Después de la guerra de 1967 y la ocupación militar de Israel de Cisjordania y la Franja de Gaza, uno de los primeros actos de Israel fue declarar que todos los recursos hídricos estaban bajo el control militar israelí.
Después de la guerra de 1967, uno de los primeros actos de Israel fue declarar que todos los recursos hídricos estaban bajo su control [Archivo: AP]
El agua no es escasa en el Valle del Jordán, conocido como el tradicional «granero de Palestina». Sin embargo, los agricultores palestinos luchan por sobrevivir, con poca agua para alimentar sus cultivos. Señalan que la cantidad de agua que las autoridades israelíes les asignan ha ido disminuyendo a diario desde la Segunda Intifada.
Mientras tanto, los asentamientos vecinos consumen grandes cantidades de agua. Cultivan productos, como el banano, que requiere grande cantidades de agua, que en su mayoría se bombean desde los pozos de la ocupada Cisjordania, y exportan una rica variedad de frutas, verduras, flores y especias a Europa y los Estados Unidos.
En la aldea de Ein al-Beida, alambres de púas divide el campo en dos.
Por un lado están las filas de naranjos cubiertos de exuberantes hojas verdes, cultivadas por colonos israelíes cerca de un asentamiento ilegal; por el otro, tierras estériles asignadas a los palestinos, donde nada crece, salvo tiesos tallos de hierba amarilla, que por mucho tiempo se han secado debido a la falta de agua.
Los agricultores de Ein al-Beida, uno de los pocos pueblos del Valle del Jordán conectados a la red de suministro de agua, organizaron el mes pasado una protesta pacífica después de que las autoridades israelíes cortaran el agua durante más de una semana.
Las autoridades israelíes finalmente volvieron a dar el agua, pero los lugareños indican que la cantidad es ahora menos de la mitad de los 240 metros cúbicos por hora que recibían antes de la protesta.
«Nos dieron la excusa de que no hay suficiente agua bajo tierra», comentó el agricultor Mahdi Foqaha a Al Jazeera. «En realidad, Israel no quiere que sigamos viviendo aquí… Solo queremos que los israelíes nos permitan extraer nuestra propia agua».
Muchos palestinos que dependen de la agricultura para ganarse la vida intentan instalar tuberías de agua y conectarse a la red por su cuenta. Sin embargo, hacerlo sin un permiso israelí se considera «ilegal» y los pone en riesgo de que Israel destruya estas conexiones improvisadas.
Solo el 1,5 por ciento de las solicitudes de permisos de construcción palestinos en la zona C administrada por Israel en Cisjordania ocupada se aprobaron entre los años 2010 y 2014. En consecuencia, los palestinos no tienen más remedio que construir sin permiso, incluso si se trata de un simple tanque de agua de lluvia en propiedad privada.
«En la vecina localidad de Bardala, los israelíes disminuyeron el agua a 170 metros cúbicos para toda la aldea, la gente se vio obligada a conectarse al agua ‘ilegalmente'», explicó Foqaha. «Queremos vivir. ¿Qué más podemos hacer?».
Sin embargo, los israelíes descubrieron la conexión ilegal «y castigaron toda el área disminuyendo y cortando nuestra agua», agregó Foqaha.
El gobierno israelí no respondió a la solicitud de Al Jazeera de comentar sobre el asunto.
Asfixia de suministro de agua
Después de la guerra de 1967 y la ocupación militar de Israel de Cisjordania y la Franja de Gaza, uno de los primeros actos de Israel fue declarar que todos los recursos hídricos estaban bajo el control militar israelí. Para que los palestinos pudieran construir pozos, reparar tuberías o desarrollar redes de riego, tenían que obtener permisos emitidos por Israel, que apenas se otorgan.
Como resultado, las autoridades israelíes a menudo han confiscado los tanques de agua y han cortado las tuberías.
Los agricultores palestinos en el Valle del Jordán recuerdan una época anterior a 1967, cuando sus familias usaban libremente el agua de los manantiales que recorrían sus aldeas y regaban sus cultivos con canales. Sus padres cultivaban cítricos y plátanos; el agua era abundante.
Con frecuencia, las autoridades israelíes confiscan sus tanques de agua y destruyen las tuberías de agua a los palestinos [Archivo: AP]
Hoy en día, dependen de la agricultura estacional para cultivar cultivos de secano que son, en promedio, 15 veces menos rentables que los cultivos de regadío. Se basan en el cultivo de productos que pueden sobrevivir durante períodos más largos sin agua, como las fechas, las berenjenas y el calabacín. Los agricultores palestinos indican que ahora usan menos de la mitad de sus tierras agrícolas originales.
Después de la guerra de 1967, el gobierno israelí confiscó tierras donde fluía la principal fuente en Bardala y desvió el agua a los asentamientos agrícolas cercanos. Mekorot, la compañía nacional de agua de Israel, excavó profundamente en el acuífero de la montaña, y hacia el final de la década de 1970, Israel había extraído tanta agua que los manantiales de Bardala y Ein al-Beida se habían secado.
Como los pozos de propiedad israelí han agotado las fuentes de agua subterránea, los palestinos han tenido que comprar a un alto costo, su propia agua a Mekorot.
«Los israelíes realizaron excavaciones profundas, ejecutaron experimentos y descubrieron que toda esta zona está llena de agua», añadió Foqaha.
«Solíamos tener cinco, seis pozos centrales, pero los israelíes nos quitaron estos pozos y drenaron el agua… Todos los agricultores en Ein al-Beida consumimos la misma cantidad de agua que un colono del asentamiento ilegal de Mehola».
Políticas discriminatorias
El agua puede ser escasa para los palestinos, pero no lo es para los colonos israelíes. La diferencia en el consumo es marcada: según EWASH, una coalición de 30 ONG, colonos en el Valle del Jordán consumen 81 veces más agua per cápita que los palestinos en Cisjordania.
Las políticas de Israel con respecto a la distribución del agua equivalen a «apartheid del agua», según la organización de derechos humanos al-Haq.
«Contrariamente a la creencia popular, el agua no es, y no ha sido, escasa en la región», señaló al-Haq en un informe de 2013 titulado Water For One People Only.
«El nivel de acceso ilimitado al agua de que gozan los residentes en Israel y los colonos israelíes demuestra que los recursos son abundantes, y que la falta de suficiente agua para los palestinos es consecuencia directa de las políticas discriminatorias de Israel en la gestión del agua».
«Mekorot reduce rutinariamente el suministro palestino, a veces hasta en un 50 por ciento, durante los meses de verano para satisfacer las necesidades de consumo en los asentamientos», agrega el informe.
Los cortes de agua no se limitan a las zonas bajo control israelí. Según los residentes en Naplusa en la zona A, que se encuentra bajo el control de la Autoridad Palestina (AP), la escasez de agua alcanzó un nuevo máximo el verano pasado, con cortes de agua que duraron hasta dos semanas.
‘Fin de la opresión’
El agricultor Ibrahim Kassab de la aldea de Jiftlik comunicó a Al Jazeera que la mitad de sus ganancias se gastaron en comprar agua para sus cultivos. Aproximadamente el 90 por ciento de su suministro de agua se compra en Mekorot, y solo el 10 por ciento proviene del manantial.
«Todo el mundo aquí está pensando lo mismo: dejar la agricultura», dijo Kassab, y señaló que la mitad de los agricultores de la aldea ya abandonaron sus granjas y buscaron trabajo como jornaleros en otros lugares.
Más del 10 por ciento del PIB palestino depende de la agricultura, pero solo el 10 por ciento de la tierra es de regadío. Por el contrario, la agricultura en Israel representa el tres por ciento de su PIB, pero más del 50 por ciento de la tierra es de regadío.
«Todo lo que sea verde es israelí, cualquier cosa que sea seca y amarilla es palestina», expresó el agricultor de Ein al-Beida Hussein Foqaha a Al Jazeera.
Los agricultores no tienen a dónde acudir en busca de ayuda. Incapaces de extraer su propia agua, su protesta pacífica logró poco.
El jefe de su consejo local se comunicó con el alcalde de la ciudad más cercana, Tubas, para solicitar agua de la Autoridad Palestina, pero hasta ahora no se ha logrado nada.
«Al menos tenemos agua para beber ahora», indicó Muntasir Foqaha, otro aldeano de Ein al-Beida, irónicamente, al comentar sobre la protesta del mes pasado. «Solo queremos que la opresión de los israelíes se detenga».
Publicado originalmente en How Israel engages in ‘water apartheid’
Copyleft: Toda reproducción de este artículo debe contar con el enlace al original inglés y a la traducción de Palestinalibre.org
Fuente: Mersiha Gadzo, Al Jazeera News / Traducción: Palestinalibre.org