Devastación ambiental y riesgo en la salud en la Cuenca del Alto Atoyac

Gabriela Pérez Castresana*

La Cuenca del Alto Atoyac, en cuya región se localizan las zonas metropolitanas más grandes de Puebla y Tlaxcala, presenta un estado de devastación ambiental severo, producto del acelerado crecimiento industrial y urbano, y de las debilidades en la regulación de las descargas de aguas residuales y la ocupación del territorio.

Los principales ríos de la cuenca, entre estos el Atoyac y el Zahuapan, se encuentran muy contaminados, y la situación se ha agravado en el tiempo. En los cauces se descargan los residuos líquidos sin tratar o deficientemente tratados de miles de industrias de diferentes giros, de hospitales y municipios; y también ingresan vía escorrentía, los agroquímicos utilizados en las extensas zonas agrícolas.

Las evidencias científicas revelan la existencia de riesgos inminentes y daños en la salud por la exposición crónica a sustancias altamente tóxicas. En la cuenca se han encontrado más de 100 contaminantes potencialmente nocivos para el humano, entre los que figuran compuestos y elementos cancerígenos reconocidos por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. Organizaciones sociales, como la Coordinadora por un Atoyac con Vida y el Centro Fray Julián Garcés han denunciado por más de una década la alta contaminación industrial y el aumento de enfermedades crónicas en comunidades aledañas a los ríos, como leucemias, insuficiencia renal, púrpura trombocitopénica, entre otras.

Hoy en día la contaminación ambiental es tal, que se ha catalogado a la cuenca como una Región de Emergencia Sanitaria y Ambiental. Todos los que vivimos en el territorio estamos en riesgo en menor o mayor grado. Los contaminantes que emiten las industrias se transfieren al aire, agua, suelo, hortalizas, animales, por lo que estamos expuestos a estas sustancias y/o elementos químicos, por diferentes vías (respiración, ingestión o contacto dérmico).

En el territorio del Alto Atoyac, muchas de las muertes por enfermedades crónicas, como la leucemia (principal causa de muerte en niños) pudiesen prevenirse. Actualmente, los grupos organizados de Tlaxcala, manifiestan la urgencia de acciones orientadas a la disminución de las emisiones de contaminantes de origen industrial y la puesta en marcha de un plan de vigilancia a la salud en sitios de alto riesgo con el fin de detectar y tratar de manera temprana a las enfermedades no transmisibles. Esperamos que está vez, por el bien de todos los que vivimos en el territorio, las demandas de los grupos organizados sean escuchadas y atendidas de manera eficiente por las autoridades competentes.

*La autora es académica de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

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