Foto: Deborah Ekoka
El 25 de julio se celebra el día internacional de la mujer afrodescendiente en conmemoración del Primer Encuentro de mujeres negras, latinoamericanas y caribeñas realizado en República Dominicana el año 1992, en el que surgió la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora: “Un instrumento político de reflexión, intercambio, denuncia y propuesta para el desarrollo de las mujeres afrodescendientes”. A partir de ese año se celebra este día para “reivindicar nuestra existencia, nuestras luchas, contribuciones, aspiraciones y apuestas en todos los ámbitos”, explican desde la Red.
Este movimiento se celebra de forma internacional, ya que la problemática de la estigmatización y el racismo hacia las mujeres afrodescendientes se encuentra presente en todo occidente. Una percepción que aboca a las mujeres a una situación de empobrecimiento y marginalización que atenta contra la dignidad de sus vidas. En el estado Español se estima que la población afrodescendiente asciende a 1.300.000 personas, según datos del El Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAXE) de 2020. La continua discriminación hace que a pesar de ser ciudadanos del estado no se sientan parte de él, así, un 60% de la población afrodescendiente que reside en España no se siente parte del país. De esta población, un 62% son mujeres.
Según una encuesta realizada a mujeres afrodescendientes en el estado español por la Organización No Gubernamental Movimiento por la Paz (MPDL) en 2021 el 82% de afrodescendientes sufre discriminación en el ámbito laboral. El 60% tiene problemas a la hora de encontrar una vivienda por la discriminación. Y 31 % de las trabajadoras de servicios sociales tampoco aplica una metodología transversal de género y raza esencial para poder atender a la población afrodescendiente. En España, desde los colectivos afrofeministas se lucha para cambiar esta realidad.
“En todo el territorio hay personas que admiro, es un orgullo poder decir tantos nombres porque hace unos años no te podría haber dicho ni una”, Laura Romero activista afroandaluza.
El colectivo Uhuru, libertad en suajili, surge en valencia tras el asesinato de Gegorge Floyd. “Queríamos asegurarnos de que quien organizaba estas manifestaciones fueran personas negras”, comenta Lamar Iposa mujer migrante y afrodescendiente que forma parte de Uhuru. “Nos unimos para crear una comunidad de personas negras en Valencia, creemos en la colectividad”, reitera Iposa. Propuestas como esta son esenciales para “contrastar con las imágenes de medio de comunicación mainstream”, comentan desde Uhuru, “visibilizarnos y que se sepa que tenemos voz propia”. Lamar Iposa cree que hay una intención de “no dar a conocer la historia de las personas negras en el territorio, además de poner en el centro la necesidad de tener iniciativas para que nuestra vida material sea justa y equitativa”. Las mujeres referentes de Lamar forman parte del activismo como Urenna Best, activista afropanameña que considera su mentora, además de compañeras en su resistencia cotidiana. “En los movimientos sociales afro lo que más abundan son las mujeres y, sin embargo, tienden a ser más conocidos los hombres. Así son los movimientos que conozco“.
Experiencias afroandaluzas
Laura Romero es enfermera, creadora de contenido antirracista en redes sociales, y afroandaluza como ella misma se define, a pesar de que comenta las dificultades que tiene “a la hora de compaginar la pasión por tu tierra con la extranjerización a la que estamos sometidas constantemente”. Su crianza en Andalucía se ha desarrollado sin referentes: “los que había eran estereotipados y hechos para el consumo de la persona blanca, al final no encuentras un espejo al que mirarte y acabas asimilando lo que hay alrededor, te blanqueas”. Para Romero, la escucha de las historias de otras mujeres afrodescendientes ha sido esencial: “escuchar las historias de otras hermanas, ser consciente de que las cosas que me suceden a mí también les sucede a ellas, ha sido de vital importancia para sanar y ser consciente”.
En 2020 comenzó a realizar contenido en TikTok con el pensamiento de generar una representación y poner el foco en las referentes que ella no tuvo en su infancia. “A mí me han faltado, en las escuelas no se nos ha contado la parte de la historia que se nos debía contar, no hemos visto mujeres negras empoderadas”. Romero insiste en que la palabra referente “suena muy grande” y cree que “cualquier gesto que sea exponerte ya es un gesto muy grande”. Los espejos en los que se mira esta mujer malagueña son “como yo me siento, mujeres andaluzas que tiran para adelante”. Es el caso de Silvia Ortega, sanitaria y creadora de “La Negra Manda” , Nona Reina, fotógrafa, ilustradora y emprendedora o Carla Hayes, artista. “En todo el territorio hay personas que admiro, es un orgullo poder decir tantos nombres porque hace unos años no te podría haber dicho ni una”, sentencia.
En su trabajo como enfermera vive la discriminación que experimentan las mujeres afrodescendientes en el sistema sanitario: “Hay situaciones muy desagradables. Algunas compañeras se han llegado a poner doble guante para explorar a una persona negra”. El sistema sanitario y su falta de perspectiva racial lleva a violencias y diagnósticos errados. «Los diagnósticos estudiados previamente sobre cuerpos blancos hacen que estemos mal diagnosticados en muchos casos”, comenta Romero.
La enfermera malagueña pone especial atención en lo referente a la salud mental “no se tiene en cuenta el componente racial a la hora de tratarnos psicológicamente” y en la violencia obstétrica “muchas veces no se nos trata como debería, por ejemplo en los paritorios se dice que somos muy escandalosas y por ello no nos hacen caso”. La atención sanitaria que reciben las mujeres afrodescendientes, según comenta Romero, es “una atención dada desde la caridad como si fuese algo que no nos merecemos, seamos españolas o migrantes”. Esta discriminación no solo se vive en el sistema sanitario: “En mi percepción el sistema está hecho y fabricado de tal manera de que desde todos los espacios se perpetúa, se respalda las represiones y las violencias sobre nuestros cuerpos, desde el sistema sanitario, administrativo, educativo, desde los cuerpos policiales”, sentencia la activista.
El colectivo afrofeminista Biznegra nace en 2020 en Málaga de la necesidad de: “tener un espacio propio, de forma autónoma y sin tutela, con nuestras lógicas de ser mujeres afrodescendientes en Andalucía” comenta una de sus fundadoras, Iliassou. La biznaga es la flor típica de Málaga compuesta por varios jazmines, “representa la colectividad y es una flor blanca al ponerla negra nos reapropiamos de un símbolo que también es nuestro”. En su recorrido como colectivo se han encontrado con como desde los partidos políticos, movimiento sociales y las universidades han intentado instrumentalizar su discurso: “Aún se sorprenden cuando llegas a un espacio político y tienes un discurso y una estrategia política, eso dice cuál es la visión que se tiene de la afrodescendencia”.
Desde el colectivo denuncian que las instituciones andaluzas: “no tienen ni perspectiva, ni interés, ni formación en torno a las personas afrodescendientes”. A pesar de haber nacido en Andalucía, Iliassou siente que a las mujeres afrodescendientes se les trata continuamente “como las recién llegadas no se tiene en cuenta la historia de las personas negras en el territorio”.
Este material se comparte con autorización de El Salto