Desigualdad en el mundo. Retos y desafíos para América Latina, OXFAM

Alfonso Insuasty Rodríguez*

En una conversación reveladora, Sandra Mujica, directora de influencia de América Latina de OXFAM en Colombia, aborda los desafíos actuales de la desigualdad global y sus implicaciones para el futuro, así mismo da una mirada sobre Colombia hoy y el papel que queda a las organizaciones sociales y populares.

La Red Interuniversitaria por la Paz (REDIPAZ), el Grupo de Investigación Kavilando y CEDINS, continúa profundizando sobre los temas relevantes de Nuestra América. En esta oportunidad Sandra Mujica, directora de influencia de América Latina de OXFAM en Colombia hablará de la desigualdad en el mundo, su impacto y retos para América Latina y Colombia.

Este texto es una versión editada para formato escrito, de la entrevista que puede ver y escuchar completa, acá: https://youtu.be/iljlYjL60Zs

Alfonso Insuasty Rodríguez (AIR): Bienvenidos a esta nueva entrevista para ahondar en los problemas centrales de nuestra América. En enero de 2024 se llevó a cabo la reunión de la oligarquía global, donde se reflexionó sobre los problemas cruciales de la humanidad. Pero ¿qué está sucediendo realmente en el mundo? Para ahondar en este tema, tenemos a Sandra Mujica, directora de influencia de América Latina de OXFAM en Colombia. Sandra, bienvenida y gracias por aceptar la invitación.

Sandra Mujica (SM): Gracias por recibirme. Es un honor participar en este espacio.

AIR: Sandra, cuéntanos, ¿qué es OXFAM y por qué emite este informe anualmente en enero?

SM: OXFAM es un movimiento social global comprometido con la erradicación de la pobreza y la desigualdad. Emitimos un informe anual para visibilizar estas problemáticas y llamar a la acción. Este año, el informe se titula «Desigualdad S.A.», destacando el poder de las grandes empresas y su impacto en nuestras vidas.

AIR: ¿Podrías explicarnos la metodología del informe?

SM: Utilizamos información pública de diversas fuentes, como el Banco Mundial y la revista Forbes, para analizar y cruzar datos. Desde 2020 hasta diciembre de 2023, hemos observado un aumento desproporcionado de la riqueza de los más ricos, mientras que millones de personas caen en la pobreza. Esto evidencia una creciente desigualdad que amenaza la sostenibilidad de la vida en el planeta.

AIR: Sandra nos das una entrada sobre el aumento desproporcionado de la concentración de la riqueza y el aumento de las condiciones precarias del resto de la población, el informe tiene alrededor de cuatro apartados. ¿Háblanos un poco de esas condiciones que han ido empeorando y también, ¿quiénes son los responsables? ¿Qué ha pasado para que eso llegue a este punto?

SM: El año pasado discutíamos sobre los milmillonarios; ahora dirigimos nuestra atención hacia las empresas. El informe señala que estas no solo ostentan un poder económico, sino que también han adquirido un poder político sin precedentes. Gastan miles de millones en cabildeo e influencia para moldear las decisiones políticas a su favor. Recientemente, la Unión Africana propuso ante las Naciones Unidas un marco de regulación tributaria global más democrático. A pesar del apoyo de la mayoría de los países del mundo, la Unión Europea y Estados Unidos, epicentros de estas grandes empresas, se opusieron para proteger sus intereses económicos.

Este es un claro ejemplo del poder político que ejercen estas empresas y del lobby que llevan a cabo tanto en la Comisión Europea como en el Congreso de Estados Unidos. Incluso organizaciones como la OCDE, que deberían representar a los países en desarrollo, parecen estar influidas por estos intereses. Aunque Colombia, a pesar de su menor poder económico y político, ha respaldado propuestas más equitativas.

Es crucial discutir cómo se generan los sistemas tributarios a nivel mundial de manera más democrática, en lugar de favorecer únicamente a los más ricos. El informe destaca el poder político creciente de las empresas y el monopolio que están construyendo en diversos sectores de producción. Por ejemplo, en tan solo tres décadas, el número de empresas con licencias de semillas ha disminuido drásticamente, poniendo en peligro la seguridad alimentaria y la soberanía alimentaria mundial.

Este poder de las empresas y su influencia en las decisiones económicas mundiales amenaza la sostenibilidad alimentaria y agrava el impacto del cambio climático, especialmente en el sur global. El informe no solo identifica problemas, sino que también destaca oportunidades para abordar la crisis climática en esta década. Sin embargo, es urgente que actuemos de inmediato y fortalezcamos la eficiencia de los estados para garantizar derechos fundamentales, como el acceso a la salud. La pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto las deficiencias en los sistemas de salud, especialmente en América Latina, que ha sufrido enormes pérdidas debido a la falta de acceso a vacunas y recursos adecuados.

Es necesario que los estados sean más fuertes y eficientes, asegurando que la riqueza generada en su territorio beneficie a toda la población, tanto nacional como internacional. En resumen, debemos trabajar para que la riqueza se redistribuya equitativamente y se invierta en donde más se necesita.

AIR: A través de los informes año tras años se va viendo cómo este fenómeno empeora, entre otras vemos como se ha logrado capturar al Estado haciéndolo una oficina de gestión de los Grades Empresarios, entonces, ¿qué pasa allí con los derechos humanos? Diríamos que ¿estamos en una crisis global de garantía de derechos?

SM: Estamos ante la urgente necesidad de tomar medidas concretas para frenar el creciente monopolio de la riqueza, ya que, de lo contrario, la vida en nuestro planeta no será sostenible.

Aunque parezca un tema financiero desconectado de otras problemáticas como el hambre o la crisis climática, todo está interrelacionado. Debemos actuar para garantizar la sostenibilidad del planeta, pues no tenemos otro lugar donde vivir. Es imperativo realizar transformaciones y cambios que aseguren nuestra continuidad en este mundo. Sin embargo, si continuamos en la misma tendencia de concentración de la riqueza, en menos de una década podríamos estar hablando no solo de millonarios, sino de billonarios. Por el contrario, se necesitarían más de dos siglos para erradicar la pobreza que enfrentamos en la actualidad.

Es absurdo que unas pocas personas acumulen tanta riqueza mientras millones sufren hambre. La lucha no es contra los ricos en sí, sino por medidas que garanticen una fiscalidad justa, donde aquellos con mayores recursos contribuyan más. Los impuestos pagados por ellos podrían resolver problemas en sistemas de salud en regiones vulnerables, como América Latina. Actualmente, los sistemas tributarios premian la riqueza en lugar del trabajo, por lo que es fundamental corregir esta injusticia.

Es crucial promover salarios justos y condiciones dignas tanto para trabajadores como para empresas. Esto contribuiría a cerrar la brecha de desigualdad. La lucha de OXFAM es por la garantía de derechos para todos, no solo contra los millonarios. Necesitamos condiciones dignas y sostenibles para todos, ya que, si el planeta se vuelve inhabitable, afectará a todos por igual.

Es importante también escuchar diversas voces y opiniones en foros como Davos, donde cada vez se hacen más presentes las perspectivas disidentes. Esto nos lleva a consensos y construye la necesidad de tomar medidas suficientes y adecuadas para preservar la sostenibilidad de la vida en el planeta.

AIR: Y la concentración de la riqueza perpetúa la desigualdad, la injusticia social, la inseguridad y la insatisfacción social, esta realidad impide avanzar hacia sociedades equitativas y justas. Me gustaría escuchar tus recomendaciones para el movimiento social, ya que a menudo este no se siente representado ni respaldado por las instituciones encargadas de proteger los derechos.

SM: Estamos totalmente de acuerdo en que el papel del Estado es crucial, pero también debemos abordar cómo los milmillonarios influencian las políticas estatales en su beneficio.

El llamado del informe, y de otros informes previos, es a fortalecer el movimiento social popular y étnico en este contexto. La acción principal radica en comprender la importancia de la justicia fiscal. Este tema concierne a todos, ya que afecta directamente nuestras vidas cotidianas, desde el transporte público hasta las compras en el supermercado. La agenda de justicia fiscal es fundamental para habilitar otras agendas, como la educación, la salud y el medio ambiente, ya que estos sectores requieren recursos provenientes de políticas fiscales adecuadas.

En Colombia, por ejemplo, hemos visto un aumento significativo en la riqueza de los milmillonarios durante la pandemia, lo que destaca la necesidad de redistribuir esta riqueza de manera equitativa. Todos contribuimos a la generación de riqueza en nuestro país, por lo que debemos ser conscientes de cómo se distribuye y cómo se utiliza. Es esencial participar en espacios que promuevan la justicia fiscal, ya que esto no es solo un asunto para expertos, sino para toda la sociedad, incluidas las comunidades indígenas, afrodescendientes y otras.

Una mayor redistribución de la riqueza y una tributación más justa permitirían mejorar los sistemas de salud y la implementación de iniciativas como el Sistema Nacional de Cuidado. También es importante abordar otras áreas, como la lucha contra la corrupción, que afecta tanto a los grandes negocios como a la vida cotidiana.

El movimiento social debe estar más informado y conectado, participando en iniciativas como la plataforma latinoamericana para la tributación justa. Este es un ejemplo de cómo los gobiernos y la sociedad civil pueden trabajar juntos para impulsar cambios significativos. Es esencial seguir presionando y supervisando estos procesos desde la sociedad civil para garantizar su efectividad y transparencia. El diálogo entre diferentes movimientos sociales es crucial para comprender la interconexión de diversas agendas y lograr cambios sistémicos significativos.

AI: Perfecto, creo que presentas un panorama interesante y caes a Colombia. Me gustaría nos contarás ¿cómo ves el país en este gobierno de corte progresista? ¿crees que Colombia ha avanzado o no en esta materia? ¿cuáles serían los retos más bien para nuestro país?

SM: En el gobierno de Petro, el primer acto fue presentar una reforma tributaria. El presidente se posesionó el 7 de agosto y al día siguiente, a las 8:00 a.m., se radicó la reforma en el Congreso. Aunque la propuesta inicial no se aprobó en su totalidad, marcó un paso importante con su enfoque progresivo. Aunque algunas medidas han sido anuladas por la Corte Constitucional, es fundamental comprender que tributar no es intrínsecamente negativo. A menudo, cuando se plantea aumentar los impuestos a los más adinerados, surge resistencia generalizada. Sin embargo, es crucial entender que no todos los impuestos son iguales y que la progresividad es esencial: aquellos con mayores recursos deben contribuir más.

En Colombia, la disparidad en la carga tributaria es evidente, especialmente cuando consideramos que solo cinco personas poseen más de mil millones de dólares y pagan menos impuestos que alguien con un salario mínimo. Es injusto. Debemos estar alertas y recordar el contexto del estallido social provocado por una reforma que afectaba desproporcionadamente a la clase media y baja en lugar de a las grandes empresas. La reforma actual del gobierno parece contradecir este propósito al cargar impuestos adicionales a sectores que no estaban tributando adecuadamente.

Es necesario implementar medidas de control para garantizar una redistribución justa de la riqueza y combatir la corrupción, evitando que los fondos se pierdan o se desvíen a paraísos fiscales. La discusión sobre la tributación global es crucial, especialmente en un mundo donde las multinacionales generan riqueza en diversos países pero pagan impuestos en otro lugar. Esto afecta a todos y requiere una infraestructura tributaria global más equitativa y transparente.

En última instancia, debemos comprender que los impuestos no necesariamente aumentarán los costos para el consumidor final, ya que se basan en la riqueza neta de las empresas y no necesariamente en los precios de los productos. Es esencial reconocer que nuestra participación en la economía, ya sea a través de compras en el mercado local o mediante el uso de plataformas digitales, contribuye a la generación de riqueza y, por lo tanto, estamos en posición de exigir una tributación más justa y equitativa.

AI: ¿En este punto entre el tema de la deuda externa?

SM: Sí, la fragilidad de nuestros estados se hizo evidente durante la pandemia, especialmente al negociar con las grandes empresas y monopolios. Fue claro cómo algunos países, al tener más poder económico y político, obtuvieron mejores precios y condiciones al negociar directamente con las grandes farmacéuticas, mientras que otros, más pequeños y con menos influencia, tuvieron que enfrentarse a estas negociaciones en condiciones desfavorables.

En el caso de Colombia, ha sido especialmente difícil hacer un seguimiento transparente de cómo se llevaron a cabo las compras de vacunas, lo que incluso se convirtió en un tema de seguridad nacional. Las grandes empresas impusieron sus condiciones porque nuestros estados no están lo suficientemente fortalecidos para negociar de manera equitativa con estos monopolios. Esta realidad se hizo aún más cruda cuando la gente estaba muriendo y la urgencia era evidente.

Además, incluso entre países, la disparidad en la fortaleza negociadora es evidente. Colombia, por ejemplo, no tiene la capacidad para entablar negociaciones de igual a igual con países del hemisferio norte. Es fundamental reconocer que estas desigualdades en el poder de negociación no pueden continuar. Es por eso que la propuesta de la Unión Africana sobre la tributación global es tan relevante. Necesitamos un espacio más democrático para tomar decisiones donde el voto de un país tenga el mismo peso, ya sea Estados Unidos, Líbano, Sudáfrica o Colombia. La igualdad en estas relaciones de poder es esencial para cerrar las brechas de desigualdad que existen en el ámbito internacional.

Es imperativo lograr concretar mecanismos que nos permitan cerrar las brechas de desigualdad entre ricos y pobres, pero también entre mujeres y hombres, entre lo urbano y lo rural, que son las grandes desigualdades que hacen en Colombia porque la entre las condiciones de los habitantes de ciudad y las condiciones de las poblaciones indígenas, afrodescendientes, campesinas. Entre el país del centro y el país de la periferia.

AI: Gracias Sandra, se nos agotó el tiempo, pero el tema no, esperamos contar con tu participación en otro espacio venidero, será para nosotros de gran valor para profundizar lo que nos ocurre.

SM: OK muchísimas gracias a ustedes, presentación y con muchísimo que usted estaremos aquí para seguir hablando sobre esto.

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