Casi la mitad de los pobres del mundo son niños y niñas

El Salto

Foto: Lys Arango

En el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) presentado porNaciones Unidas a finales de la semana pasada en Nueva York, los investigadores parten de la base de que la pobreza ha cruzado fronteras y hecho obsoletas las categorías entre países pobres y ricos. La desigualdad en una misma área geográfica, incluso entre las propias personas pobres, es la primera característica de las formas en que se transforman las carencias de la población mundial. Como ejemplifican los investigadores en una de sus notas de prensa “cerca de una cuarta parte de los niños y niñas menores de cinco años viven en hogares en los que hay al menos un menor desnutrido y otro que no lo está”. 886 millones de personas de las más de 1.300 que viven en situación de pobreza multidimensional viven en países con niveles medios de renta, mientras que 440 lo hacen en países de renta baja.

El informe presentado este mes de julio abarca a 101 países y 1.119 regiones a nivel subnacional, y mide las condiciones de desarrollo de dos terceras partes de la población mundial. Junto al Índice de Pobreza Multidimensional, Naciones Unidas añadió entre 2010 y 2014 el Índice de Desarrollo Humano ajustado por la Desigualdad, el Índice de Desarrollo de Género y el Índice de Desigualdad de Género a los baremos con que medía el desarrollo humano, establecidos en 1990 con el Índice de Desarrollo Humano y la creación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a cumplir en 2030. Por eso, a los factores de desarrollo económico, el informe añade ámbitos de la salud, la educación y el nivel de vida para medir la pobreza multidimensional. La esperanza de vida al nacer, los años de escolarización o la presencia de mujeres en las cámaras de representación política son algunas de las variables que se evalúan para calcular la pobreza multidimensional. Según el Índice de Desarrollo Humano de 2018, las personas de los países con un desarrollo humano muy alto viven de media 19 años más que aquellas del grupo de países con desarrollo humano bajo.

Y pese a que la pobreza ha descendido en el mundo en la última década —270 millones de personas han dejado de ser pobres en este tiempo—, la investigación alerta sobre el mayor impacto de la pobreza infantil. Casi la mitad de las 1.300 millones de personas en situación de pobreza multidimensional son niños y niñas: uno de cada tres criaturas en el mundo se sitúan en niveles de pobreza en los diez indicadores del índice, mientras que entre los adultos la proporción es de uno de cada seis.

La buena noticia de la reducción bruta de la pobreza multidimensional en el mundo se debe al progreso de países del sur de Asia y el subcontinente indio: solo en India la cifra de pobres se redujo en 271 millones de personas en la última década. El contraste África, exceptuando los países del Magreb, en la que viven bajo esas condiciones 560 millones de personas. Los diez países con porcentaje más bajo de desarrollo se concentran en el centro de ese continente. El este asiático y el pacífico, donde viven 118 millones de pobres, los “estados árabes”, con 66 millones, América Latina y Caribe, 40 millones, y Europa, con cuatro millones, completan la suma de población en situación de pobreza. Libia, Siria y Yemen, países con conflictos abiertos, protagonizan las caídas más drásticas de la última década en términos de desarrollo humano. 

DESARROLLO A LA ESPAÑOLA

21 de los 30 países con niveles más altos de desarrollo se encuentran en Europa. España ocupa el puesto 26 entre los 59 países con nivel de desarrollo muy alto, después de un incremento del 18,2% del nivel de desarrollo entre 1990 y 2017. La alta esperanza de vida —España es el cuarto país en términos absolutos con más esperanza de vida al nacer—, el tiempo destinado a la educación y la renta per cápita han seguido aumentando en ese periodo.

El factor más negativo es el incremento de la desigualdad desde el comienzo de la década de los 2000. España ha perdido 12 puestos en el Índice de desarrollo humano ajustado a la desigualdad (IHDI), la medida que la ONU introduce para comparar los niveles de desarrollo humano con la distribución de esos niveles en el conjunto de la población. Esa es la asignatura pendiente desde la crisis, ya que la desigualdad ha subido hasta el 14,9% —mientras que en Francia se sitúa en el 10,1% y en el conjunto de la OCDE en el 11,6%—. La mayor desigualdad se produce en el reparto de salarios, donde la diferencia entre el índice de desarrollo humano y el índice de desarrollo ajustado a la desigualdad es de un 23,3%.

La investigación también refleja la brecha salarial y las desigualdades de género y es que, aunque la esperanza de vida es 5,5 años mayor entre las mujeres que entre los hombres, y estudian más años, el PIB per cápita de las mujeres es casi 15.000 euros más bajo en el caso de las mujeres. 

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