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Día de la Tierra Palestina 2018: Celebrar la resistencia e intensificar el BDS

Nodo50

Un olivo y una placa con un poema:

de  Rafeef Ziadah

“Mi madre nació bajo un olivo

en la tierra que dicen que ya no es mía.

Pero cruzaré sus barreras,

sus locos muros del apartheid,

y volveré a mi hogar”

El 30 de marzo, las gentes palestinas conmemoran el Día de la Tierra, en recuerdo de un día de 1976 cuando las fuerzas militares israelíes dispararon y mataron a seis jóvenes ciudadanos palestinos de Israel, que  se encontraban entre miles protestaban contra la expropiación del gobierno israelí de tierras palestinas. Hoy  se sigue  celebrando la resistencia palestina a la continua expropiación de la tierra de Israel, la colonización, la ocupación y el apartheid.

Los acontecimientos del Día de la Tierra ocurrieron cuando las autoridades israelíes confiscaron tierras de aldeas palestinas en el centro de Galilea para construir más asentamientos sionistas dentro del marco de la política de judaización de Palestina y vaciarla de sus habitantes árabes. Casi 900 mil palestinos fueron expulsados y obligados a vivir en el destierro, donde aún sufren injusticia, privación y la diáspora.

Los acontecimientos del día 30 de marzo de 1976, que se convirtieron en un día nacional, culminaron una etapa de un amplio movimiento de masas popular que fue intensificada en los 9 meses que antecedieron ese día.

En aquel 30 de marzo hubo una huelga general,  y las fuerzas sionistas asesinaron a  6 palestinos, hirieron a 49  y 300 fueron detenidos.

42 años después Israel continúa su expropiación y colonización de tierras palestinas. Israel sigue expandiendo sus asentamientos ilegales en territorio palestino ocupado.

El Día de la Tierra es otro momento para explicar y defender la herramienta del BDS, boicot, desinversión y sanciones contra Israel, en particular las campañas dirigidas al Fondo Nacional Judío, los agronegocios y empresas israelíes que operan en asentamientos ilegales, todos los cuales desempeñan un papel vital en el robo continuado de las tierras palestinas.

En los últimos años una cantidad cada vez mayor de personas en todo el mundo ha empezado a adoptar y desarrollar un análisis de Israel como un régimen de apartheid,  y en solidaridad con los derechos del pueblo palestino el BDS se basa en el modelo de la campaña que contribuyó a poner fin al Apartheid sudafricano.

¡Apoya la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra el Estado de Israel (BDS)

¡No a la ocupación del territorio palestino!

¡Por el fin de las colonias!

¡Por el derecho al retorno de todos y todas las refugiadas palestinas!

Libertad para Ahed Tamimi prisionera en cárceles militares ilegales, y toda su familia.

La historia del olivo es muy lejana y tiene para los amantes de este fruto un encanto  mitológico y algo mágico.

Los olivos son venerables árboles antiguos; han escuchado muchos juramentos y han sido testigos de numerosos secretos en sus largas vidas, han dado sus frutos a millones de personas en todo el mundo.

El aceite de oliva protagonista en la gastronomía mundial también es conocido por sus beneficios en la medicina, en la elaboración de perfumes, en tratamientos de belleza, algunos le adjudican efectos afrodisíacos.

En el caso de Palestina es difícil imaginar una sola casa que no tenga algún árbol de olivo,  dan una imagen hermosa y de tranquilidad. El Olivo es el árbol nacional del pueblo palestino y su cultivo trae consigo una tradición milenaria, razón por la cual se ha convertido en una víctima frecuente de las retroexcavadoras israelíes que han arrancado cientos de miles del árbol de la oliva. El ataque sistemático del Ejército israelí a los árboles palestinos empezó en 1967 con la ocupación israelí del territorio palestino y resultó en el desarraigo de más de un millón de árboles hasta el año 1999. Desde el principio de la  Intifada en el año 2000, sobre todo desde el momento en el que el Ejercito israelí empezó el Muro ilegal de Segregación, más de 1.6 millones árboles han sido desenterrados”, según se sostiene en  un estudio del Applied Reaserch Institute de Jerusalén. Un verdadero ecocidio.

Mientras haya aceitunas, las campesinas de Palestina serán invencibles, y por eso sus adversarios descargan su odio contra los árboles.

Los palestinos no se imaginan a sí mismos sin la tierra y su especial modo de vida. Si se destruye, la humanidad perderá sus raíces y se estrellará sobre las rocas de la historia.

Cuenta Rafeef Ziadah, poetisa palestina: «Escribí este poema mientras realizábamos una acción directa en mi facultad. (…) Me dije: seré únicamente palestina, no me comportaré como colona o soldado. Así que estaba sentada en el suelo y este hombre vino y me dio una patada en el estómago y me dijo: «Te mereces ser violada antes de que tengas hijos terroristas». En ese momento no dije nada, pero después escribí este poema, dedicado a este joven caballero:

Déjenme hablar mi lengua árabe/ antes de que también sea ocupada.

Déjenme hablar mi lengua materna/antes de que también colonicen su memoria.

Yo soy una mujer árabe de color/ y nosotras venimos en todas

las tonalidades de la ira.

Lo único que mi abuelo siempre quiso hacer/ era levantarse al amanecer,

mirar a mi abuela Nily rezar en un pueblo/ escondido entre Jaffa y Haifa.

Mi madre nació bajo un olivo/ en la tierra que dicen que ya no es mía.

Pero cruzaré sus barreras,/ sus locos muros del apartheid,

y volveré a mi hogar.

Yo soy una mujer árabe de color/ y nosotras venimos en todas

las tonalidades de la ira.

¿Escucharon a mi hermana gritando ayer,/ cuando daba a luz en un control militar,

con los soldados israelíes/ buscando entre sus piernas

la próxima amenaza demográfica?

A su hija la llamó Jenin.

¿Y escucharon a alguien gritar tras las rejas/ mientras la gaseaban?

Estamos volviendo a Palestina.

Yo soy una mujer árabe de color/ y nosotras venimos en todas

las tonalidades de la ira.

¿Me dices que esta mujer que hay dentro de mí/ sólo te traerá tu próximo terrorista?

Barbudo, armado, pañuelo en la cabeza, negro.

¿Me dices que yo envío mis hijos a morir?/ Pero esos son tus helicópteros, tus F-16…/ ¡En nuestro cielo!

Y hablemos un poco sobre este/ negocio del terrorismo:

¿No fue la CIA la que mató a Allende,/ y a Lumumba?

¿Y quién entrenó a Osama en Afganistán?

Mis abuelos no vestían como payasos/ con capas blancas y gorros puntiagudos/ para linchar a personas negras.

Yo soy una mujer árabe de color/ y nosotras venimos en todas

las tonalidades de la ira.

¿Preguntas qué hace esta mujer oscura/ gritando en la manifestación?

Disculpa, ¿no debería gritar?/ ¿Olvidé ser cada uno de tus sueños orientales?

El genio de la botella,/ la bailarina del vientre,/ la chica del harén,/ la voz suave,/ mujer árabe,/ sí amo,/ no amo,/ gracias por los sandwiches de manteca de maní/ que nos lanzan desde los F-16, amo.

Sí, mis libertadores están aquí/ para matar a mis hijos,/ a los que luego llamarán»daños colaterales».

Yo soy una mujer árabe de color/ y nosotras venimos en todas

las tonalidades de la ira.

Así que déjame decirte/ que esta mujer que habita dentro de mí

sólo te traerá tu próximo rebelde./ Ella llevará una piedra en una mano/ y la bandera palestina en la otra.

Yo soy una mujer árabe de color./ Ten cuidado,/ ten cuidado.

Mi ira.

Pasajeros entre palabras fugaces: /Cargad con vuestros nombres y marchaos,

Quitad vuestras horas de nuestro tiempo y marchaos,/Tomad lo que queráis del azul del mar

Y de la arena del recuerdo,

Tomad todas las fotos que queráis para saber/ Lo que nunca sabréis:

Cómo las piedras de nuestra tierra/ Construyen el techo del cielo.

Pasajeros entre palabras fugaces:

Vosotros tenéis espadas, nosotros sangre,/ Vosotros tenéis acero y fuego, nosotros carne,

Vosotros tenéis otro tanque, nosotros piedras,/ Vosotros tenéis gases lacrimógenos, nosotros lluvia,

Pero el cielo y el aire/ Son los mismos para todos.

Tomad una porción de nuestra sangre y marchaos,/Entrada la fiesta, cenad y bailad…

Luego marchaos

Para que nosotros cuidemos las rosas de los mártires/ Y vivamos como queramos.

pasajeros entre palabras fugaces:

Como polvo amargo, pasad por donde queráis, pero/ No paséis entre nosotros cual insectos voladores

Porque hemos recogido la cosecha de nuestra tierra./Tenemos trigo que sembramos y regamos con el rocío de nuestros cuerpos

Y tenemos, aquí, lo que no os gusta:/ Piedras y pudor.

Llevad el pasado, si queréis, al mercado de antigüedades/ Y devolved el esqueleto a la abubilla

En un plato de porcelana./ Tenemos lo que no os gusta: el futuro

Y lo que sembramos en nuestra tierra.

Pasajeros entre palabras fugaces:

Amontonad vuestras fantasías en una fosa abandonada y marchaos,/ Devolved las manecillas del tiempo a la ley del becerro de oro

O al horario musical del revólver/ Porque aquí tenemos lo que no os gusta. Marchaos.

Y tenemos lo que no os pertenece: Una patria y un pueblo desangrándose,/ Un país útil para el olvido y para el recuerdo.

Pasajeros entre palabras fugaces:

Es hora de que os marchéis./ Asentaos donde queráis, pero no entre nosotros.

Es hora de que os marchéis/ A morir donde queráis, pero no entre nosotros

Porque tenemos trabajo en nuestra tierra/ Y aquí tenemos el pasado,

La voz inicial de la vida,/ Y tenemos el presente y el futuro,

Aquí tenemos esta vida y la otra./ Marchaos de nuestra tierra,

De nuestro suelo, de nuestro mar,/ De nuestro trigo, de nuestra sal, de nuestras heridas,

De todo… marchaos/ De los recuerdos de la memoria,

Pasajeros entre palabras fugaces.

Fuente: Nodo50

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