Los efectos del desarrollo y la modernidad se ensañan con Daniel Blake, un carpintero que ha trabajado toda su vida, que ha cumplido con sus obligaciones como ciudadano y solo espera lo que le corresponde del contrato social en el que su vida se ha fincado. Daniel ha sufrido un infarto y el sistema de salud le dictamina incapacidad para trabajar por lo que recurre a las oficinas gubernamentales para solicitar apoyo, pero resulta que son tiempos neoliberales y el sistema golpea fuerte a Daniel para no pagarle el seguro de desempleo. Si quiere recibir el dinero del paro tiene que demostrar que busca trabajo y no lo encuentra, si por casualidad le dan un trabajo, no lo puede aceptar ya que está incapacitado. Es un hombre frente al sistema. Un sistema burocrático que se ensaña hasta el absurdo con los ciudadanos a los que supone servir. Es una estructura gubernamental cuya función principal es cansar a los ciudadanos con irracionales exigencias. Se trata de aniquilar a la persona humillándolo desde el poder del “formulario” que considera a hombres y mujeres que se ven obligados a pedir ayuda como seres prescindibles, a los que se puede lanzar a vivir a otra ciudad desde la frialdad de las estadísticas. Daniel Blake está ya en la edad de la jubilación, vive solo, no tuvo hijos y su mujer recien murió luego de una larga enfermedad. Para luchar contra el sistema, Daniel no cuenta más que con él mismo y su manera de entender la vida. Ken Loach en éste, su último largometraje hace una denuncia cruda y poderosa de la situación a la que se enfrentan los obreros luego de entregar su vida al trabajo. Se convierten para el poder en un número, una estadística, un ser que ya no produce plusvalía y es prescindible. Pero la película va más allá y nos muestra la vida de una joven mujer con dos hijos que se encuentra en una situación muy parecida, de hecho se conocen en las oficinas de la ayuda gubernamental, donde la injusticia y el mal trato es la norma.

Ken Loach se compromete con sus personajes a partir de la solidaridad de que son capaces desarrollar frente al otro, ante la adversidad, está la mano amiga, pese a todo, no estás solo parece decir este veterano del cine político. Un director de cine que siempre ha estado de lado de la clase obrera, que nos ha mostrado la problemática de las luchas sindicales, de las ambiciones de las clases oprimidas, Ken Loach ha bordado con sus películas un interesante mosaíco de vida y de los lazos de amistad que se pueden dar entre quienes se reconocen del lado oprimido de la sociedad. Incluso sostuvo un combate contra Margaret Tatcher quien obligó al Channel Four a prohibir sus documentales A Question of Leadership con los cuales Loach critica, desarma y combate al poder de la dama de hierro.

En una reciente conferencia en el Teatro Nacional de Filme de Londres, comentó: «Lo único que espero, cuando la gente vea mis películas, es que digan, ‘Sí, así es como son las cosas’ y si así es como son las cosas, entonces ¿no deberíamos tratar de cambiarlas?»

Entre sus películas se encuentran:

Agenda oculta (Hidden Agenda) (1990).

Riff-Raff (1990).

Lloviendo piedras (Raining Stones) (1993).

Tierra y libertad (Land and Freedom) (1995).

Mi nombre es Joe (My Name Is Joe) (1998)

Pan y rosas (Bread and Roses) (2000)

Felices dieciséis (Sweet Sixteen) (2002)

Sólo un beso (Ae fond Kiss) (2004).

The Wind That Shakes the Barley (El viento que acaricia el prado y El viento que agita la cebada) (2006)

En un mundo libre (It’s a free world) (2007)

Buscando a Eric (Looking for Eric) (2009)

Route Irish (2010)

Jimmy’s Hall (2014)