De maestras y escuelas en tiempos de Milei

Pelota de Trapo

En días de saqueo cruel y casi definitivo, hay que construir esperanzas, imaginar y socializar el futuro, dice Carlos del Frade. Y aporta voces de maestras, voces resistentes, de maestras y escuelas en los tiempos de Milei, cuando el estado se retrae y deja solos a tantos niños, a tantos proyectos, a tanta vida. El futuro sigue abierto.

No es sencillo estar en una escuela. Pública, de barrio popular.  El estado se ha retirado de casi todas sus obligaciones allí. Y donde debería haber un trabajo  estable, una vivienda digna, posibilidades de esparcimiento y recreación, clubes con actividades deportivas, viajes, libros, vacaciones, desayuno, almuerzo, merienda y cena en casa, ropa, calzado… donde debería haber todo eso hay apenas una escuela que como un pulpo ataja y cubre cada una de esas falencias con sus aulas y sus comedores a sabiendas de que no alcanza. Pero es algo y es mucho lo que hace, lo que hacemos.

-Los libros no llegan a las escuelas, los centros de salud tienen turnos que se eternizan. La psicóloga no da abasto, los odontólogos menos. ¿Fonoaudiólogos? sin lugar. La asistente social  agobiada… el equipo socioeducativo del ministerio carece del personal suficiente. Allí miles de maestras  insistimos quijotescamente abrazar a nuestras infancias. Cuidando, albergando, alimentando. Mañanas y tardes  de mates cocidos. Almuerzos de arroz con pollo y salpicón con unos pocos pedacitos de carne (el tesoro proteico de la semana).

-Bibliotecas con libros usados, borrados, arreglados, donados.  Las escuelas primarias… ese lugar casi distópico libre de pantallas de celulares habilita la persistencia de juegos de antaño y la circulación de la palabra. Allí se nos hace trizas el alma cuando H. de seis años nos grita hasta quedarse sin aire que por qué no la matan, por qué no acaban con su vida como hicieron con su papá cuando estaba en la cárcel. Qué hemos hecho como sociedad…  cuánto daño han hecho los malos gobiernos para que una niña de seis años pida morir. Cierro fuertemente el nudo de mi garganta y respondo: Una palabra,  una mirada calma, contenedora, invito a jugar, invito a escribir, invito a un abrazo. Ligo los contenidos curriculares a las necesidades reales de expresión de sus malestares. Dibujan, dibujamos, jugamos – escribió la lúcida y sensible maestra rosarina Andrea Navoni.

Educación en tiempos de Milei.

Días de saqueo cruel y casi definitivo.

Según la reconocida pedagoga Adriana Puiggrós, “la mayor preocupación de los docentes es la desescolarización, que es parte de la destrucción del Estado. En paralelo, es la destrucción de sus propios puestos de trabajo, pero también es un ataque profesional muy serio. En el caso de nuestro país, ahora no se reconoce la paritaria nacional, no reciben el incentivo salarial docente, con lo cual la situación del docente es cada vez peor. En general son poquísimos los docentes secundarios y universitarios que tienen un cargo, suelen tener tres o cuatro, lo que les impide conocer bien a los alumnos, hacer equipo, hacer sociedad. Esta situación genera en el docente muchos problemas, de orden físico, laboral, psicológico. Pasa un gobierno, pasa otro gobierno, y nunca se termina de resolver”.

Pero a pesar de todo hay que construir esperanzas, imaginar y socializar el futuro: “Tiene que haber un Estado responsable de la educación, como indica nuestra Constitución y nuestras leyes. El gobierno tiene que habilitar lugares para practicar deportes, para el tiempo libre, la recreación, espacios que motiven el trabajo en grupo, la colaboración. Ojalá los chicos sepan que el futuro sólo se alcanzará con soluciones colectivas. ¡De tantas maneras se les está diciendo “vos solo la vas a hacer mejor”, golpeándolos con el emprendedurismo, con el engaño de la superioridad del esfuerzo individual! En cambio, hay que educar para salvar y amar el medio ambiente, educar para la paz. Por otra parte es necesario que los chicos aprendan la historia familiar, comunitaria, nacional, latinoamericana y mundial. Si desconocen el pasado, no podrán imaginar ni construir futuros y quedarán atrapados en un presente absoluto, sin destino. También la enseñanza/aprendizaje de la ciencia y la tecnología requieren de su ubicación en la historia, de una nueva mirada humanística. Hoy, en 2024, la paz, el medio ambiente, el pensamiento humanístico, la comunidad y el hacer sociedad, deben ser los ejes de todos los niveles y modalidades de la educación”, termina diciendo Puiggrós.

Voces de maestras, voces resistentes, de maestras y escuelas en los tiempos de Milei. El futuro sigue abierto.

Publicado originalmente en Pelota de Trapo

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