El reclamo unánime, categórico, de la #MarchaYoSoy132, realizada la tarde de ayer por convocatoria de estudiantes de la Universidad Iberoamericana y se- cundada por alumnos de más de 15 instituciones de educación superior públicas y privadas, fue la democratización de los medios de comunicación, con especial énfasis en la televisión privada. Fueron otra vez miles los jóvenes que saltaron de la Internet a la vía pública (las autoridades capitalinas calcularon en 15 mil el número). Las consignas coreadas o escritas fueron claras e implacables en ese sentido: «Queremos escuelas, no telenovelas»; «Lucero, Gaviota: se acabó la caja idiota»; «La vacuna contra la manipulación de los medios es la educación»; “Si la tele no me quiere ver, estamos a mano”; «Televisa: bienvenida a la era de la información»; «Televisa-Tv Azteca: no más imposición, libre elección». La Estela de Luz, ese monumento –palabras de los organizadores– «a la corrupción y a la opacidad» erigido por el gobierno de Felipe Calderón, fue el punto de reunión de la movilización. Fue otra de las fiestas de autoafirmación política y generacional que han tenido lugar en los días recientes. Convocadas por agrupaciones diversas y propósitos variados, todas han tenido un elemento común: la participación de jóvenes y estudiantes (por momentos son palabras sinónimas). Una de las cosas que se hicieron evidentes con la manifestación de ayer, es que este singular y, para muchos, esperanzador movimiento ya no es sólo de los estudiantes de la Ibero. Lo han adoptado en otras instituciones, públicas y privadas. Fue notoria la presencia de alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Instituto Politécnico Nacional, del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), de la Universidad Autónoma Metropolitana, del Tecnológico de Monterrey, de La Salle, del Claustro de Sor Juana y la Unitec, de la Escuela Nacional de Artes Plásticas y la Nacional de Danza (del INBA), entre otras. Acompañando a los estudiantes también se dieron cita algunos personajes de la cultura, la academia y el arte. Ahí apareció el poeta Javier Sicilia, quien dijo que su presencia era para «apoyar la dignidad de los muchachos; aquí está la dignidad ciudadana, ellos son el futuro y el presente de la nación. Están reconquistando todo lo que les hemos negado, pero no es una mera protesta; está llena de contenidos y el principal de ellos es la democratización de los medios, porque hay que recordar que sin medios democráticos la democracia es una farsa». También se vio ahí a los académicos de El Colegio de México Lorenzo Meyer y Romana Falcón. «Muy emocionado» se veía entre la juvenil muchedumbre a Adolfo Gilly, quien en los días del movimiento estudiantil de 1968 era preso político y su libertad era una de las demandas de los estudiantes de aquel tiempo. Lo que originalmente era un mitin se convirtió en una marcha que llevó a los manifestantes de la Estela de Luz al Ángel de la Independencia, y de ahí a Televisa Chapultepec y después al Zócalo. Aun cuando era expresamente apartidista, el segundo objetivo de los reclamos estudiantiles fue el candidato presidencial priísta, sobre el cual menudearon burlas, críticas y reclamos, el principal dirigido a su relación con Televisa. Debate en cadena nacional Representantes de diversas universidades leyeron un documento con una serie de demandas que incluyen que el acceso a Internet sea un derecho constitucional y que la transmisión del próximo debate de los cuatros aspirantes a la Presidencia de la República se realice en cadena nacional. Indicaron que esta petición no es una imposición «a las audiencias privilegiadas, sino garantía del derecho a elegir verlo o no». Los jóvenes universitarios también se pronunciaron por que los medios de comunicación cuenten con instrumentos que defiendan el interés público, como crear códigos de ética para el manejo informativo e integrar la figura del ombudsman. Solicitaron además que los medios de comunicación abran el debate con los jóvenes sobre la agenda propuesta, y que en las televisoras del Estado se dé cabida a las producciones elaboradas por estudiantes de las escuelas de comunicación por medio de concursos. Antes de reiterar que se trata de un movimiento apartidista, que no está a favor de ningún partido o candidato, manifestaron que como jóvenes deben tomar el presente en sus manos, pues, aseguraron, «es momento de que luchemos por un cambio en nuestro país, que luchemos por un México más libre, prospero y justo». Después de concluir el mensaje, el escritor Paco Ignacio Taibo II se acercó al micrófono, entre gritos de apoyo de los jóvenes. Frente a la puerta de Los Leones del Bosque de Chapultepec, afirmó: «esta generación logró un pinche milagro; no es decir que la televisión no sirve, eso ya lo sabíamos. No, el milagro lo logró una generación entera que estaba condenada a la apatía, a la observación y al individualismo pendejo». Y continuó: «Pero qué es esta cosa que dicen somos neutrales. A mí me suena muy extraño. ¿Hay alguien aquí que de veras piense votar por Peña Nieto?» La pregunta generó un rotundo no de miles de voces. Sin embargo, instantes después un sector de los jóvenes demandó con el grito «apartidista», «apartidista» que cesara ese mensaje; incluso hubo llamados de «bajénlo», «bajénlo». El escritor pidió tolerancia y apertura para el diálogo. Alrededor de las 19 horas arribaron varios contingentes a Televisa Chapultepec, con la expectativa de interpelar a Peña Nieto, quien sería entrevistado en el programa Tercer Grado de esa cadena, a las 23 horas. Sin embargo, como confirmó vía Twitter Denise Merker, una de las conductoras, el programa ya había sido grabado. De cualquier forma, unos 500 manifestantes se mantuvieron afuera de la televisora, en cuyas puertas pegaron carteles y pancartas con sus reclamos.
Democratizar medios de comunicación, clamor de #YoSoy132(La Jornada, 24 de mayo 2012)
Arturo García Hernández y Laura Poy Solano
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