foto de portada: Josué Rivas
Dakota del Norte I La fecha límite anunciada por el gobierno para abandonar el campamento Oceti Sakowin fue el miércoles 22 de febrero a las 2 de la tarde. Antes de salir, los últimos vestigios y viviendas improvisadas fueron incendiados como parte de la ceremonia con la que los indígenas lakota y los activistas que los acompañaron durante casi un año, se despidieron del lugar que fue su hogar en el intento por detener la construcción del oleoducto Dakota Access.
Decenas de personas marcharon del brazo para salir del campamento cantando y batiendo tambores mientras caminaban por la carretera. Antes, el fuego, las oraciones, las mujeres preguntándose a dónde ir. Aún así, la sensación es de victoria, pues marcaron un cambio en la forma en que la población de Estados Unidos los percibe e hicieron que el mundo tomara conciencia de su movimiento: “debemos sentirnos orgullosos, logramos que el mundo volteara a ver a nuestro movimiento”.
Sin saber a dónde dirigirse exactamente, la mayoría salió desde temprano. Las autoridades enviaron autobuses que los llevaron a Bismarck, donde les ofrecieron comida y hospedaje.
A las 14 horas arribaron los militares, la policía, los ingenieros y las máquinas. Algunos manifestantes que decidieron permanecer fueron arrestados. Se reportan 46 personas detenidas, entre ellas la «abuela Regina» de 80 años.
video: Shaun King
Charles Whalen, de 50 años, asesor de alcohol y drogas de Mille Lacs, Minnesota, dijo que él y varias personas no saldrían del campamento para mantener una resistencia pacífica: ”No vamos a hacer nada negativo, solo vamos a orar” dijo Whalen. Personas que salieron manifestaron sentimientos encontrados por tener que abandonar el sitio donde permanecieron por varios meses. En el apogeo de las protestas, el campamento, conocido como Oceti Sakowin acogió a miles de personas, aunque su población disminuyó cuando la batalla del oleoducto se trasladó a los tribunales.
El campamento Oceti Sakowin en Standing Rock reunió a integrantes de 200 tribus de los pueblos nativos ubicados en el espacio geográfico donde, desde hace algunos siglos, se han poblado los Estados Unidos de América. La unión de estos pueblos en este momento histórico ocurre debido a la inconformidad de los oceti sakowin, el grupo que vive en este territorio, en relación al proyecto de construcción del oleoducto “Dakota Access Pipeline”, que atravesaría su territorio promoviendo despojo y contaminación del agua sagrada de donde proviene la vida. El proyecto es propiedad de la corporación texana Energy Transfer Partner y tiene previsto cruzar el país de norte a sur, atravesar el río Missouri y el subsuelo del lago Oahe, en la reserva Sioux de Standing Rock.
“Los campamentos continuarán y la lucha también” dijo Phyllis Young, uno de los líderes del campamento. Matthew Bishop, de Ketchikan, Alaska, ha estado en el campamento de Dakota del Norte desde octubre. Ahora decidió mudarse a otro campamento.
Los protectores del agua argumentan que el campamento de resistencia está ubicado en territorio sioux no cedido en el marco del Tratado de Fort Laramie, de 1851, y que tienen derecho a permanecer en sus tierras ancestrales.
Un manifestante expresó: “Tengo miedo porque es posible que me arresten y por las consecuencias que pueda tener, pero creo con todo mi corazón en este movimiento y me arriesgo a permanecer”.
A comienzos de este mes, los equipos de construcción retomaron las obras en el último tramo del oleoducto, luego de que el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, otorgara una servidumbre de paso para permitirle a la empresa encargada de los trabajos, Energy Transfer Partners, perforar por debajo del río Missouri.
Con información de Honor the Earth
foto: Stephen Getty Images