«Descubrí que soy Mapuche gracias a la música»: Jaime Kurakeo

Helodie Fazzalari

Foto: Helodie Fazzalari

Entrevista con Jaime Kurakeo Chavèz, músico de origen mapuche.

¿Puede hablarnos de sus orígenes mapuches, y cómo descubrió que tiene raíces indígenas?

Mi apellido es originario del sur, de una zona cerca de Temuco, en la novena región. De ahí es desde donde vino mi abuelo para Santiago, cuando sólo tenía 18 años. Aquí mi abuelo se casó con mi abuela, proveniente de un sector de la séptima región. Dos niños nacieron y uno de ellos es mi padre. Tengo 3 hermanos y soy el que más se interesó por la recuperación de nuestra identidad como mapuche. Para mí, una de las preguntas más importantes es «¿qué significa ser mapuche?» A menudo es muy difícil de responder y por eso he dedicado mucho tiempo a una constante reidentificación en la cultura indígena. Nací en Santiago y crecí con los chilenos porque mi padre inicialmente negó sus orígenes. Descubrí que soy mapuche gracias a la música. Empecé a interesarme por mis raíces indígenas cuando me relacioné con el folclore y la música chilena; de niño, bailando todo tipo de danzas folclóricas chilenas y me uní al grupo de música folclórica. Dentro de este grupo siempre hubo algo con raíces mapuches. Desde ese momento hasta mis años universitarios empecé a crear referencias musicales y enseguida tuve claro que la música sería parte importante de mi vida. Estamos hablando de la época de la dictadura en la que se tendían a ocultar los nombres de origen mapuche o indígena. Fue entonces cuando empecé a hacerme preguntas sobre mi apellido y a preguntarme quién era. Estudié diferentes tipos de música, creé un repertorio de mis propias canciones relacionadas con el ser mapuche, para construir mi propia identidad.
La música tiene una importante función pedagógica, los grupos que escuché trataban en sus canciones temas que te hacían reflexionar. Así que empecé a reflexionar sobre el estado, las cuestiones políticas y el sistema educativo.

Sabemos que durante el período de la dictadura, el Estado chileno trató de asimilar las tradiciones indígenas a las chilenas. ¿Esto también ocurrió con respecto a la música? ¿O este arte logró mantener su propia identidad?

Pinochet hizo algunos movimientos muy inteligentes. Uno fue el Puelche, que hoy en día es la danza nacional chilena, en realidad tiene raíces indígenas porque nace del encuentro entre la cultura española y la indígena. Este baile nacional fue estandarizado y nacionalizado y de la mano de Pinochet pasó de ser un arte urbano a un baile de salón.
Hoy en día los medios de comunicación en Chile están en manos de dos grandes grupos económicos, es un duopolio, y es muy difícil que una expresión indígena, como puede ser la música, sea transmitida. La única vez que los mapuches son mencionados en la televisión, es para referirse a gente encapuchada, similar a los terroristas.
En algún momento de tu vida tratas de encontrar tu camino y entender cuáles son tus principios. Para mí ser mapuche es ser ante todo «gente» que tiene una conciencia, una cultura, que sabe ser buena, que tiene un corazón puro, una fuerza espiritual, una fuerza física, porque el cuerpo es muy importante para el trabajo. Todos estos son elementos que el Mapuche debe hacer suyos durante su viaje, para ser considerado como «gente». Todos estos principios están vinculados a la cuestión política y social. Porque estar en posesión de estos elementos significa que puedes luchar para defender tu tierra, tu identidad, significa que puedes tener respeto por los ancianos de la comunidad.

Como músico y hombre mapuche, ¿se siente reconocido?

No lo sé y no creo que esto sea muy importante. Lo más importante es ser honesto contigo mismo y tener en cuenta quiénes somos. Intento hacer música que tenga una conexión con todo lo que hemos hablado y al principio fue difícil poner sonidos mapuches en mis canciones. Lo que he hecho es empezar a estudiar la cultura musical mapuche para tratar de insertar de alguna manera elementos en mi música. Dentro del concepto de la música Mapuche, la dualidad es fundamental. Cuando se habla sólo de Lonko como el único guía de la comunidad está mal, porque tiene a su esposa a su lado. Por eso yo con Mónica, mi compañera, nos sentimos muy complementarios y cantamos juntos en Mapudungun. A menudo hacemos versiones de canciones populares en mapudungun y creo que esto es muy importante no sólo para dar a conocer el idioma, sino también nuestra cultura en general.

¿Crees que la música puede ser un medio para devolver el valor correcto a la cultura mapuche en Chile?

Por supuesto que sí. La música es una expresión social constante. Para mí, por ejemplo, fue una tarea bastante difícil porque vengo de un entorno basado en la cultura chilena. Hay mapuches que tocan la guitarra y este instrumento no es parte de nuestra cultura, pero a pesar de eso estoy tratando de integrarlo. En particular, lo que intento hacer es adaptar el sonido de la guitarra a las melodías mapuches.
Creo que la música es un medio capaz de hacer pensar a la gente, de generar conciencia y de dar lugar a discusiones. La música es una expresión y la mayoría de los músicos populares se reconocen en autores como Víctor Jara y Violeta Parra, que han generado esta transición de la música folclórica tradicional, a una música con raíces, que reconoce al mismo tiempo lo que está sucediendo en el ser humano, y no sólo el paisaje y la naturaleza.
Más allá de todo esto, siempre es bueno tener una cosa en mente: una parte fundamental del reconocimiento de la población Mapuche es la reivindicación territorial. Nacimos aquí, pero el territorio mapuche, que es el sustento de la nación mapuche, debe ser recuperado. Debemos dedicar nuestras energías a esto y parte de nuestro trabajo debe dirigirse a ello, a la recuperación territorial. Saber hablar el mapudungun, vestirse de manera tradicional y todas estas cosas, no son nada sin la lucha por el propio territorio. Quisiera terminar con la frase «la resistencia no es terrorismo», porque todas las acciones que los grupos mapuches están realizando en el sur no son acciones terroristas, sino resistencia contra las forestales. La resistencia es algo extremadamente respetable, pero no es terrorismo.

Publicado originalmente en Pressenza

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