Foto: El trabajo interno lo realizan principalmente mujeres, muchas de ellas migradas. (Álvaro Minguito)
Este jueves, 30 de marzo, se celebra el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar en conmemoración al primer congreso de trabajadoras del hogar que se celebró en Bogotá en 1988. Un día para reivindicar la dignidad en las condiciones laborales de estas trabajadoras en un contexto en el que, como señalaba en 2022 la activista por los derechos de las trabajadoras del hogar, Myrtle Witbooi, “las trabajadoras del hogar son la columna vertebral de la economía global y el trabajo doméstico contribuye entre el 20 y el 60 por ciento del PIB de cualquier país aunque se omita sea cálculo”. “Es un trabajo masivo, y la lucha de las trabajadoras del hogar en torno a su reconocimiento es ese guijarro que crea un círculo de impacto cada vez más amplio y que no deja a nadie atrás, ya que desafía la devaluación del trabajo feminizado y racializado”, añadía Witbooi.
A pesar de las décadas del movimiento por los derechos de estas trabajadoras, en la actualidad siguen siendo comunes las condiciones abusivas, la discriminación y la insostenibilidad de la vida de las mujeres que realizan el trabajo del hogar. Una situación que se puede encontrar en los distintos lugares del mundo, según refleja el informe publicado a principios de marzo por la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar Nada más que fuerza: las trabajadoras del hogar se organizan contra la violencia de género, en el que se recogen los testimonios de abusos laborales y sexuales de nueve trabajadoras del hogar en distintos países con el objetivo de “documentar esta violencia estructural, comprender sus causas e impactos y encontrar formas para que prevalezca la justicia”.
A lo largo y ancho del globo se repiten las historias de vida de mujeres de diversas procedencias y lugares de enunciación, sin embargo, es común a casi todos los casos una situación de empobrecimiento, vulnerabilización y la feminización de las trabajadoras. El documental Overseas: Esclavas del S. XXI (2019) dirigido por la directora coreana Sung-A Yoon realiza un retrato de la etapa de formación de mujeres filipinas obligadas a ir al extranjero a ganarse la vida como trabajadoras del hogar. Una película que demuestra una realidad desgarradora que también se repite dentro de nuestras fronteras.
En el estado español, la situación de las trabajadoras del hogar a nivel político tuvo a finales del año pasado un punto de inflexión con el convenio 189 que ampliaba los derechos laborales de las trabajadoras del hogar. Según las palabras de la ministra de trabajo, Yolanda Díaz, esta medida sirve para “ayudar a reparar la discriminación histórica de las trabajadoras del hogar que podrán tener un trabajo con derechos y con garantías,”.
“Algunas familias que no conciben que las trabajadoras puedan tener días de descanso y permisos”, comenta Sady Britez
A pesar de que el convenio tiene como objetivo igualar a las trabajadoras del hogar a cualquier otra trabajadora, sigue teniendo cabos sueltos, como la falta de medidas con carácter retroactivo para las trabajadoras del hogar que llevan años trabajando sin derecho a paro y a jubilación. “La gente piensa que cobramos el paro y no es así todavía”, comenta Jacqueline Amaya, activista y trabajadora del hogar, “Todos los años que una no ha cotizado no ha sido porque no ha querido, si no es que no estaba permitido, no se contemplaba la cotización, cuando las compañeras de 50 y 60 años comiencen a ser despedidas veremos a ver con qué van a contar”, prosigue Amaya.
La ausencia de un régimen transitorio ha dejado atrás a aquellas trabajadoras que han estado empleadas antes de octubre de 2022 sin ningún tipo de prestación, ya que la medida comenzó a funcionar en ese momento y las trabajadoras deberán cotizar un año desde ese día para poder acceder al paro. Además de esto, los diversos colectivos de trabajadoras del hogar del estado español, como la Asociación de Trabajadoras del hogar en Sevilla o Trabajadoras No Domesticadas, denunciaron el pasado 16 de marzo que la seguridad social seguía sin cumplir la ley y permite dar de alta a las trabajadoras de hogar por menos del SMI.
Por la erradicación del trabajo de interna
Los colectivos de trabajadoras del hogar van varios pasos por delante de las instituciones políticas y exigen el fin del trabajo de interna. Sady Britez López lleva trabajando desde 2003 como trabajadora del hogar. En sus casi veinte años de trabajo ha pasado en varias ocasiones por el trabajo de interna: “Es desgastante mental y físicamente estar 24 horas trabajando en una casa, se hace imposible conciliar la vida. El trabajo de interna tiene que desaparecer”. En España, 40.000 mujeres trabajan como internas, de las que 9 de cada 10 de ellas son extranjeras.La disponibilidad inmediata que supone residir en el mismo espacio que los empleadores hace que las trabajadoras tengan jornadas mayores a 45 horas semanales, llegando hasta en un 7,1% de los casos a las 71 horas semanales.
“Todos los años que una no ha cotizado no ha sido porque no ha querido, si no es que no estaba permitido”, sostiene Jacqueline Amaya
El pasado 27 de noviembre de 2022 se celebraba el III Encuentro de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados en el que los colectivos de trabajadoras del hogar del estado español establecieron como objetivo común la erradicación del trabajo de interna por lo que exigen al gobierno de España que “arbitre todos los mecanismos y medios a su alcance para garantizar el pleno ejercicio de los derechos contenidos en el Estatuto de los Trabajadores para las trabajadoras de hogar y cuidados, erradicando el trabajo de internas como sistema de atención a la dependencia en el país”.
A pesar de la postura común, las trabajadoras del hogar entienden que en muchas ocasiones el trabajo interno es una alternativa de subsistencia para mujeres empobrecidas, atravesadas por situaciones migratorias y políticas vulnerabilizadoras. Britez centra la necesidad de informar a las compañeras que elijan esa opción “sobre las consecuencias del trabajo como interna” e insiste en la importancia de formar a la sociedad en general y en especial “a algunas familias que no conciben que las trabajadoras puedan tener días de descanso y permisos”.
La cuestión migratoria es inseparable de la situación laboral de las trabajadoras del hogar. Jacqueline Amaya es tajante al respecto: “La Ley de Extranjería vulnera a las trabajadoras del hogar, tenemos que estar años de sometimiento para conseguir tener el arraigo”. Por ello, una de las exigencias esenciales de este 30 de marzo para su colectivo, la Asociación de trabajadoras del hogar en Sevilla, es el “reconocimiento de los derechos fundamentales de las personas migrantes, con la regularización de los y las trabajadores en situación administrativa irregular. Derogación de la ley de extranjería. La atención a personas en situación de dependencia no puede seguir resolviéndose mediante empleo no reconocido”.
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