¿Cómo definen qué es lo que vale?: municipio borra mural en Oaxaca

Eliana Gilet

La Piztola lleva diez años en las calles y esta no es la primera vez que los vandalizan. Hace poco menos de dos meses, el mural de Alberta “Bety” Cariño que habían estampado en un museo en el Centro de Oaxaca capital fue clausurado. Clausurado. Como si fuera un boliche o un bar que no paga impuestos le atravesaron los sellos de clausura por encima.

“Eso nos molestó. El mural era una niña que traía un corazón floreciendo, y se lo dedicamos a la activista Betty Cariño, que murió hace 5 años y todavía no ha tenido justicia. Con ese antecedente pensábamos que este ya no lo iban a borrar”, cuenta Rosario, una de las integrantes de La Piztola.

Sí lo borraron. En la mañana del jueves 28 trabajadores del municipio de Oaxaca de Juárez borró el mural de las calles Tinoco y Palacios, según informó Jorge Pérez Alfonso, para La Jornada.

“Para nosotros son cosas contradictorias del gobierno, que permite ciertas cosas y otras no. ¿Cómo definen qué es lo que vale? Para ellos resultará lógico, pero no para nosotros”, explica Rosario.

Gabriela toma la palabra, oaxaqueña, de formación artista pero como cree que “no todo lo que hacen los artistas tiene por qué ser arte”, no sabría como definirse. Gabriela es clara al respecto del criterio gubernamental sobre qué manifestaciones artísticas apoyar: “La Piztola es un colectivo serio que viene trabajando hace un chingo de tiempo y con compromiso social. Su trabajo es súper claro, lo entiende cualquiera. Es bien triste que los borren mientras dejan esas esculturas horrendas de (Fernando) Andriacci, esculturas de metal que no tienen nada que decir pero tienen el apoyo oficial para estar en las rotondas y por toda la ciudad.”

El segundo mural que el gobierno municipal le borró a los de La Piztola era un retrato de un mezcalero. ¿Por qué esa persona? “Quisimos contar la historia de un mezcalero ahora que el mezcal está en boga y es moda. Dar a conocer a la persona que lo hace, más allá de las etiquetas.”

El 2006 fue el año bisagra. No solamente salieron a la calle los grafiteros y nacieron (o se visibilizaron) grupos como Arte Jaguar o Asaro (el propio La Piztola), también colectivos de gráfica y talleres de grabado que comenzaron a sacar su obra a la calle. “Frente a la costumbre de la gente de ver arte sólo en los museos, el salir a la calle le permitió acceder a otra gente, darles una oportunidad de disfrutarlo” cuenta Rosario.

“Lo que ocurrió en el 2006 sucedió de manera natural. La sociedad salió a la calle y los artistas la acompañaron”

Sabemos que el arte urbano es efímero, que lo que está en las calles está destinado a desaparecer, pero creemos que se ha desarrollado en los últimos años. Tras el 2006 se derrumbaron muchos esquemas. Lo que necesita un cambio es el sistema urbanístico del centro y la política que se aplica a lo que se permite y a lo que no”, analiza Rosario.

¿Qué papel ocupa Francisco Toledo en ese desarrollo de Oaxaca como centro artístico? Responde Gabriela: “Toledo ha sido una figura fundamental para el desarrollo del arte aquí, él se sale de los marcos y de los papeles. Su invesión en educación ha hecho posible, ns sólo para los que vivimos aquí sino para los que están de paso, el acceso a libros, talleres, exposiciones. Realmente yo no sé a qué hora duerme”, explica jocosa.

Foto: mural del mezcalero, colectivo La Piztola / http://lapiztola.tumblr.com/

 

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