Guadalajara, Jalisco. Los sacerdotes Alejandro Solalinde y Raúl Vera acudieron a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para soltar una de esas pequeñas bombas de verdad que hacen estremecer a muchos: el capitalismo y la iglesia católica mantienen y profundizan la desigualdad en México.
Invitados al foro “México, el abismo de la desigualdad”, compartieron auditorio con académicos como Gerardo Esquivel, Gonzalo Hernández Licona, y Rolando Cordera, quienes plantearon un panorama de datos catastróficos sobre la desigualdad que –aseguraron– no pueden desligarse de la dimensión política del poder en el país, pues eso es lo que ha generado un modelo de control instaurado desde hace siglos.
El obispo Vera compartió habló de la experiencia del Tribunal Permanente de los Pueblos, que entre 2011 y 2014 tuvo decenas de audiencias en distintas partes de México para concluir que la exclusión y la injusticia en el país son algo deliberado.
“El proceso de transformaciones estructurales ha articulado prácticas de exclusión deliberada por parte de cuatro tipos de actores: las empresas trasnacionales; los Estados de origen de esas empresas; las instituciones internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que se han convertido en las operadoras de las empresas; y el Estado mexicano, que desvía su poder para proteger a las empresas trasnacionales, a sus Estados de origen y a los grupos criminales” afirmó el obispo de Saltillo.
En su opinión el Estado mexicano ejerce la violencia contra la población en general al implementar esas transformaciones estructurales, pues para hacerlo ha pasado por encima de los ciudadanos.
“Pero no sólo es la violencia institucional, sino que hay una violencia de control de población a través del miedo; por eso no hay combate al crimen organizado, porque es parte de esa estrategia. Tenemos un gobierno criminal”, soltó el religioso.
Al tomar la palabra, Alejandro Solalinde consideró que la mayoría de los mexicanos normalizamos la desigualdad porque nacimos dentro de estructuras profundamente excluyentes como el capitalismo y la propia iglesia católica.
“Las estructuras capitalista y católica generan patrones culturales y mentales (…) Sociedades muy católicas, como la de Jalisco, suelen ser muy machistas y no podemos hablar de cambios mientras no tratemos de cambiar estas dos estructuras (…) hay que desacralizarlas para que el dinero deje de ser como dios y para que se entienda bien que Jesús intentó invertir la pirámide que genera la desigualdad”, consideró.
Por su parte, los tres académicos aportaron datos concretos y nombres que ayudan a entender el tamaño de la desigualdad en este país, como que el 10% de los mexicanos detenta dos terceras partes de la riqueza total de México; que el 1% de los mexicanos concentra el 25% del ingreso total; que empresarios como Germán Larrea, Carlos Slim, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas Pliego (los cuatro mexicanos más ricos) han quintuplicado sus capitales en menos de una década gracias a las políticas que privatizan bienes públicos.
Gerardo Esquivel –autor del informe “Desigualdad extrema en México”, patrocinado por Oxfam– sostuvo que la desigualdad es causada por las políticas públicas del Estado, que no sólo la genera, sino que la acentúa; como ejemplo mencionó lo que ocurre con los recurso mineros y las empresas que los explotan, que antes no pagaban impuestos y ahora tributan de forma casi simbólica, mientras la gran mayoría de los impuestos que se recaudan en el país se obtienen del consumo, lo que afecta directamente a la mayoría de las personas.
El engaño del laicismo capitalismo, que promueven las cúpulas y que han incrementado el número de pobres en México. Son consecuencia de la desigualdad en este país. En donde el crimen organizado apoyados por estructuras de poder imponen la política del miedo. En donde el títere EPN esta vendiendo el país a empresas trasnacionales.