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Cae la venta de flores, pero los vendedores se ayudan en el mercado de Jamaica

David Espejo (Krizna) | Video: Alejandro Terrón, Fátima López y Vicente G. Arista

Ciudad de México | Desinformémonos. El mercado de flores de Jamaica, uno de los más emblemáticos de la Ciudad de México, se reorganiza ante la nueva normalidad que impone la pandemia de Covid-19. Los colores que las flores naturales le dan a este espacio contrastan con la emergencia sanitaria y con las necesidades económicas de sus locatarios, que han disminuido sus ventas hasta en un 70 por ciento.

Ramsés Mesa Carreto, de 38 años de edad, locatario y secretario de organizaciones de la mesa directiva del mercado, explica que en ese centro trabajan mil 300 locatarios, entre 400 y 500 productores, 190 estibadores y más de 100 vendedores ambulantes, de los cuales muchos se vieron obligados a dejar de vender por la contingencia sanitaria.

“Antes de que cerraran el mercado, varios compañeros dejaron de venir a vender, unos por temor y otros porque las autoridades de la alcaldía Venustiano Carranza ya no les permitieron ofrecer su mercancía por no ser considerada esencial”, explica Ramsés.

Con la baja de las ventas por la pandemia y ante la imposibilidad de continuar con el comercio, varios locatarios se quedaron sin recursos, por lo que las autoridades del mercado se dieron a la tarea de investigar quiénes eran los más vulnerables en esta situación. Posteriormente, dice el representante de los comerciantes, “creamos un grupo que se llama ‘Alimentos Jamaica Vive’ y pedimos apoyo a los locatarios para donar despensas”.

Hoy, aunque el mercado ya está abierto nuevamente, todavía hay locatarios que no tienen venta porque “los clientes no se atreven a caminar por aquí”, además de que algunas puertas se mantienen cerradas por los protocolos de seguridad que entregó la alcaldía. “Nos ha afectado mucho esta situación, por eso seguimos apoyando a los compañeros”, refiere Ramsés.

El mercado, añade el secretario, cuenta con los protocolos de seguridad necesarios, como la aplicación constante de gel antibacterial y el uso permanente de cubrebocas. Además, las autoridades internas les toman la temperatura con un termómetro digital a todos los que ingresan, además de ofrecer una pequeña capacitación sobre el uso correcto del cubrebocas y del lavado de manos en las entradas del mercado.

Guadalupe Morales Flores, de 67 años de edad y con más de 61 años de trabajo en este mercado de flores, cuenta cómo ha sido la situación frente a la pandemia y la crisis: “Esperábamos la romería del 10 de mayo para recuperarnos de las malas ventas que habíamos tenido en otros meses, pero nos cerraron el mercado dos semanas antes y de ahí se vinieron para abajo nuestras ventas. Tuve que rematar la mercancía que tenía en mi local y hasta la regalé con tal de que no se me quedara nada o se me echara a perder, pero fue un rotundo fracaso”.

Ahora, dice Guadalupe, “tenemos 30 por ciento de las ventas que teníamos antes. Los clientes temen salir porque todavía estamos en semáforo rojo, pero nos dejaron abrir el mercado con la condición de que usemos cubrebocas, gel y desinfectemos los billetes y las monedas constantemente para que no haya enfermedad aquí”.

Lupita, como le dicen en el mercado, cuenta que su bisabuela, abuela y madre fueron comerciantes del Mercado de Jamaica: “Traían su mercancía de Xochimilco en trajineras hasta la garita que había aquí. Yo tendría como cinco o seis años cuando el presidente Ruíz Cortines entregó estos mercados”.

A pesar de la situación que azota al mercado y sus comerciantes, agrega, “Jamaica es bonito y muy bendito. Para mí es lo más hermoso, es nuestra vida, es nuestro mundo”.

Por este mercado también caminan Carlos González Rodríguez, Rigoberto García y sus compañeros productores de flores, originarios de Villa Guerrero, Estado de México, a quienes la pandemia y la crisis derivada de ella también los ha afectado.

Rigo, como lo conocen, coincide con Guadalupe en que fue fatal para ellos el cierre del mercado el Día de las Madres. Ahora, dice, “seguimos sufriendo, ahorita no queremos precio, lo que queremos es sacar nuestros productos. Tenemos pérdidas y no logramos cubrir nuestros gastos, a veces reponemos las pérdidas con el dinero que tiene uno guardado, perostamos tratando de salir adelante”.

Carlos, por su parte, recuerda que antes de la pandemia había movimiento de gente desde las cinco de la mañana hasta las doce del día, que era la hora pico de venta. “En estos momentos, la cantidad de gente que viene a comprar cayó 90 por ciento”, calcula.

Los productores de flores aseguran que esta pandemia continuará y que las próximas ventas estarán colapsadas. Carlos, de 28 años de edad, pronostica “un panorama sombrío, de pérdidas que no se podrán recuperar”. Lo único que queda, dice, “es sacar adelante el negocio, no puedo dejarlo porque es mi forma de vivir y pretendo terminar el año con la menor cantidad de deudas, pero tenemos problemas en la producción y no hay para pagarle a la gente que me ayuda porque no hay demanda”.

Mario Acevedo, cuya familia ha vendido flores por tres generaciones, cuenta que “cuando se reabrió el mercado varios creímos que iba a ser lo mismo, pero no, las ventas han cambiado, nada comparado a lo que estábamos acostumbrados».

Mario, de cualquier forma, no deja de hacer arreglos florales. “Estamos quienes hacemos arreglos para fiestas, pero casi todos los eventos se han cancelado y esto repercute en que ahora no tengamos una solvencia. El mercado nos ha dado de comer toda la vida y ahora no nos va a dejar. Si ahorita pido un café o comida y no tengo para pagar, los que lo venden me lo prestan. Nos estamos apoyando unos a otros y nos hemos demostrado que como compañeros estamos juntos y que somos una familia muy grande”. El mercado y los locatarios, finaliza Mario, “seguiremos en pie”.

Además de la variedad de flores y aromas, Jamaica también cuenta con áreas de legumbres, frutas, plantas medicinales y abarrotes. A pesar de que su clientela ha disminuido, algunas personas ya comienzan a llegar, como es el caso de Luis Mendoza, de 20 años de edad, originario de Chalco, Estado de México. La pandemia le arrebató a su padre y su madre aún sigue delicada de salud: “Antes venían ellos a comprar las flores que vendemos, mi papá sabía conseguir buen precio. Yo no quise seguir estudiando, pensé que vendiendo flores junto con mi familia saldría adelante, pero ahora él ya no está. Nunca quise ver en dónde compraba, y ahora lo tengo que hacer. Sólo estamos mis dos hermanos y yo para seguir vendiendo las flores en mi colonia, yendo de casa en casa y en el panteón. Nosotros ya no tenemos dinero y mi mamá todavía no puede salir a trabajar”. Como Luis, pocos más son los que caminan por los pasillos de este colorido y popular centro.

Los locatarios del Mercado de Jamaica no pierden la esperanza de recuperarse e invitan a visitarlos: “Se los vamos a agradecer enormemente porque de esto vivimos. Teniendo las medidas sanitarias necesarias entre los que vendemos y los que vienen a comprar, minimizamos el coronavirus y podremos salir adelante de esta pandemia”, concluyeron.

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