En años recientes, los jóvenes que desean obtener un lugar para recibir educación superior pública se enfrentan a una dramática
situación: la falta de espacios para todos los que solicitan ingresar a ese nivel de estudios.
De acuerdo con cifras oficiales, sólo tres de cada 10 jóvenes en edad de ir a la universidad pueden hacerlo, dato que incluye la matrícula de las instituciones privadas.
Son miles los jóvenes que anualmente son rechazados por alguna de las universidades públicas del país. El caso más reciente es el de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde de los más de 191 mil estudiantes que presentaron el concurso de selección –en las ediciones de febrero y junio— para ser admitidos en esa casa de estudios, sólo fueron aceptados 17 mil 590.
En este tenor, un centenar de jóvenes que no fueron aceptados por la UNAM, participaron en una asamblea de rechazados convocada por el Movimiento de Apirantes Excluidos de la Educación Superior, que se realizó en la explanada de la rectoría de la casa de estudios.
Acordaron no aceptar los resultados del examen de selección y demandar un espacio para alguna de las 99 licenciaturas universitarias. Señalaron que se sumarán a las acciones del movimiento #YoSoy132, a la marcha del domingo 22 de julio que, entre otras cosas, se opone a la imposición
de Enrique Peña Nieto) y realizarán semáforos informativos
frente al Senado de la República este miércoles. Asimismo, convocaron a un hacer un ejercicio similar con los jóvenes que resulten excluidos del IPN –que en breve dará los resultados de este año.
El año pasado quedaron fuera del Instituto Politécnico Nacional (IPN) más de 65 mil aspirantes. En tanto que en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) únicamente admitió a 3 mil 800 jóvenes de un total de 35 mil solicitantes.
Ha sido tal la demanda estudiantil por un espacio en la educación superior que estas tres instituciones han hecho esfuerzos por incrementar sus matrículas. Tan sólo en el caso de la máxima casa de estudios, en años recientes ha ampliado en más de 10 mil el número de espacios de primer ingreso a sus licenciaturas.
Estadísticas de la UNAM documentan que para el ciclo escolar 1999-2000 la demanda de ingreso fue de 127 mil 775 jóvenes, de la que atendió a 35 mil 953 (de los cuales 12 mil 558 fueron aceptados mediante examen y 23 mil 395 por la vía del pase reglamentado).
La cifra se incrementó a 226 mil 232 jóvenes que buscaban un espacio en la casa de estudios para el ciclo 2011-2012, de los cuales atendió a 25 mil 952 por pase automático y a 18 mil 606 por concurso de selección, para sumar un total de 44 mil 558 estudiantes de primer ingreso.
El problema de la insuficiencia de espacios en este nivel académico, sostuvo Manuel Gil Antón, investigador del Colegio de México (Colmex) y especialista en el tema, no tiene que ver con la falta de capacidad académica de los alumnos que aplican los exámenes de ingreso, sino con la renuncia
del gobierno federal a crear nuevas casas de estudio de calidad.
Detalló que en 39 años las administraciones federales no han fundado ninguna universidad en la capital del país y se ha conformado con opciones técnicas superiores.
El único caso reciente fue la puesta en marcha de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, aunque se trató de un esfuerzo del Gobierno del Distrito Federal (GDF), dijo.
Se debe terminar con la idea de que son jóvenes reprobados; se trata de un conflicto de falta de cupo. Un chico que desea ingresar a la carrera de médico cirujano (en la UNAM) puede obtener 110 aciertos en un examen de 120 preguntas (calificación equivalente a 9.1), pero el mínimo requerido son 111 aciertos
. Esto es, miles de jóvenes quedan fuera de las instituciones públicas aun obteniendo un resultado aprobatorio.
El académico descartó que se pueda responsabililzar a la UNAM, la UAM y el IPN de la falta de espacios, pues en años recientes han incrementado su matrícula en más de 55 mil lugares.
Enfatizó que datos de la Secretaría de Educación Pública muestran que en México existen 272 instituciones de educación superior, de las cuales 49 son públicas y 223 particulares. Esto ha ocasionado que más de la mitad de los jóvenes que cursan educación superior lo hagan en escuelas privadas.
Aunado a ello, la mayoría de los colegios particulares no pueden ser considerados como universidades. Señaló que la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior define estas instituciones como una casa de estudios que ofrece al menos tres áreas del conocimiento y una debe ser humanidades y ciencias sociales.
Gil Antón, también participante en el Seminario de Educación Superior de la UNAM, subrayó que sólo 140 instituciones (entre públicas y particulares) cumplen con esa definición. “La solución a este problema estriba en el impulso y generación de más universidades en la zona metropolitana de la ciudad de México. Hoy, sólo 13 de cada 100 niños que comienzan la primaria llegan a la educación superior