irrumpir con fuerza en la gran fiesta de los poderosos, esa en la que cada seis años el país se paraliza para ver cómo disputan y se pavonean los candidatos a la Presidencia de México. Se propuso, en definitiva, que el CNI presentara una candidata mujer, indígena y pobre a las elecciones presidenciales de un país donde gobiernan el patriarcado, el racismo y el capital.

La propuesta causó revuelo, desconcertó a muchos, surgieron voces críticas y también las habituales malintencionadas: ya se vendieron los zapatistas…, ahí siguen manipulando a los indígenas…, y decían que renunciaban a la toma del poder… “En primer lugar la candidata no es zapatista, sino del CNI. En segundo lugar, los zapatistas son indígenas en una amplísima mayoría, aunque su vocero más mediático, el sub Galeano, sea mestizo”. Quien habla es Javier Sánchez, miembro de CGT y perteneciente a la rama de solidaridad internacional de este sindicato. También anduvo en Chiapas aquellos días: “Tampoco es cierto que se haya propuesto una toma de poder. Que una mujer indígena alcance la Presidencia en México, más que improbable, es un hecho imposible. Pero el que pueda aparecer en la carrera presidencial es un desafío irrenunciable”.

Lo que se pretende con esta propuesta es aparecer en primera plana, que se escuchen las voces de los que nunca se escucha, de los que no tienen ni tiempo ni espacio en los grandes medios, ni en la actualidad del país. Mostrar esa realidad que se oculta, la de los pueblos indígenas; una realidad que corre en paralelo a la del supuesto desarrollo económico mexicano.

Sánchez, que, como la gran mayoría de las personas solidarias con el movimiento indígena, apoya la propuesta, respalda su punto de vista con una metáfora zapatista: “A veces es necesario moverse. Uno no puede quedarse quieto aunque no tenga claro a dónde ir. Entonces se elige un camino y se sigue. Si al final se encuentra con un muro, ya aprendió que el camino escogido no lleva a ninguna parte. Además de aprender también, todo lo vivido mientras lo caminaba”.

EL PROCESO: UNA VOZ COLECTIVA

Tiempo después, tras consultar con sus pueblos y con sus bases, el CNI aceptó la propuesta. En mayo de 2017 se conforma el Concejo Indígena de Gobierno (CIG), una estructura de gobierno compuesta por indígenas para participar en esta carrera electoral. Se escoge también a María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, como su vocera, una mujer indígena nahua, originaria de Jalisco y médica tradicional de oficio. “Marichuy es la vocera del Concejo Indígena de Gobierno, es decir, la que habla por las otras voces, la voz colectiva que hablará por todos, que dirá lo que todos hayan hablado, hayan propuesto, hayan acordado”. Esto nos explica Remedios Justix, también activista mexicana, que colabora en la recogida de firmas en el extranjero para hacer posible que Marichuy pueda llegar a ser candidata presidencial.

Esta es la invitación que nos llega: juntarse, organizarse, crear autonomía para enfrentar la gran ola neoliberal que se avecina en todo el planeta

“En las próximas elecciones la ley permite, por primera vez en nuestro país, que candidaturas independientes sin pertenencia a partido político puedan participar en la carrera electoral. Esto ha posibilitado utilizar esa vía para que Marichuy, como vocera del CIG, opte a ser candidata a la presidencia”. Sin embargo, la ley electoral cambió el modo en que se deben registra las 800.000 firmas necesarias para poder ser candidata/o. Ya no se podrán reunir firmas hechas a mano. “Ahora tendrán que registrarse de manera electrónica por medio de un teléfono móvil, a través de una nueva aplicación que no está al alcance de cualquier modelo al uso”. Son las nuevas reglas, la estrategia de la brecha tecnológica que deja fuera de juego a miles de personas, sobre todo a los más pobres. Este ha sido, sin duda, uno de los mayores golpes a la campaña de la vocera Marichuy.

En su camino, la vocera ha recorrido el país recogiendo las denuncias y escuchando las palabras de aquellos a quienes no se escucha. También ha lanzado su discurso con expresión sencilla pero contundente. “No vamos a delegar nuestras voluntades en partidos políticos, pretendemos organizarnos nosotras mismas. Para ello pretendemos hablar claro y que se entienda nuestra propuesta: nuestra intención es invertir los roles de poder: que el pueblo mande y el gobierno obedezca. No queremos llegar allá arriba, sino fortalecer acá abajo”.

Carlos Soledad, activista mexicano afincado desde hace años en Valencia y que también participa en la campaña por la recogida de firmas para Marichuy, hace su valoración sobre lo que ha significado el recorrido del CIG y de su vocera durante estos meses. “Ha servido para evidenciar la enorme distancia económica, social, política, incluso digital, que hay entre los pueblos indígenas y el México imaginario, aquel que vive mirando hacia arriba y que sueña con avanzar en el proyecto de progreso occidental. A contracorriente de la cultura política de los candidatos de los partidos políticos tradicionales, la propuesta del CIG apunta a la organización desde abajo y a la izquierda. Para ello tratan de poner en práctica los siete principios del mandar obedeciendo zapatista: obedecer y no mandar, representar y no suplantar, servir y no servirse, convencer y no vencer, bajar y no subir, proponer y no imponer, construir y no destruir”.

LA INVITACIÓN: JÚNTENSE, ORGANÍCENSE

Durante un encuentro virtual en el que participan colectivos de más de veinte ciudades en todo el mundo (Quito, Río de Janeiro, Barcelona, Lyon, Sao Paulo, Nueva York, La Haya, Cali, Budapest, Zaragoza, Dortmund, Marsella, Bruselas, Montreal, Santiago de Chile, Sevilla, Dusseldorf, Michigan, Valencia, Londres…), escuchamos en directo las voces de Marichuy y de los compañeros del CIG. “Nuestra situación siempre fue difícil. Ya mi madre y mi abuela nos decían: como se descuiden, ustedes tendrán que pagar por el agua, por el aire. Eran mujeres sencillas pero de alguna manera ya intuían lo que estaba por llegar”.Será difícil alcanzar las firmas necesarias para mediados de febrero, cuando finaliza el plazo. No hay desánimo: “Este ha sido un primer paso, hemos hecho un recorrido que dará sus frutos, hemos hecho equipo durante este proceso. Esta propuesta nos servirá para lo que venga después. Los tiempos de los pueblos no son los tiempos de los de arriba, nuestro proceso organizativo continúa. A todos ustedes les invitamos a que se junten y se organicen en sus territorios”.

Esta es la invitación que nos llega: juntarse, organizarse, crear autonomía para enfrentar la gran ola neoliberal que se avecina en todo el planeta. Este es el mensaje de los que quedan fuera del proyecto moderno, del llamado progreso, a quienes se les persigue, roba, mata. Los supuestamente atrasados, los que no saben; son estos pueblos los que van por delante en la lucha contra el capital. Rosa: “Ellos tienen otras visiones, otros lenguajes, otros tiempos y otras herramientas diferentes a las que usamos quienes estamos impregnados de la cultura de la opresión en la que hemos crecido. Por eso es importante escucharlos. Los excluidos del sistema son, precisamente por su condición, quienes tienen los conocimientos para combatirlo y para cambiarlo todo”.

 

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