Con el aula a puerta y ventanas abiertas

Miguel Escobar Guerrero y Mayra Ruth Silva Estrada

xv seminario freiriano-zapatista

Varias décadas han pasado sin cansarnos de proponer estos espacios a estudiantes, de buscar, de traer personajes, novelas, cuentos, historias reales y ficticias, poemas y canciones capaces de romper el encierro de la “soledad” delirante de la palabra-imagen vacía, impuesta a través de todo tipo de pantallas: celulares, computadoras, tabletas, televisores que hemos convertido en relatos que estorban, impiden, tergiversan conceptos ya silenciados, donde el dolor se presenta diluido en males necesarios para el avance de la sociedad del espectáculo, hoy la sociedad robot, la sociedad de la imagen de la caverna descrita por Platón. Donde parece que ya no existe la realidad real, solo sombras en la era del big data, de la hegemonía de las cifras con tecnologías diseñadas, con algoritmos haciendo la venia a la inteligencia artificial y ejerciendo en la mente y en especial en el cerebro daño casis irreparables que rompen la armonía entre cuerpo y corazón, emoción y razón, dolor y sufrimiento, sentir y pensar. Convivimos en una realidad en la que vamos sorteando diferentes violencias, desde las que llegan de dispositivos, informaciones tergiversadas u opresiones sociales sin aceptar que nos concierne. vivimos salpicados por la violencia sin aceptar que nos concierne.

Es por esto que elegimos un aula a puerta y ventanas abiertas para dejar entrar a personajes que nos han permitido “admirar” es decir, volver a pasar la vista por historias y situaciones distintas a las nuestras, pues en la suerte de esta diferencia también hemos podido hallar posibilidades muy otras y multicolores de estar, sentir, pensar y convivir con el mundo. Personajes como Lisa, Maya, Ymar, Magda, don Durito, el viejo Antonio, Sombra-el guerrero y Defensa Zapatista, el SubMoisés, el SubMarcos hoy Capitán Marcos, entre otros; han sido puente para sentirnos más cerca de sus “paisajes interiores” como: milpas con siembras y plantas colectivas, tejidos cuyos hilos de colores se juntan para formar símbolos, caminos que aún antes de recorrer ya sentimos nuestros, historias que queremos que acaben bien, amigos que comparten así nomás por compartir, enamorados que aman compañeramente y hacen ver el amor al alcance de una mano extendida, posible y fácil como siempre puede ser, sombras que se juntan bajo estrellas y alrededor de fogatas (sin pijamas) porque dice Freire que los oprimidos no las llevan, de los que sueñan un sueño muy otro al de arriba; un sueño más buen vivir, más ven a casa y compartimos, más te escucho y me escuchas, más parecido al arte con que nos sanamos y sentimos la libertad que vivifica.

Nombramos a estos personajes, con el propósito de llegar a éste xv Seminario, siempre trayéndolo fuera del salón de clases, agrietando sus muros para dar vida, de otra forma, a personajes reales, de carne y hueso, como lo son las y los estudiantes a quienes debemos este espacio educativo rebelde, soñador y vibrante, en ocasiones mancillado por la mentira que se filtra para buscar inmovilizar luchas posibles y necesarias en los espacios universitarios.

Los Seminarios Freirianos – Zapatistas son freirianos porque Paulo Freire sigue siendo cercano, sigue arrojándonos preguntas desde la memoria colectiva latinoamericana, aunque mundial, de quienes levantaron la voz en círculos de cultura, en grupos de alfabetización, en charlas bajo árboles de mango, en discusiones en aulas sin muros o salones y auditorios repletos de gente, preguntas de quienes recién sabiendo leer y escribir nombraban su mundo, pescadores, campesinos, amas de casa, jornaleros, sembradores de arroz, luchadores sociales, profesores y profesoras, incluso indígenas y estudiantes.

Freire nos invita a concientizarnos, a profundizar en la Pedagogía de la oprimida, la Pedagogía del oprimido, hoy el oprimide, invitando a sensibilizarnos con el dolor junto a las y los que sufren las agresiones de quienes son poder político y lo reducen a cifras. Y así en la abstracción de las cifras que nos alejan de la realidad y nos lanzan a delirios lógicos -en tanto son abstracciones que pueden abrir las puertas a la psicosis negando la opresión, el despojo y el olvido, los feminicidios y desaparecidas y desaparecidos.

Y, estos Seminarios son al mismo tiempo zapatistas porque nos permiten traer su grito guerrero: ¡ya basta!, que invita a la organización a la resistencia en contra de malos gobiernos y procesos educativos tradicionales, bancarios, inmovilizadores y silenciosos. El zapatismo nos convoca al movimiento de bancas y pizarras, a la inquietud de ideas, la alegre rebeldía del aula, a vernos educadores, educadoras – estudiantes con mirada pasamontaña, a favor de quienes se abren al diálogo, a la asamblea de la palabra verdadera, a los compartires y las comparticiones, al ala – kabi- ala kabi, en tojolabal: yo hablo tu escuchas – tu hablas yo escucho, al conocimiento que se pone en común, a la crítica que piensa, al arte en clave caracol en los procesos educativos, a la tolerancia que es siempre respeto a la otredad, al compañerismo contra la competencia y espacios para enamorarnos del saber o de quien se sienta en la banca de al lado. Espacios de ¡ya basta! que buscan sembrar semillas de la digna rabia y quizás, amistad que acompaña.

Y es freiriano – zapatista porque, aunque imperceptible, a mirada de quien sabe corazonar existe un puente de la selva amazónica a la selva lacandona, un brazo de río que junta las cascadas de “Agua azul” con el río Solimões, un nudo de contador de historias que es similar entre la barba de Freire que la del Viejo Antonio, y es la mirada pasamontañas, de horizonte que se reinventa, que es un poco la misma mirada de las gafas de Paulo o de cualquiera que lleva gafas. Pero sobre todo, hallamos entre ambos una urgencia doble y compartida: la de la libertad de los nadies que en clave zapatista podemos llamar: choles, pero tzotziles, tojolabales, pero tzeltales, pero otros, otras, otres. Y una segunda urgencia por hallar respuesta a las preguntas espejo, la de los caracoles zapatistas “¿y tú qué?”… frente a la del libro “100 voces y una carta para Paulo Freire” que suscribe el educador Nicolás Arata “¿y después de Freire, qué?”

Estos espacios permiten dar vida a versos callados, en la peor pandemia a la que estamos sometidos/as, enmascarando silencios, dolores, miedos, insensibilidad ante asesinatos, despojos, la impunidad y la mentira. No queremos aceptar lo que sabemos: que sin las y los jóvenes estamos condenados cual Sísifo, Edipo, Cenicienta, Bella durmiente, la Bella y la Bestia, a difundir que estamos determinados, condenados a callar, a no nombrar a los asesinos hechos gobiernos, al bunker del aula para no dejar que salgan ideas, escritos, resistencias a voz levantada o “voz viva” como decía Juna Inés de Asbaje, de lucha en contra de la amiga violentada, del hermano asesinado, del defensor de la madre tierra desaparecido, del trans golpeado o del hoy doliente e irreparable genocidio contra el pueblo palestino. No alcanzarían los minutos de silencio para honrar lo que duele.

Como si fuera sólo una película de terror. Compremos palomitas y coca cola para disfrutar las matanzas. Buen provecho nos dice lxs niñxs palestinos, las madres buscadoras.

Son las y los estudiantes que podrán hacer de su alegre rebeldía, espacios donde la empatía no sea un concepto vacío de contenidos que rayan con el delirio psicótico. Seguiremos, y seguiremos aquí, proponiendo, reinventando y dando vida a estos espacios, símbolo del compromiso para agrietar los muros del aula y permitir nombrar el ¡ya basta! impedir que se cosifiquen para llenar los basureros de la letra muerta y la vasija vacía y se rescriban los cuadernos de la memoria histórica.

¡Educación, liberación y rebeldía – educación, liberación y rebeldía, en lucha, en lucha, estudiantes de pedagogía! Y viva el ezln, las comunidades zapatistas, el CNI. Aquí unos podemos encontrar la fuerza para luchar sin olvidar que la verdadera lucha está fuera del aula. Estos espacios del Seminario son, han sido y seguirán siendo una pequeña grieta para salir del aula donde las y los estudiantes lo organizan, lo hacen suyo, lo coordinan, son lxs ponentes. Es una pequeña utopía, pero sin embargo una utopía. Sin erotismo no es posible la utopía. Hagamos lo posible de hoy para realizar lo imposible del mañana que ya existe en las comunidades zapatistas.

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