Ciudad de México | Desinformémonos. Las emisiones de contaminantes a la atmósfera, el agua y la tierra es “mucho más elevada que en Estados Unidos y Canadá” gracias a la “corrupción e impunidad” con la que operan las empresas mineras, “lo cual también es resultado del control corporativo que ejercen las grandes empresas mineras sobre el gobierno”, señaló María Colín, de Greenpeace México, tras la presentación del informe “Emisiones y Transferencias de Contaminantes de América del Norte”.
Colín explicó que los contaminantes emitidos por las mineras no sólo han provocado la violación de derechos fundamentales, sino que además han propiciado “daños irreversibles a la salud, los ecosistemas y la producción de alimentos”.
El informe revela que México reporta menos pasivos ambientales generados por su industria minera que Estados Unidos y Canadá, cuyos efectos son “gravísimos, en particular sus afectaciones a las comunidades y pueblos indígenas. Las sustancias tóxicas que requieren para la explotación de minerales y las que se generan durante el proceso han provocado distintas emergencias ambientales”.
Organizaciones contra la industria minera, como la Red de Afectados por la Minería (Rema), recordaron que la normatividad ambiental en México “es letra muerta”, pues “no se cumple” y no existe un esquema de reparación de daño.
La Red identificó como casos “emblemáticos de impunidad” las minas de los consorcios mineros canadienses, principalmente, pero también mexicanos, como Grupo México.
Comunidades y poblados enteros han denunciado en numerables ocasiones las consecuencias de la imposición de los proyectos mineros, los cuales no sólo provocan el despojo de tierras y la destrucción de los recursos naturales, sino además la continua contaminación a los mantos acuíferos, el subsuelo y el aire que deriva en problemas en la salud y las actividades económicas de los habitantes.