• Home
  • opinión
  • Centro Educativo y Cultural Cama de Nubes en apoyo a lxs trabajadorxs de la cultura de la Ciudad de México

Centro Educativo y Cultural Cama de Nubes en apoyo a lxs trabajadorxs de la cultura de la Ciudad de México

Cama de Nubes

Carta a la comunidad de PILARES

En el año 2019 realizamos estos mapas para mostrar la espacialización de los centros culturales oficiales en la Ciudad de México.

Elaboración: Centro Educativo y Cultural Cama de Nubes (2019)

Fuente: https://sic.cultura.gob.mx/?table=centro_cultural&disciplina=&estado_id=9

La investigación que acompaña estos mapas reveló algunos aspectos interesantes:

  • De los 246 centros culturales oficiales el 50% estaba concentrado en tres alcaldías, 68 en Cuauhtémoc, 28 en Benito Juárez y 27 en Coyoacán.
  • Las tres alcaldías que concentran el 50% de los centros culturales suman 1.5 millones de habitantes, mientras que las restantes 13 alcaldías suman 7.3 millones. 
  • La Alcaldía Iztapalapa contaba con 18 centros culturales, a pesar de que aloja a 1.8 millones de habitantes. Hay un centro cultural por cada 100 mil habitantes
  • Las alcaldías Magdalena Contreras y Cuajimalpa contaban con menos de 4 centros culturales oficiales
  • La lógica espacial de los centros culturales oficiales tiene una lógica centralista, clasista y excluyente ya que se ha enfocado en las alcaldías con mayores ingresos económicos y conectividad. Esto agudiza los procesos de marginación de numerosas zonas de la ciudad.
  • Desigualdad en el acceso: Si la población desea acceder a los servicios de los centros culturales debe desplazarse distancias variables y asumir los costos del transporte que ello conlleva.

A 3 años de la creación del programa Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (PILARES) impulsado por la actual Jefa de Gobierno, la política de centralización continúa. De acuerdo con la información oficial del programa que se consultó en 2020 (https://pilares.cdmx.gob.mx/), un 72% fueron los mismos centros, casas de cultura, bibliotecas, ciberescuelas o deportivos ya existentes, de manera que sólo cambiaron de nombre o se integraron algunas funciones. Por ejemplo, el primero de los PILARES inaugurado el 19 de enero de 2019, la Casa de Cultura Richard Wagner, en la   delegación Gustavo A. Madero, es uno de ellos (la lista ya no aparece en la página oficial pero contamos con copia digital de la misma).

Para el restante 28 % se consideraron los predios que aparecen como terrenos baldíos, bajo puentes, bodegas, oficinas gubernamentales o los que aparecen como “sin dato”. No obstante, parte de estos nuevos PILARES se montaron sobre centros culturales que funcionaban de manera independientes o autogestiva, es decir, sostenidos por la sociedad organizada sobre la que se montó el programa gubernamental (https://desinformemonos.org/barrios-en-movimiento-los-espacios-autonomos-en-la-ciudad-de-mexico/)

Sumado a las características cuantitativas del programa y su lógica espacial, está la precarización de las y los trabajadores de la cultura que sostienen los PILARES. Compartimos la carta donde realizan un balance de estos años y plantean sus demandas.

Trabajadores CDMX. Carta a la comunidad de PILARES

Nuevamente se acerca el cierre de año y los trabajadores, mal llamados “beneficiarios facilitadores de servicios” (docentes, talleristas, monitores, promotores) hacemos un llamado a unirnos y organizarnos.

Desde 2018 y 2019, con el gobierno de la 4T, se pusieron en marcha, distintos programas sociales que se anunciaron como una manera de contribuir a las necesidades cotidianas de la población, así como una estrategia para poder generar empleos.

En la Ciudad de México, se creó el programa PILARES, el proyecto estrella de la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, el cual prometió la descentralización de la cultura, el impulso de asesorías académicas para que la comunidad pudiera continuar sus estudios y la recomposición del tejido social, a través de la creación de 300 centros culturales y educativos en lugares con mayor vulnerabilidad social y económica.

Para poder emprender dicho proyecto, la Secretaría de Cultura (SECULT) y la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), convocaron a miles de trabajadores para fungir como agentes culturales y educativos, la gran mayoría egresados de carreras universitarias; muchos de los cuales, habían dedicado años a este tipo de trabajos sin remuneración debido a que los gobiernos anteriores solo coadyuvaron a la privatización y elitización del arte, la cultura y la educación sin tampoco otorgar empleos en este sector. En general, todos y todas, vimos la oportunidad de aportar a nuestras comunidades con nuestros conocimientos profesionales, y quiénes ya lo hacían de forma independiente, pensando que está vez lo harían en mejores condiciones.

Sin embargo, tras ingresar a los programas, y a 4 años del inicio de estos, quedó claro que, por el lado de la fuerza laboral, lo que en el discurso se planteaba como una forma de colaborar con la comunidad, en realidad, es una forma más de precarización a las y los trabajadores, bajo la órbita del Estado. Puesto que, a pesar de contar con un salario, con un lugar de trabajo, horarios laborales prestablecidos y una relación de subordinación frente a sus Líderes Coordinadores de Proyectos de Operación (LCPO) y sus coordinadorxs territoriales, y estando vigentes los tres aspectos que la Ley Federal del Trabajo indica que deben existir para que haya reconocimiento laboral, ambas secretarías de la 4T, insisten, a pesar de los múltiples reclamos que hemos hecho, en no otorgarnos plenos derechos laborales.

Bajo este modelo, los beneficiarios que formamos parte de estos programas somos obligados a cubrir diferentes actividades que no tienen nada que ver con la naturaleza de los programas a los que pertenecemos. Por ejemplo, hemos sido convocados para apoyar a los usuarios del Metro tras el cierre, de la Línea 1. Más recientemente, una vez que se abrió la carrera electoral rumbo al 2024, la utilización de estos programas para el proselitismo político se hizo cada vez más evidente. Cientos de nosotrxs hemos sido llamadxs, -bajo amenaza de ser dados de baja de los programas si nos negásemos- para asistir como acarreados, a las actividades convocadas directamente por el partido MORENA, incluso solicitándonos que vistamos con los colores que representan a esta fuerza política.

De esta manera, la cultura y la educación -derechos fundamentales para toda la población-, son usados como trampolín político en búsqueda del apoyo que, en 2024, se traduzca en votos, mientras vemos como, las verdaderas necesidades de la comunidad, se dejan de lado, y nuestras comunidades cada día sufren más y más carencias.

Así lo demostró la renuncia de Paulo César Martínez López de la Coordinación General de Inclusión Educativa e Innovación de SECTEI, hace unas semanas, pocos días antes de que anunciara sus intenciones a disputar una diputación en la alcaldía Gustavo A. Madero (GAM). No obstante, en su lugar ha quedado otro personaje que no llegó para cambiar a nuestro favor las cosas, por el contrario, Javier Hidalgo, ha implementado nuevos mecanismos de presión y fiscalización contra las figuras docentes, talleristas, promotores y monitores. La más escandalosa de sus innovaciones, es la nueva meta que nos ha impuesto, del reclutamiento de 10 nuevos usuarios por hora, una medida desesperada para incrementar los resultados cuantitativos en los PILARES, sin importar que no se cuenta con mesas, sillas ni materiales suficientes para que cada unx de nosotrxs, brindemos la necesaria atención a ese número de concurrentes, lo que aún es más aberrante, si tenemos en cuenta que, la población que recibimos en los centros de trabajo es multigrado, por lo que requiere satisfacer distintas necesidades y a diferentes niveles de aprendizaje.

O sea que, nos exigen aumentar la productividad de forma desproporcionada, sin su respectivo aumento de presupuesto, pero también, sin que eso se vea reflejado en el aumento a nuestros salarios (o becas, como gustan las autoridades llamarle a lo que percibimos por nuestro trabajo), ni en la garantía de nuestra permanecía para no interrumpir los procesos de enseñanza – aprendizaje, con nuestra comunidad.

En este contexto, un secreto a voces que ya ha recorrido todos los PILARES es que, a inicios del año siguiente, Claudia Sheinbaum dejará su cargo como Jefa de Gobierno para comenzar abiertamente su campaña electoral en la competencia por la presidencia, por lo que, tanto las actividades de proselitismo electoral como la instrumentalización de los programas para ello, aumentarán; al mismo tiempo que la carga laboral para docentes y talleristas se profundizará en búsqueda de seguir incrementando las numeralias que les permita llegar a más y más potenciales votantes.

Tras cuatro años de PILARES ¿la ciudad de derechos no aplica para sus trabajadores?

La gran mayoría de los cerca de 280 PILARES que operan actualmente, no son espacios nuevos se habían construido previo a la política de la 4T, se montaron sobre casas de cultura que habían sido impulsadas desde hacía varios años en las comunidades, las cuales fueron absorbidas por el gobierno de la CDMX con la promesa de que sus talleristas continuarían a la cabeza de estos proyectos con una “beca”, además de que sus instalaciones serían mejoradas. Pero, a la fecha, ninguna de estas promesas ha sido respetada, y actualmente muchos de estos artistas, talleristas y docentes han perdido sus procesos culturales, así como sus espacios y la comunidad les ha perdido a ellxs junto con la posibilidad de finalizar su proceso de formación.

Una situación que, a las y los trabajadores nos alarma de sobremanera, pues sea cual sea el desenlace de los programas, sabemos que tendrá consecuencias irremediables a corto plazo en las comunidades más vulnerables de la ciudad.

Así mismo, los notorios cambios en las Reglas de Operación lanzadas en enero de 2022 y la posible utilización de presupuesto para financiar la candidatura de Sheinbaum, nos anticipan que se vendrán mayores recortes hacia el 2023. Pero este, no es un futuro imposible de cambiar, ya que la experiencia que hemos hecho estos años, nos muestra que, si nos unimos y organizamos, podemos cambiar las cosas, y lograríamos conquistar plenos derechos laborales con un aumento al presupuesto a la cultura y la educación comunitaria, lo que hoy está direccionado a la militarización del país y a la Guardia Nacional.

Y como somos quienes tienen un real interés en que la cultura y educación llegue a nuestras comunidades tal como lo merecen y anhelan, debemos pelear por que los PILARES sean administrados por sus trabajadores y trabajadoras, junto a la comunidad en beneficio de nuestras necesidades.

Como muestra, un gran ejemplo

En marzo de este año, las y los trabajadores de los Programas de Cultura Comunitaria, pusimos en pie el movimiento #QueNadieQuedeFuera, como respuesta a la SECULT que, con la mano en la cintura y sin tener en cuenta la crisis inflacionaria que iniciaba duramente por entonces, dejara fuera de los programas sociales al 90% de los agentes (o beneficiarios). Fue así como, con la movilización y organización logramos la reinstalación de cerca de 750 compañeras y compañeros, y la unidad, fue el factor decisivo que nos permitió afrontar cada una de las maniobras que intentaron una y otra vez para que fracasemos.

Por ello, quienes venimos de ese importante proceso, pero también quienes desde adentro de sus comunidades niñxs, jovenxs, adultxs, organizaciones sociales, sindicatos, cooperativas, intelectuales críticos, nos apoyan y siguen de cerca esta justa lucha, nos hemos unido porque sabemos que, este año, será más necesario aún, recuperar la organización y llegar unidxs a fin de año y al cierre de los programas, pues nos merecemos conquistar, no sólo que nadie sea dejado sin trabajo en el 2023, sino, conquistar plenos derechos para todas las y los trabajadores de la educación y la cultura que ponemos en pie cada día a los PILARES.

Los siguientes, son las demandas por las que creemos que vale la pena luchar, ponte en contacto con nosotrxs y hagámoslo juntxs:

●          Defendamos el derecho al trabajo para las y los agentes culturales y educativos dentro de los PILARES ¡Queremos plenos derechos laborales!

●          Presupuesto suficiente para el arte, la cultura y la educación, no para los militares. Que el gobierno garantice el presupuesto para los PILARES y que éste sea administrado y gestionado por sus docentes, talleristas y comunidades.

●          No debemos permitir ser convocadxs u obligadxs a las actividades electorales, en nuestro trabajo no deben imponernos el proselitismo en favor de ningún partido político del régimen.

Convocamos a una gran asamblea general donde participen las comunidades y figuras del programa PILARES para el día 2 de diciembre donde cada participante proponga una forma de organizarnos y un plan de acción para conquistar nuestras demandas.

Súmate a las brigadas informativas y organízate con nosotrxs. No permitamos que nos dividan a costa de precarizar a un más nuestras condiciones, bajo la promesa de mantener los puestos de algunos beneficiarios de los programas. Sí nos necesitan tanto, debemos hacernos respetar y hacer valer nuestros derechos.

¡Contáctanos al 5574525325!

Este material periodístico es de libre acceso y reproducción. No está financiado por Nestlé ni por Monsanto. Desinformémonos no depende de ellas ni de otras como ellas, pero si de ti. Apoya el periodismo independiente. Es tuyo.

Otras noticias de opinión  

Dejar una Respuesta