Antes de empezar a caminar por el territorio de las palabras, territorio de lucha y disputa de sentidos, sentires y significados para nosotras como feministas comunitarias hoy antipatriarcales, compartimos con ustedes la memoria de esta necesidad urgente de descolonizar el feminismo.
No venimos del feminismo, sino de la lucha en la calle contra el patriarcado, nos organizamos en la masacre del gas el año 2003 en El Alto y La Paz frente a las balas de militares, francotiradores y marines comandados por el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, presidente gringo genocida que nos mandó a matar a las indias, indios, empobrecidos, porque para ellos nuestra vidas no valen. Frente a las balas militares entendimos el patriarcado capitalista racista colonialista explotador, y lejos de las balas militares, en las casas frente a nuestros compañeros que nos violentan y también nos matan, entendimos lo estructural de la violencia; el patriarcado disciplinador, ahí seguramente el feminismo eurocéntrico, heredero de la revolución francesa no alcanzaba.
El feminismo no se estudia, se hace. Nos definimos feministas para enfrentar el patriarcado de las calles, los gobiernos y las casas, decidimos llamarnos así porque entendimos que la lucha no es biológica sino política, no todas las mujeres quieren acabar con el patriarcado, y las feministas asumen la responsabilidad de hacerlo, después nos enteramos que no todos los feminismos luchan contra el patriarcado, pero eso fue después.
La lucha se hace desde el cuerpo, no desde los libros ni la teoría, eso puede aportar pero no moviliza, las opresiones sí, la rabia digna como decía la hermana Betty Cariño sí, así que fuimos construyendo un feminismo que nos sirviera, desde estos nuestros cuerpos, desde estos territorios del Abya Yala, un feminismo útil para nuestras luchas, un feminismo que plantea la comunidad como forma de vida de la humanidad como parte de la naturaleza, la comunidad como autorganización y autodeterminación.
El feminismo europeo seguro que sirve para Europa, pero en Abya Yala no alcanza el feminismo eurocéntrico y reproduce complicidades racistas y coloniales con el sistema, finalmente las luchas de las feministas en Europa y Estado Unidas respondían a sus cuerpos y opresiones que obviamente, entendiendo el hecho colonial de 1492, la invasión, genocidio y violación sistemática de nuestras abuelas, entendiendo el entronque patriarcal, no son las mismas opresiones que viven nuestros cuerpos.
No es una competencia, no se trata de deslegitimar los aportes que han hecho, se trata de reconocer que responden a otros cuerpos, a otras realidades y a otras memorias, si en su memoria está Simón de Beauvoir, en la nuestra está Bartolina Sisa, no queremos que nos impongan una memoria feminista, cada cual tiene sus abuelas, venimos de las luchas de los pueblos no de la academia, eso no más es.
Descolonizar el feminismo o los feminismos es comprender, nombrar y caracterizar el patriarcado que vivimos en estos territorios las mujeres
originarias, negras, empobrecidas, desobedientes con la imposición heterosexual, comprenderlo para acabarlo.
Las luchas no son propiedad privada, las palabras tampoco, el feminismo no nació en Francia, nació y nacerá en todo territorio donde enfrentemos el sistema patriarcal de muerte, las palabras no se privatizan, los sentidos se construyen y se disputan, eso también es autonomía, eso es descolonizar nuestros cuerpos y nuestros pensamientos, por eso nombramos y ponemos en palabras escritas esta lucha.
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Publicado originalmente en Biodiversidad América Latina