En Colombia, mientras los políticos persisten en detener los Acuerdos de Paz firmados en La Habana,  el 31 de octubre se realizaron vigilias por la paz para exigir el cumplimiento de los mismos: “Llegaron a la vigilia porque para estas comunidades la paz no es cuestión de moda, un me gusta en Facebook, o de sometimiento a la insensatez de quienes votan en favor de una guerra que no pelean. Llegaron porque son ellos los que ponen los muertos, las víctimas que para otros son cifras de una pantalla plana que desaparecen con las noticias de farándula” reporta Alexander Escobar de Fipu Press.

Con la participación de varios sectores de la sociedad civil como lo son las Juntas de Acción Comunal, organizaciones sociales, campesinos, indígenas, afros, trabajadores, estudiantes e iglesias de diferentes credos se sumaron a la iniciativa, que surgió después de que el presidente Santos reconoció el triunfo del NO en el plebiscito realizado el 2 de octubre. Santos puso fecha límite para mantener el cese bilateral al fuego hasta el 31 de octubre, unas semanas después modificó la fecha hasta el 31 de diciembre, pero la movilización por la paz desde la sociedad continuó.

Las jornadas de vigilia son un clamor generalizado de los colombianos para terminar el conflicto con la guerrilla para la construcción de una paz estable y duradera. Es la oportunidad de conocer la otra versión sobre el conflicto, contada por la guerrilla que permita confrontar los mitos creados sin fundamento en torno a estos colombianos que se alzaron en armas durante 52 años y que hoy quieren la paz y la reconciliación.

Es importante subrayar que varios sectores que apoyaron el Sí en el plebiscito, reclaman ahora ser tomados en cuenta, puesto que su campaña también obtuvo un número considerable de votos y la diferencia en las urnas fue mínima. Por tal motivo las posibles modificaciones en los acuerdos no deben ser un sofisma de distracción para no implementar el acuerdo general. Cabe resaltar que varios sectores del No se han desligado de la posición del senador Uribe y han manifestado su malestar frente a sus pretensiones personales que buscan acabar con el trabajo de seis años de negociaciones.

Vigilia en el campamento del Frente 34 de las FARC

Lluvia y largas horas de trayecto fueron sorteadas por las comunidades que viven la guerra en forma directa, escapando al fuego cruzado mientras otros conocen las balas desde el confort del televisor en las ciudades informó Fipu Press a través de Alexander Escobar: “Cerca de ocho días duró el montaje en la región del río Atrato para la Vigilia por la paz que inició el 31 de octubre y terminó a las seis de la mañana del martes 1 de noviembre en el campamento del Frente 34 de las FARC, ubicado en la cuenca del río Arquía en inmediaciones al corregimiento Vegaez del municipio Vigía del Fuerte (Antioquia)”.

La jornada de vigilia inició por la tarde con intervenciones artísticas que precedieron al rito religioso. Teatro, danza, música y poesía hicieron presencia en favor de la paz que congregó a comunidad y guerrilla en un sueño común: acabar la guerra.

El llamado del Frente 34 de las FARC tuvo eco en la zona. Hasta el campamento guerrillero arribaron cerca de 700 personas para exigir la implementación de los Acuerdos de Paz firmados en La Habana y la continuidad del cese al fuego y las hostilidades bilateralmente de forma indefinida hasta que se concrete la paz.

“Le damos la bienvenida a todas y cada una de las personas que nos acompañan en esta vigilia, con quienes hemos compartido las angustias de la guerra, y con las que queremos compartir las esperanzas de la paz”, afirmó Pedro Baracutao, anfitrión y comandante del Frente 34 reportó Fipu Press.

Llegar a la vigilia no fue fácil. Lluvia y largas horas de trayecto fueron sorteadas por representantes de distintos credos religiosos y comunidades,  afrodescendientes, indígenas y campesinos que viven la guerra en forma directa, sobreviviendo al fuego cruzado mientras otros conocen las balas desde el confort del televisor en las ciudades.

Quienes votaron para que otros vayan a morir, hoy callan porque la vida no se resigna a los televisores de la ultraderecha que profesa el odio para acumular riquezas con la sangre de las comunidades más humildes, luchadoras y olvidadas de Colombia.

Donde acaba el odio y la farándula, empieza el país que en vigilia coincide con la guerrilla en un mismo espíritu en favor de la paz de Colombia, pero que también sale a las calles para derrotar a la ultraderecha que conspira contra el mejor vivir del pueblo colombiano que exige la implementación de los acuerdos de paz de manera inmediata.

En Cauca, también hubo Vigilia por la Paz, guerrilleros y policías llegaron juntos

El portal de noticias ¡Pacifista! de Colombia reporta: “En un evento convocado y organizado por las FARC, la presencia de dos camionetas de Policía en la vereda Monte Redondo, de Miranda (Cauca), alertó a todo el mundo. A pesar de la casi nula señal de teléfono, varios líderes sociales trataron de comunicarse entre ellos para reportar el sospechoso hecho. La guardia campesina, un mecanismo activado hace poco por los habitantes del norte del Cauca y uno de los organismos encargados de la seguridad del evento, hizo una especie de cadena humana al frente de la puerta de entrada. La tensión era evidente, aún en los comandantes de la guerrilla. Sin embargo, la primera persona que se bajó de la camioneta fue “Calixto”. Eran las 11 de la mañana y su sola presencia calmó el ambiente: es el número uno del sexto frente de las Farc, una estructura que ha hecho presencia histórica en el norte del Cauca y que, al parecer, tiene influencia en el desarrollo de la región. Detrás de “Calixto” se bajó una mujer de sonrisa grande y pelo rizado: era “Mireya Andrade”, miembro del Estado Mayor Conjunto del bloque Suroccidental y una de los cinco combatientes de esa guerrilla encargada de poner en marcha el nuevo protocolo de cese al fuego bilateral y definitivo. Entraron a la Vigilia por la Paz acompañados por seis miembros Unidad Policial para la Edificación de la Paz, uno de los mecanismos pactados en los acuerdos de La Habana –que no han sido implementados en su totalidad por la derrota del Sí en el plebiscito– que se puso en marcha para garantizar la seguridad de los guerrilleros encargados de verificar las zonas de concentración.

Lejos de la tensión que se vivía en el lugar, los guerrilleros y policías que se bajaron de las camionetas venían sonrientes, hacían chistes y caminaban tranquilos hacia la cancha de microfútbol donde se realizaban las actividades. Los comandantes guerrilleros presentaban a los miembros de la Fuerza Pública con los líderes campesinos y presidentes de Juntas Administradoras Locales. “Son colombianos como nosotros. Ellos defienden su institución y nosotros la nuestra, pero ahora estamos trabajando juntos”, dijo a ¡Pacifista! “Mireya Andrade” mientras escuchaba a los asistentes a la Vigilia. “Vea, un guerrillero y un policía. Así debe ser”, señaló por su parte “Calixto”, visiblemente contento. Varios de los miembros de las FARC que estaban en el evento saludaron a sus superiores, y posaron para una foto con los policías. Sin embargo, algunos caucanos mostraron su incomodidad por la presencia de Fuerza Pública en una actividad que involucraba a la insurgencia y a la sociedad civil. La comisión no estuvo más de media hora. Llegaron para notificarles a 10 miembros de las FARC que serían seleccionados para una capacitación en Popayán sobre cómo aplicar el protocolo de cese al fuego bilateral pactado en La Habana el 21 de octubre.

Con información  del texto publicado en Fipu Press

Con información  del texto publicado en ¡Pacifista!