La Habana, Cuba. Los distintos problemas y retos que atraviesa la comunicación popular y alternativa en América Latina, tanto en países claramente neoliberales y en los llamados Estados progresistas o claramente socialistas, se debatieron en un taller convocado en esta ciudad por el Centro Memorial Martin Luther King, espacio de encuentro en el que se compartieron visiones, deseos, sueños y acciones frente a los poderes hegemónicos.

Desde 2006, señala la convocatoria del Cuarto Taller Latinoamericano de Educación Popular, se realizan estos encuentros gracias al empeño del Centro Martin Luther King y de diferentes redes, organizaciones y movimientos sociales de América Latina. “Los saberes acumulados y las nuevas experiencias van tejiendo un hermoso entramado de relaciones en el campo de la formación en comunicación”, indican.

El debate de lo que significa ser alternativo en la Cuba de hoy y en los países latinoamericanos gobernados por presidentes progresistas, fue una de las tantas vertientes lanzadas en un espacio abierto y fraterno. ¿Cómo operan los medios en Venezuela? ¿Y en México, ante el panorama político actual, cuál es su función? Los medios libres en Colombia, las radios comunitarias en El Salvador y los retos periodísticos en una pequeña nación, Haití, que sigue luchando por su libertad, fueron otras rutas del taller al que acudieron experiencias de Colombia, Haití, Argentina, Venezuela, Uruguay, El Salvador y México.

La tecnología y el uso de las redes sociales en la otra comunicación,  fueron cuestionadas en cuanto a generadoras de cambios sociales. Tienen un papel importante, coincidieron los participantes, pero deben aprovecharse con responsabilidad y, sobre todo, con la debida seguridad cibernética. Por sí solas, retomaron, no son vinculantes e incluso pueden ser usadas para cambios que beneficien a gobiernos no democráticos.

Comunicar lo que los medios institucionales no informan, tener un papel en la reconstrucción de la memoria histórica; una misión transformadora con sentido social; comunicar desde los barrios y territorios locales; mostrar no sólo problemas coyunturales, sino propuestas y construcciones; visibilizar las propuestas de los movimientos sociales de abajo; dar cuenta de procesos, no retratos de momentos, fueron algunas de las tareas planteadas para la elaboración de un periodismo responsable.

La rigurosidad y el periodismo de investigación se esbozaron necesarios para los comunicadores alternativos, libres, autónomos, populares y de abajo, pues, independientemente del apellido que toman, se siubicaron de un mismo lado: la que lucha por un mundo en libertad.

La elaboración de una agenda propia, con la participación de las comunidades y barrios, que no siga las prioridades que marcan los medios comerciales, se planteó como reto paralelo a la búsqueda de públicos no activistas y, por lo tanto, menos informados. Combatir el autoconsumo informativo y crear una nueva estética, con humor, arte y cultura, se plantearon necesarios para la apertura de auditorios, fuera y dentro de la web, pues, remarcaron, “no todo es internet”.

Una de las necesidades más importantes y apremiantes que se planearon los participantes fue la capacitación de los nuevos comunicadores, tanto en las ciudades como en el campo. La formación política y técnica para responder a los retos de los movimientos sociales en materia de comunicación, fue la constante. Se trata, dijeron, de crear semilleros de productores de materiales comunicativos (escritores, editores, fotógrafos…), de expandir capacidades y conocimientos, de fortalecerse en software libre, informática, seguridad web y, sobre todo, en periodismo de investigación.

El empeño de contribuir a edificar “un mundo donde se abra paso una ética que dignifique al ser humano y le ayude a vivir relaciones de equidad, respeto y solidaridad”, fue más que cubierto con intensas jornadas de trabajo, humor, fraternidad y, por supuesto, teatro, trova y baile, marco perfecto para una generación que no está dispuesta a resignarse.

Publicado el 30 de septiembre de 2013