Foto: Maya Goded / Hablan los Pueblos
En los últimos diez años han crecido mucho las afectaciones a las comunidades mayas de Hopelchén y en general de la Península de Yucatán. Tenemos problemas por las grandes deforestaciones, debido al crecimiento de la agricultura industrial a gran escala. Se está desplazando a las milpas que tenían una producción de alimentos más diversificada.
Este territorio maya está siendo ocupado para la producción de granos a gran escala, como la soya, el sorgo, las hortalizas, el chile, la sandía y la papaya. Ha cambiado mucho la forma de producción. Cuando se deforesta tenemos una pérdida de la biodiversidad y problemas con la apicultura.
El monte y la selva son muy importantes para nosotros. Producen especies de plantas nativas, parte de ellas medicinales, que las abejas las aprovechan mucho. Al crecer la deforestación, se pierde mucho de estas especies que necesitan las abejas para polinizar, para la producción de miel, y se pierden también muchas especies de animales, lo que hace que estemos en una situación de emergencia.
Por otra parte, el crecimiento de la frontera agrícola ocasiona también que se incremente el uso de plaguicidas, que afectan nuestra salud y provocan la muerte de las abejas. Nosotros, los mayas, hemos trabajado ancestralmente con nuestras abejas, son parte de nuestra producción de alimentos y de nuestra economía. Yo formo parte de un grupo de mujeres dedicadas al rescate y conservación de las abejas meliponas, pero si las apis melliferas están en riesgo, nuestras nativas están en doble situación de riesgo.
Otro problema grave es la contaminación de agua, también debido a todo el uso de plaguicidas altamente tóxicos. Se fumigan las grandes extensiones de plantíos de soya y sorgo hasta con avionetas y eso es muy grave, porque no solamente se están filtrando en los mantos freáticos, sino también se está esparciendo en nuestro medio ambiente, lo estamos respirando.
Para los menonitas se trata de quitar todo lo que hay y producir, para nosotros es perder parte de nuestra vida
Actualmente estamos invadidos por los menonitas, quienes junto con otros empresarios deforestan de manera salvaje. Todas esas tierras ocupadas para la agricultura industrial son tierras que el gobierno ofertó y vendió. Cuando pasó el programa de PROCEDE nos afectó mucho, porque empezó a delimitar las áreas de los ejidos. Al delimitarlas se empezaron a dar cuenta de que hay mucho territorio y dijeron que estaba en desuso, pero que eran territorios que los cuidamos desde hace muchos años.
No existen delimitaciones para nosotros, sino espacios grandes que entre todos los pueblos cuidábamos y eso fue lo que se vendió, y muchos cayeron en manos de menonitas y empresarios. Ellos no son como nosotros, no tienen esa cultura de conservar. Nosotros pensamos que si no tenemos un pedazo de tierra, de qué nos sirve tener dinero. Si yo tengo mi milpa, produzco mis alimentos, produzco maíz, para qué necesito dinero.
Cuando llegan los menonitas a nuestro municipio dicen que hay que producir. Los gobiernos estatales pensaron que los menonitas sí son trabajadores, que van a desarrollar el estado, que ellos sí tienen la mirada de desarrollo. Y empezaron a ofertarles los subsidios, porque hay grandes subsidios para la producción de los grandes cultivos mecanizados.
Muchos de los territorios que deforestaron estaban ocupados por campesinos y por nuestras abejas, ahí estaban las plantas que necesitamos para hacer nuestras casas, los guanos, las palmeras que cortamos para nuestras viviendas. Eso ya no está. Para los menonitas se trata de quitar todo lo que está y producir, para nosotros eso es perder parte de nuestra vida.
No se debe decidir sobre los territorios que tienen dueños
El megaproyecto del Tren Maya se suma al despojo del territorio de los pueblos mayas. No se debe decidir sobre los territorios que tienen dueños. Somos los que los hemos cuidado por muchos años. El tema de los megaproyectos, incluyendo el tren, fortalece la violación a los derechos de los pueblos indígenas, sobre todo a la libre determinación.
Para hacer un proyecto primero se tiene que platicar con la gente, con nosotros. Si viene un proyecto del tamaño del tren, al final no sólo va a desaparecer toda esta biodiversidad, sino también a nosotros. Se acabará con toda la identidad cultural de un pueblo sabio, vivo, que tiene conocimiento. Todas las leyes, todo lo que se está decidiendo no es para nosotros y se está decidiendo sin nosotros.
La consulta, como se está haciendo, no sirve
La consulta no resuelve nuestros problemas, es una herramienta que nos dieron y nos dicen que con ella se van a resolver los problemas que tienen los pueblos originarios, pero no. La consulta, si se llegara a aplicar como la marcan los estándares internacionales, sí podría funcionar, pero como se está haciendo, no sirve. Al contrario, genera mucho conflicto, introduce más división, coopta a la gente.
No es válido, no se vale. Antes de meter los megaproyectos se tiene que hablar con la gente. Tendrían que preguntarnos tal vez qué es vivir para mí, qué es vivir bien. Si me lo preguntaran, yo diría que no me estén fumigando, que no me estén tirando mis bosques, que se conserve, que ya no se siga deforestando.
Leydy Aracely Pech Martín
Colectivo de Comunidades Mayas de Hopelchén
Ich-Ek, Hopelchén, Campeche
Este testimonio forma parte del proyecto Derecho de Réplica. Hablan los Pueblos, publicado en 2019 por Desinformémonos