Foto: Cuartoscuro
Hace muchos años, en un laboratorio mal intencionado nació el monstruo líquido de la industria refresquera que empezó a fabricar, embotellar y vender su agua negra, junto con otras bebidas endulzadas, de colores y sabores extravagantes, por el mundo.
Arribó a México con su beso letal prometiendo felicidad, amor y aventura en publicidad infinita que inundó los rincones de la ciudad y el campo. Todos convertidos en Coca-cohólicos tomaron el trago oscuro de una dulce sentencia de caries dental, sobrepeso, obesidad, disfunción metabólica, diabetes y enfermedades del corazón. Perdieron dientes, vista, piernas, riñones y murieron con el alma azucarada. Pero la culpa no fue del Dia-Beto que devoró sus dulces mentiras, sino de la avarcia de la maquinaria de las refresqueras.
En medio de la explotación de la sed y el derrame del dulce veneno, emergieron sirenas y jóvenes músicos con deliciosas melodías inundadas con palabras de verdad para decirnos que hay que bajarle al consumo del refresco y bebidas azucaradas para refrescar la conciencia, destapar el juicio y recordarnos que cuando la sed se va acercando: piensa en tí… y tómate un vaso con agua.
Publicado originalmente en Destapa la Verdad