El cine que ven los zapatistas

Jose Carmona Gilo

El Foro Cultural Independiente Kinoki de San Cristóbal de las Casas es un lugar especial de Chiapas. En pocos sitios de México puedes encontrar una afinidad tan importante a las comunidades y a la cultura zapatista como allí. Una ramificación del debate y la compresión del zapatismo llevado a un centro cultural que usa el cine como una herramienta de educación y reflexión. Entre cine nacional, cine europeo, de terror internacional y documentales sobre México, se cuelan algunas producciones hollywodienses.

Cualquiera podría pensar que todo lo que provenga de la cultura gringa es vetado en Chiapas, pero la realidad y el día a día son mucho menos taxativos. En lugar de cerrarse en banda prefieren hacer una selección de proyecciones e incitar a su visionado. La prueba es que el pasado 6 de abril se proyectó Mad Max: Fury Road (2015) para luego establecer un debate sobre mujeres, derechos y medio ambiente. Y tras ese rato se deleitaron con El Hombre Lobo (2010), la película de terror de Benicio del Toro y Anthony Hopkins.

Habrá quienes se rasguen las vestiduras porque Hollywood es todo propaganda, pero la realidad es que en el lugar más resistente al colonialismo y al neoliberalismo se hacen proyecciones del cine realizado en la boca del lobo feroz. Y por supuesto, se han reunido los «lunes de series» para estar al día en los capítulos de Juego de Tronos .

En definitiva, una selección variada y multicultural para entender el mundo de norte a sur y de este a oeste. Este centro, en sus propias palabras tiene una actividad que arranca en 1999 en Guatemala para posteriormente realizar una «vinculación con organizaciones indígenas de Chiapas conduciendo sus intereses en el campo audiovisual«.

Evidentemente, en Kinoki se fomenta el cine mexicano (Tempestad, 2016) y el de su propio estado de Chiapas, sin olvidar documentales referenciales sobre el movimiento Zapatista como Crónica de una rebelión.

El cine europeo también tiene un hueco en los espacios cinéfilos, proyectándose durante ciclos en favor de la diversidad y la libertad sexual Pride (2014), película británica que en pocos años se ha convertido en producto de culto. Y sin faltar a su cita con el terror, proyectaron la cinta australiana The Babadook (2014), de bajo presupuesto pero que arrasó en Sitges gracias a una historia que se introduce en la depresión y en el control sobre el propio miedo.

Un proyecto enfocado a hacer que los residentes en San Cristóbal sepan un poco más acerca de los valores y la cultura zapatista, así como intentar educar a través del audiovisual, cada vez más presente en nuestras vidas y sin embargo, aún una asignatura pendiente en los sistemas educativos.

 

Este material se comparte con autorización de El Salto

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