Desayunos contra el matrimonio infantil en Yemen

David Zapata

Foto: Familia desplazada por la violencia en Yemen

La historia empieza así: En el Café de las Sonrisas de Granada, Nicaragua, Tío Antonio da trabajo a personas con discapacidad auditiva. Un día conoce a Eva Erill, barcelonesa que viaja a menudo a Yemen, intercambian impresiones e ideas, son dos personas comprometidas. En 2015, Ángel, unenfermero que colabora en un proyecto en Mali pasa por el Café de las Sonrisas, habla de una papilla de maní, una especie de súper alimento que se usa en el país africano para paliar la desnutrición infantil.

Tío Antonio conecta con Yemen y con Eva, la llama y en ese momento Ángel le pasa la receta. Durante cuatro años consecutivos Eva Erill visitó el país desde 2012, a la vuelta de su última visita en enero de 2015 faltaban dos meses para el estallido del conflicto que sigue azotando el país hoy en día. Con la ONG Solidarios sin Fronteras, fundada por ella, Noelia Ruiz y Faten Al Osimi, que trabaja sobre el terreno en Yemen, intentan ayudar, sobre todo, a niños y niñas para facilitar el acceso a alimentos y agua potable.

Este país, situado al sur de la Península Arábiga y que lleva atravesado por un conflicto cinco años, está fuera de los focos internacionales por varios motivos: la participación de un aliado occidental como Arabia Saudí; los que desplazados internos son eso,internos, y no traspasan las fronteras del país, y dentro de lo que cabe los refugiados son pocos, se concentran en un campo en Djibuti y otro en Arabia Saudí, en la frontera. Además, hay otros conflictos más cercanos y mediáticos y es muy difícil trabajar desde el terreno para los informadores, la conexión a internet, según algunas organizaciones internacionales, es la peor del planeta.

Alrededor del 70% de la población en Yemen padece inseguridad alimentaria, más de 450.000 niños y niñas sufren malnutrición aguda grave y hay alrededor de 4,5 millones sin posibilidad de ir a la escuela

La población civil sufre la falta de servicios básicos, los sistemas de poder locales están rotos y la economía, que ya era la más débil de Oriente Medio, está devastada. Las partes en conflicto han matado a más de 200.000 personas, aproximadamenteuna décima parte de los muertos por ataques aéreos son civiles. Hay más de 3,5 millones de desplazados y la mayoría no tiene nada, vive con lo básico.

En ese contexto, muchos menores son abusados, reclutados, y no tienen la posibilidad de estudiar. Alrededor del 70% de la población en Yemen padece inseguridad alimentaria, más de 450.000 niños y niñas sufren malnutrición aguda grave y hay alrededor de 4,5 millones sin posibilidad de ir a la escuela.

BODAS

Guerra, hambre y analfabetismo se convierten en un triángulo perverso que provoca bodas tempranas en el país, una situación que puede aminorarse en el caso de que las niñas pueden alimentarse e ir a la escuela. El 72% de ellas están enlazadas antes de la mayoría de edad, un 54% son menores de 15 años. En 2013 la cifra era del 17% pero el porcentaje se disparó a raíz del conflicto.

El motivo principal para casar a las niñas es que no tienen cómo alimentarlas. “El matrimonio de las niñas es la forma de tener un pequeño ingreso, entre 600 y, en el mejor de los casos, 2.000 dólares, una fortuna a corto plazo, a veces sirve para saldar deudas, todo para tener menos bocas que alimentar”, explica Eva Erill, radicada en Barcelona. Esta oenegé ha ideado la forma de paliar la situación en una de sus iniciativas, la de aportar un desayuno para las niñas que asisten a clase.

A mediados de 2017, una profesora alertó a Faten Al Osimi, matemática de formación, de que cada vez las familias sacaban a más niñas de la escuela. Casi 120 menores en ese momento dejaron de acudir a clase en ese colegio de Saná. Fue a casa de una de ellas, de ocho años, y la familia estaba preparándola para casarla.

“Cuando las niñas dejan de ir a la escuela, a los 12 o 13 años, las casan directamente. Muchas tienen que trasladarse desde Saná a un poblado, para vivir en una casa y con una familia que no conocen. Serán esclavas, abusarán de ellas y se quedarán embarazadas muy jóvenes. Es una situación terrible”, explica.

Esta profesora le pidió si sería posible conseguir un zumo y pan, pero con la lista de productos que se pueden conseguir en Yemen se confeccionó una cesta a base de pan, leche, huevo o atún y una pieza de fruta. Empezaron en una escuela semivacía de 525 plazas. “Cuál fue nuestra sorpresa cuando pasado un mes y medio el colegio estaba ya a tope, muchas habían regresado. Las familias lashabían vuelto a llevar posponiendo el momento de la boda”, relata Erill, que visita a menudo Yemen, a pesar de las dificultades que ello supone.

A mediados de 2017, una profesora alertó a Faten Al Osimi, matemática de formación, de que cada vez las familias sacaban a más niñas de la escuela.

Aunque sólo se trate de un desayuno, en muchos casos es su única comida diaria. Yemen es un país bloqueado y colapsado, asediado por bombardeos y donde la principal entrada de alimentos, combustible y medicinas, así como ayuda humanitaria, el puerto de Hodeida, controlado por ambos bandos, se abre en muy pocas ocasiones. Y en una situación como la actual aún menos. Esta pandemia mundial ha hecho que se hayan encarecido los productos de una forma alarmante.

La pobreza, el analfabetismo, la guerra, y también la tradición ha condenado a muchas niñas a convertirse en esposas, pero sus familias no quieren casarlas en la mayoría de los casos. Sus madres han pasado por ello y saben lo que supone. “Yo les digo a los padres y madres que nosotras les daremos comida pero que ellos deben traerlas todos los días para que no dejen de estudiar. Les insisto en lo importante que es esto para su futuro”, cuenta Faten Al Osimi, que tiene claro, como mujer yemení, que nadie quiere casar porque sí a sus niñas.

Desde que empezaron a dar desayunos cada mañana ninguna niña ha faltado a clase. Además, dicen las que allí trabajan, que sus caras han cambiado, aun con un telón de fondo horrible. Ese telón de fondo es que un niño muere en Yemen cada 10 minutos y 144 pierden la vida cada día, ante esa situación no es muy complicado deducir que la educación es uno de los pilares más afectados en elpaís.

LOS NIÑOS SOLDADO

“¿Por qué no abrimos una segunda escuela?”, Faten realizó esa pregunta a las compañeras de Solidarios sin Fronteras en Barcelona. Añade además que ha de ser mixta y la razón es simple: a las niñas las dan en matrimonio y a los niños los ponen a pedir en la calle, lo que muchas veces conlleva desapariciones porque los camiones de las milicias se los llevan y las familias no vuelven a verlos más.

Las cifras son difícilmente comprobables, en diciembre de 2017 UNICEF y la oenegé yemení Mwatana for Human Rights hablaba de unos 2.100 niños reclutados, pero 2018 y 2019 han sido los peores años del conflicto, así que esa cifra se ha quedado a buen seguro corta. Según Moammar Al-Eryani, el ministro de Información yemení, a mediados de 2019 los hutíes habrían reclutado a unos50.000 niños y niñas, pero también conviene poner en entredicho esa cifra porque son los enemigos.

Los hutíes denuncian que Arabia Saudí recluta a niños soldado de Darfur para su guerra en Yemen, a cambio de un salario a las familias que nunca llega. Según el New York Times, han usado su poder petrolífero para subcontratar de este modo la guerra yemení en su apoyo al gobierno contratando a más de 14.000 soldados sudaneses, de los cuales entre un 20 y un 40% son menores de edad.

Es difícil establecer una cifra segura de menores que participan en la guerra, pero existen, son muchos, proporcionan apoyo logístico, mantienen puntos de control, combaten y sirven para reponer tropas caídas; además de sufrir también abusos sexuales.

Desde 2014, todas las partes en el conflicto yemení han utilizado niños soldado menores de 18 años, incluso menores de 15, según un informe del Grupo de Expertos Internacionales y Regionales de las Naciones Unidas, en 2019.

LA ESCUELA

La pregunta de Faten Al Osimi fue el preludio del proyecto de la segunda escuela en marzo de 2018 en las afueras de Saná. Se creó y en 2020 ha tenido que doblar turno con más de 600 niños y niñas porque se disparó el número de asistentes. Ese doble turno permite que muchos niños puedan ir a trabajar con su familia y luego ir a “las escuelas de la comida” como las conocen las familias de la zona.

Se vuelve a romper con el triángulo perverso, en el caso de los niños, de hambre, guerra y falta de educación: salen de la calle y por lo tanto del frente, disponen de una comida al día y asisten a clase. Repartir estos casi 1.200 desayunos al día en las dos escuelas supone un avance para el desarrollo general de estos niños y niñas enorme. “Sabemos que por un desayuno no van a dejar de darlas en matrimonio a ellas o enviarlos a la calle a pedir a ellos, pero la realidad es que están todas, que ninguna falta al colegio. Es un desayuno completo con vitaminas, proteínas e hidratos que no puede sustituira una comida pero les ayuda mucho. En el caso de las niñas, si la familia encuentra una vía para que estén alimentadas, no las casan. Está funcionando”, afirma Eva Erill.

“Si hay un argumento a favor de la necesidad de acelerar la solución política de esta guerra, son esas familias cuyos hijos no han ido a la escuela durante cinco años”

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia informa que medio millón de niños y niñas dejaron de ir a la escuela desde que empezaron los enfrentamientos. “Si hay un argumento a favor de la necesidad de acelerar la solución política de esta guerra, son esas familias cuyos hijos no han ido a la escuela durante cinco años, familias que han luchado por conseguir comida en sus platos diariamente”, declaró Martin Griffiths, enviado especial para Yemen, el pasado octubre. Desde luego es una generación que corre el peligro de ser perdida, de no formarse en absoluto y de vivir, única y exclusivamente, en un ambiente de guerra porque elconflicto, está durando casi toda, si no toda, su infancia.

“Nacer entre bombardeos es el peor sitio para nacer, en la guerra, en la situación de no saber qué pasará mañana, en una situación en la que no saben si cumplirán sus sueños o no. El sistema educativo, además, ha sido dilapidado porque es el apartado con menos financiación”, indica Sara Beysolow Nyanti, representante de UNICEF en el país. A veces lo más importante en ciertas situaciones es que los niños y niñas vuelvan a ser eso, simplemente niños y niñas.

CORONAVIRUS

A causa de la pandemia, se declaró un alto el fuego en el país que ya se ha roto. Todo sigue igual y la visión de los yemeníes de la afectación que el coronavirus estaba causando en los países europeos les aterrorizaba ante la posibilidad que entrara en un país con servicios básicos escasos. Como no podía ser de otra manera el virus ha entrado y ha afectado directamente a las escuelas, quecerraron el pasado 15 de marzo.

Aun así, el desgobierno en Yemen lo es también para combatir la pandemia. El miércoles 9 de abril murieron 10 personas en Damt, al sur del país, según el gobierno, por intoxicación etílica, todos los síntomas son de coronavirus, según fuentes médicas de Solidarios sin Fronteras*. Al día siguiente, ambos gobiernos, el del sur y el del norte se pusieron de acuerdo y reconocieron la primera muertepor coronavirus en Hadramaut. “En Yemen sabemos dónde está Hadramut, es una zona desértica controlada por Al Qaeda, una zona de nadie que no salpica a ninguno de los dos bandos, de ahí el acuerdo de anunciar la muerte ahí”, afirma Al Osimi desde Saná.

Personal médico habla de un mínimo de 50 casos en hospitales de Saná, de los cuales no se puede hablar por las amenazas.

En el norte, los hutíes han informado de cero casos, lo cual es poco probable. También es poco probable que no haya ningún caso en las principales ciudades del país: Saná y Adén. Personal médico de confianza de la oenegé habla de un mínimo de 50 casos en hospitales de Saná, de los cuales no se puede hablar por las amenazas. Es muy probable que sean muchos más, ya que es imposible hacerpruebas, detectar y, sobre todo, confinar a la población por las condiciones en lasque vive.

Al Osimi hizo el 22 de marzo el primer reparto con mascarilla y guantes pero no por las escuelas, están cerradas y es imposible ir casa por casa de todas las familias que son beneficiarias de ello. “Hemos reforzado el proyecto deproductos higiénicos y cajas de alimentación a las familias, hemos añadido a las familias más vulnerables que van al colegio”.

Lograr esas mascarillas y guantes para Faten y su ayudante Ali, no ha sido fácil. Gracias a una persona amiga de una organización sanitaria que no puede revelarse por seguridad, y que logró para ellos una caja de 50 mascarillas, han podido seguir con el reparto, de otra forma habría sido imposible. Eva Erill cuenta que “en un principio la cesta tenía lejía y la habíamos eliminado paraincorporar más alimentos, ahora la hemos vuelto a incorporar y estamos explicando por qué, para aumentar las medidas de higiene ante la pandemia, son momentos muy complicados y estamos hasta arriba”.

Aparte de todas las dificultades evidentes, la información a la población es nula. Incluso cuando Faten y Ali van conlos equipos protectores la gente en la calle les mira raro, “se ríen de nosotros por la calle cuando nos ven, no hay ningún tipo de conciencia de lo que está pasando, en gran parte porque no se les ha informado de nada, los medios están manipulados y nadie quiere reconocer que hay más casos en el país de los que dicen”.

Aun así sí se cerraron las escuelas, así que este curso las niñas y los niños no podrán volver a las aulas. Eso supone que en las de Solidarios sin Fronteras no podrán recibir los desayunos durante cinco meses. Cinco meses sin poder evitar reclutamientos ni bodas. “Es triste pensar que ahora que no van a tener escuela y a algunas niñas las van a casar, pero cuando volvamos en septiembre volveremos a tener los 1200 o 1300 niños y niñas, algunas volverán y en el sitio de las que no vuelvan habrá otras a las que podamos salvar del matrimonio”, dice optimista Faten.

Como ocurre en casi toda Europa los proyectos educativos, y en el caso de la oenegé en Yemen, los alimentarios tendrán que esperar. Lo más importante es que la protección básica será muy difícil en un país con el 80% de la población en una permanente emergencia humanitaria sin necesidad de coronavirus.

Las fuentes médicas consultadas para este trabajo no han querido revelar su identidad por su propia seguridad

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