Varias feministas le hicieron un llamado claro al presidente Iván Duque: no puede haber diálogo sin garantías mínimas para proteger la vida. Hablamos con ellas frente a esta petición, sobre qué es el cuidado y su aporte en medio del estallido social que vive Colombia.
“No hay democracia posible sin el respeto y la protección de la vida de las ciudadanas y los ciudadanos”, es uno de los mensajes que varias mujeres y feministas, de diversas plataformas, grupos y colectivas le escribieron al presidente Iván Duque, en una carta que le hicieron llegar el pasado 2 de junio.
En esa misma línea, lo primero que le pidieron es que “el criterio orientador de todas sus acciones sea el cuidado de la vida” de todas las personas que viven en Colombia y que actualmente están manifestándose en medio del Paro Nacional.Dicen que solo así podrá entablarse un diálogo que lleve a un acuerdo real entre quienes protestan y el gobierno nacional, porque sin vida no hay nada más.
Pero, por ahora, ni siquiera eso ha podido garantizar el gobierno de Duque. En los más de 45 días de continuas movilizaciones se cuentan en 3.789 las víctimas de violencia policial, según el reporte que Temblores ONG, Indepaz y Paiis le entregaron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Estas cifras alarmantes nos dicen que, en casi dos meses de Paro Nacional, 43 personas habrían sido asesinadas a manos de la Fuerza Pública. Otras 28 han sido violentadas sexualmente y otras 70 han perdido sus ojos luego de que el Esmad les disparó. En un escenario tan aterrador, sobra explicar por qué la sociedad y, particularmente las mujeres y feministas, están exigiendo que no les maten y que cuiden de sus vidas.
Fuera del contexto de movilización, ese ha sido un concepto estudiado durante décadas por el movimiento feminista. “El cuidado es un acto político en sí mismo. Es aquello que es necesario para preservar la vida desde sus formas más básicas. Barrer la casa es cuidar, cocinar los alimentos y mantener la ropa limpia es cuidado, preparar los espacios de habitación es cuidar. Pero también lo es ir acompañada en una manifestación como medida de seguridad, en un escenario en el que no podemos estar solas”, le explicó a PACIFISTA! Cecilia Cuesta Morales de la Red de Mujeres del Caribe.
Según la red, que sean las mujeres quienes le recuerden al presidente Iván Duque, desde una visión feminista, que es su deber garantizar la vida es un acto revolucionario y valioso.
En PACIFISTA! buscamos a las voceras de las tres plataformas de mujeres que en este momento integran el Comité Nacional de Paro, así como a representantes de varias de las más de 95 organizaciones y colectivas que han suscrito la carta que recibió Iván Duque. Hablamos con ellas para construir cuatro reflexiones alrededor del cuidado, como principio, derecho y concepto político, en medio del Paro Nacional y las reivindicaciones feministas.
Es una discusión liderada por ellas que, como le dijeron a este medio, es a su vez una manifestación explícita de que tienen mucho más que decir y aportar en medio del estallido social que vive el país. Como lo sostuvo Marina Gallego Zapata, coordinadora nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres: “no hay lugar a que en todas las fotos y negociaciones (del Paro Nacional) aparezcan un montón de señores, negociando lo que posiblemente en Colombia va a ser un nuevo pacto social”.
1. DUQUE, PARE LA MASACRE ¡YA!
“El primer punto que pedimos como garantía para poder empezar a hablar de otros, como renta básica, educación o salud (…), es el cuidado de la vida. Que no asesinen más gente, ni más lideresas o líderes y que el Esmad y el gobierno paren la masacre”, le explicó a PACIFISTA! Ligia Álzate Arias, de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). La activista lleva 45 años en la vida sindical y es representante de la Plataforma de Mujeres Feministas y Sindicalistas ante el Comité Nacional de Paro.
Para ella y las mujeres que suscribieron la carta, la masiva vulneración de derechos humanos que ha vivido el país los últimos meses requieren de un pronunciamiento ético que, aunque no corresponde solo a las feministas, es urgente hacer: “Queremos hacer un llamado a que al menos se respete el cuidado de la vida. Y digo ‘al menos’, porque lo elemental y mínimo en cualquier democracia es que se garantice la vida de las ciudadanas y ciudadanos. Pero vemos que hoy eso está en veremos, eso está en jaque”, sostuvo Diana Gómez Correal, de la Colectiva Feminista Emancipatoria, firmante del documento.
Por su parte, Cuesta Morales, de la Red de Mujeres del Caribe, agregó que “no nos están escuchando y hay un abuso de poder que se está legitimando y se está tratando de cumplir de manera obligatoria, a través del decreto 575”.
El 28 de mayo, el gobierno nacional, a través del Ministerio del Interior, expidió elDecreto 575, para “conservar y restablecer el orden público” a través de figuras como la asistencia militar en varios departamentos y municipios de Colombia. Fue una medida que organizaciones de la sociedad civil catalogaron como autoritaria y violatoria de la Constitución Política. Ese mismo día, las feministas se declararon en Vigilia Feminista Nacional, por lo que el 31 de mayo se reunieron en distintas partes del país para hacer un llamado a la paz, a la vida y dignidad de la protesta. En el espacio exigieron que el cuidado sea un principio inviolable en medio del estallido social.
De acuerdo con Nidia Jaidivy Colorado García, de la Junta Directiva de la Asociación de Mujeres Colombianas y quien representa a la Plataforma Mujeres por la Paz en el Comité Nacional de Paro, la arremetida violenta del Estado contra la ciudadanía que se está manifestando y la estigmatización de la protesta, las llevó a encontrarse para hacer un llamado al gobierno nacional. Así surgió la carta.
También agregó que en el actual contexto hay una focalización de la violencia contra las mujeres: un caso que alertó a todas las organizaciones fue el del Allison, quien luego de ser violentada sexualmente por cuatro agentes del Esmad en Cauca, se quitó la vida. A su vez, manifestó, se han registrado múltiples detenciones ilegales, lesiones oculares y otras agresiones contra mujeres.
No se puede responder con balas al descontento social que tiene gran parte de la población. Por eso es deber de Iván Duque, sostienen ellas, garantizar que quienes se manifiestan o están en otros escenarios, no sean asesinados o asesinadas. Esa es la garantía mínima para entablar un diálogo.
2. EL CUIDADO ES UNA REINVIDICACIÓN FEMINISTA Y UN DEBER QUE LES CORRESPONDE A HOMBRES Y A MUJERES
“Quienes soportamos el cuidado en la casa, en la educación, en la salud, en la calle y en muchas partes, somos las mujeres, un trabajo que no es reconocido ni social ni económicamente. Por eso, con todo el derecho, hay que hablar del tema como un asunto político y económico, no porque las mujeres somos cuidadoras, sino porque la sociedad debe ser cuidadora y hacerse cargo de esa labor. Y la sociedad también incluye a los hombres”.
Esa fue parte de la intervención de Marina Gallego, coordinadora de la Ruta Pacífica de Mujeres, al hablar con PACIFISTA!. El movimiento del que hace parte también integra el espacio de Feministas Proponemos, que surgió en medio del Paro Nacional y que reúne a cientos de mujeres, colectivas, plataformas y grupos alrededor de siete propuestas en medio del estallido social de Colombia.
Sobre este punto, Natalia Chávez, encargada del proyecto de Mujeres, Paz y Seguridad de Limpal, argumentó que el Paro Nacional es un escenario clave para incluir propuestas que promuevan la autonomía de las mujeres y que reconozcan al cuidado como un punto elemental de las agendas de movilización.
Lo anterior, al considerar que Colombia tiene la Ley 1413 de 2010, de economía del cuidado, que reconoce el aporte que las mujeres hacen a estas labores y lo que representa en la economía nacional. Según cálculos del DANE, las labores domésticas y de cuidado no pagas corresponderían al 20% del PIB. Además, si se tiene en cuenta que la pandemia tuvo efectos desproporcionados para las mujeres, como el recrudecimiento de la violencia o el aumento del trabajo de cuidado en sus hogares, es más que relevante que esta sea una discusión en el marco de las movilizaciones. Es, para Chávez, un asunto de justicia de género que deben reconocer todos los sectores del movimiento social.
Ahora, la pregunta del millón, como la catalogó Elizabeth Quiñónez -quien representa a las Organizaciones Populares Feministas en el Comité Nacional de Paro-, es cómo hacer que sus reclamos y perspectivas, como la del cuidado en todas sus dimensiones, sea un punto clave no solo en el Paro Nacional sino en espacios como el Comité.
“Es complicado que los hombres acepten que nosotras tenemos derecho a la paridad participativa (…). Lo que de verdad impide el raciocinio y la construcción conjunta, además de los intereses, que son legítimos, de los partidos, es una visión de hegemonismo en la que juega un machismo brutal. Pero no solo en este (Comité Nacional del Paro), sino en la Asamblea Nacional Popular, hay expresiones muy machistas”, fue lo que respondió a esta inquietud.
Por eso, argumentó, hay que generar cambios profundos en la sociedad y en sus palabras, “en el orden sociosexual” que no se resolverán en el Paro. Esto no significa que no haya que seguir luchando por ampliar estos espacios, pues por ahora, solo hay tres mujeres en el Comité Nacional.
3. EN COMPAÑÍA Y EN SORORIDAD, EL AUTOCUIDADO ES PRIORITARIO
“Es fundamental que las y los jóvenes y las personas que se encuentran dentro de las protestas, en los plantones, las marchas y los puntos de resistencia logren, en algún momento, establecer como prioridad, además de la lucha y la práctica política, mejores formas para el cuidado. Esto incluye no solo la preservación de la vida frente a los asesinatos, crímenes y vulneraciones de la Policía, sino también frente a sus emociones”, dijo Quiñónez frente a otra perspectiva a tener en cuenta en medio del Paro Nacional.
En eso coincide Cuesta Morales, de la Red de Mujeres del Caribe, para quien las mujeres han estado en múltiples espacios en el Paro Nacional y “cuando todas las formas posibles de vida se ven atacadas, las fuerzas físicas y emocionales flaquean. Todas las personas que defendemos la vida desde hace tantos años, que trabajamos por tener un país distinto y que se consolide un proceso de Paz, que haya justicia social y oportunidades en equidad, sabemos del agotamiento cuando hay una involución en estos procesos. Y además, cuando hay un ataque tan salvaje del sistema que nos trata de callar, borrar y desaparecer. Eso es agotador”, afirmó.
La respuesta en estos escenarios es fortalecer redes y seguir construyendo espacios conjuntos en los que todas las personas puedan cuidarse. “No podemos hacerlo solas; siempre hay que estar en red”; explicó. Como ella, Quiñonez agregó que esa labor “requiere un ejercicio de maternar la vida que puede hacerse desde las organizaciones feministas y organizaciones populares de mujeres”.
4. LAS MUJERES ESTÁN JUNTAS Y RESISTIENDO, CUIDANDO LA VIDA Y CONSTRUYENDO PAÍS
“Creo que la carta fue un gran intento, pero debemos hacer mucho más. Si bien puede tener un alcance y aunque el gobierno no esté interesado en hablar ni negociar con nadie, solo implementar su política a través de la fuerza, nosotras como mujeres sí debemos plantearnos cosas de impacto y de manera simbólica poder hacer un llamado ciudadano”, planteó Colorado García de la Plataforma Mujeres por la Paz.
Para ella es importante reactivar un proceso de unidad entre mujeres, continuar en alerta alrededor de la protección de la vida y también, exigir el esclarecimiento de la violación sistemática de derechos humanos por parte del gobierno nacional.Sostuvo que hay dos actores sociales que les preocupan en este momento: las personas desaparecidas, por un lado, y cómo van a judicializar a las personas detenidas en medio de las protestas, por otro.
Según Gallego, las mujeres han sido parte central de la construcción de lo que somos como sociedad, desde antes de la Constitución y en temas centrales que hoy se discuten en el marco del Paro. Por eso insiste, como Chávez, en que ellas deben tener un rol fundamental en estos espacios porque, de acuerdo con la integrante de Limpal, “parece que siempre la agenda de las mujeres está detrás o no se le da la importancia que debería tener. Y en el fondo lo que estamos haciendo es apostarle a una transformación del sistema y del modelo socioeconómico del país e incluso, a una escala global”.
Lo cierto es que este momento interpela a la sociedad colombiana pero además, al movimiento social. De acuerdo con Quiñónez, aunque es complejo que en escenarios de la protesta se incluyan los reclamos de las mujeres, “hay que luchar por ampliar, por lo menos, la paridad participativa en las asambleas departamentales pero también en las muchas formas en las que se representan las organizaciones y movimientos de todo tipo dentro del Comité Nacional de Paro”.
El movimiento de mujeres y feminista está en marcha luchando por reivindicaciones históricas, no solo alrededor del cuidado sino de todos los derechos que tiene esa mitad de la población. Respaldarlas y sumarse a sus reclamos es lo mínimo que podemos hacer, porque la tarea es larga.
* A Laura pueden encontrarla acá.
Publicado originalmente en Pacifista