Chile, ¿a qué estás jugando?

Mario Ramos

En estos días, hemos sido espectadores de los Juegos Panamericanos, y de una narco reina asesinada por otros traficantes, con la más amplia cobertura publicitaria, y de un paro de profesores de más de 60 días en Atacama, con alumnos a punto de perder el año escolar, en una infraestructura, según el Colegio de Profesores, en la que «los baños y alcantarillados no cumplen con las mínimas condiciones sanitarias, las ratas y sus fecas se encuentran en los pisos de las salas, 16 liceos técnico-profesionales solo imparten clases teóricas porque no tienen los insumos para hacer sus tareas prácticas; y en salas de 4×4 metros se enseña a más de 30 niños de primero básico».

Los y las atletas nos regalan una vía de escape a este Chile que tanto duele; entre texturas morenas, blancas y pardas recordamos que somos una humanidad latente, que abraza la diversidad, que juega, trabaja en equipo, se supera… vemos canchas plagadas de colores, con aguas náuticas, ríos y mares llenos de una fuerza que a veces olvidamos.

Paradójicamente, toda esa belleza que deslumbra se ve eclipsada por un modelo de desarrollo voraz que nos está matando, secando, atemorizando, consumiendo e individualizando.

Es importante reflexionar a qué meta queremos llegar, pues los juegos se han comercializado a tal punto que los atletas tienen que buscar auspiciadores… y como si fuera ayer veo a la hilena Macarena Orellana más conocida como “La Maquinita”, rechazando la ayuda de Andrónico Luksic para financiarle su viaje al Mundial de kickboxing en Egipto, pues en su decir, son personas que se «llenan los bolsillos, con la miseria de la gente y la destrucción de los territorios“.

Pero su testimonio no alcanzó para que Mitsubishi, Latam, Antofagasta Minerals, renunciaran a ser los sponsor o patrocinadores de los juegos. “Tenemos el compromiso de colaborar con el éxito de este evento multideportivo, el mayor que se ha realizado en Chile hasta ahora”, señaló Iván Arriagada de Antofagasta Minerals, que siembra el cáncer por la costa y la sequía y la contaminación por la cordillera.

A qué estamos jugando, realmente. Es un hecho que sólo el cuidado de la naturaleza, la educación para todes, la comunidad y el deporte nos salvarán del modelo depredador, del narcotráfico, el sentido y el abuso sistemático, ¿pero financiado por lo que nos mata? Porque estos holding que lucran con la vida son los responsables de que, según cifras de La Fundación Sol, un 80% de los estudiantes de escuelas subvencionadas no alcanzan el nivel de aprendizaje adecuado en matemáticas y lenguaje, en comparación con el 55% de los estudiantes en escuelas municipales.

Según CIPER, el empresario chileno Horst Paulmann, dueño de la cadena de supermercados Cencosud, es uno de los mayores beneficiarios del modelo de vouchers educativos, ya que a través de su fundación ha obtenido grandes sumas de dinero para implementar programas educativos en escuelas públicas. Es decir que la educación en Chile es un negocio tremendo solo para los grandes empresarios, causantes de la inmensa crisis que vivimos, donde se nos exige resistir para existir, poniendo en juego la vida.

Hoy, viendo la energía hermosa de las y los deportistas, pareciera ser que no queda otra que tomar en conjunto esa antorcha que ha venido corriendo por siglos, a pies descalzos, entre atrocidades, persecuciones, guerras de exterminios y encierros, y transformarla en una luz que prenda la pradera de los pueblos del mundo con todas sus diversidades, versos y danzas, con cuerpos pintados con pigmentos de nuestra naturaleza indómita y libre, y no iremos por el oro sino por todas nuestras humanidades.

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