Fotos: Jacciel Morales / IstmoPress
Sus cosechas siempre han sido a la deriva por la falta del subsidio gubernamental, pero este año lo resienten fuertemente por los cambios climáticos, los productores de sal en las Salinas del Marqués Oaxaca perdieron el 90 por ciento de su producción anual y esperan que lo resguardado en sus almacenes se venda a un precio justo, una vez que pase esta crisis sanitaria por el COVID-19.
Las lluvias se adelantaron y lo que provocaron es una producción raquítica que les dejó al menos una esperanza de que el próximo año cosechen, pero por ahora la realidad es que todo lo perdieron y con lo poco que tienen, sobrevivirán.
En esta agencia municipal que pertenece al puerto de Salina Cruz Oaxaca, la vida de los mil 500 lugareños, es el mar, medio año se dedican a extraer la sal que producen cinco agrupaciones, una cooperativa y cuatro empresas privadas y el resto a la captura de camarón.
Desde hace cuatro años, la producción de sal ha variado para estos productores oaxaqueños, el año pasado se lograron unas 20 mil toneladas de “oro blanco” como le llaman, pero este año, apenas y serán entre 100 y 200 toneladas las que produzcan los tanques salineros debido a que las lluvias se adelantaron.
Griselda Gallegos Martínez y José Martín Robles son productores de sal independientes desde hace más de 20 años y aseguran que las “variaciones climáticas” es la lucha constante para lograr una producción como lo hacían antes, de más de 30 mil toneladas.
Griselda Gallegos Martínez productora de sal independiente
“En las tres hectáreas, solo coseché unas 100 toneladas, realmente fue un año muy malo para nosotros, por fortuna, mis compradores ya son seguros, la sal que produzco se va a para Chiapas y otras veces a Veracruz”, expuso la productora Griselda.
La producción de sal en este lugar comienza en el mes de noviembre y concluye en mayo, pero este año según los productores llovió en octubre y antes de lo previsto ahora en mayo, lo cual provocó que los estanques de piedra y otros habilitados de forma rústica no se produjera suficiente mineral.
Ellos a diferencia de los productores de sal por ejemplo del estado de Yucatán, el ritual de producción se realiza totalmente de modo artesanal, desde al extracción, envasado y producto final.
El proceso de la sal se divide en tres pasos: la preparación que es la concentración de agua en los tanques salineros mediante un proceso de producción, el segundo utilizar rodillos, esperar el secado del agua y comenzar el acopio y el tercero donde se han quedado limitados y que les ha generado perdidas es en la venta y el valor agregado, no lo hay, no hay equipo para procesar, todo es rustico y desgastado que data de más de medio siglo.
En Salinas del Marqués existen un aproximado de 20 tanques cristalizadores que producen sal por el sistema rustico en bordos de madera, los de la cooperativa que son cinco miden 200 metros cuadrados, mientras que los privados 50 x 70 metros y son un total de 15, todos fueron creados ante esta inestabilidad climática que les mantiene alertas y en zozobra.
El sol, al calentar las aguas del océano Pacífico y las fuertes olas que provoca el “Norte”, va subiendo el grado de salinidad. El agua de mar tiene 3.5 grados de salinidad, de ahí se parte hasta llegar a los 24 grados. En este rango empieza a soltar lo que es la sal ya físicamente sin ningún tipo de químico.
Además de que es necesario realizar el bombeo de estanque a estanque, de tal forma que el agua circule y permita la salinización que requiere.
Según la Asociación Mexicana de la Industria Salinera, México ocupa el séptimo lugar en la producción de sal a nivel mundial y es el primer lugar en América Latina.
La mayor parte de la sal que se produce en México es por evaporación solar (sal marina). Este tipo de sal se cosecha a lo largo de los litorales del Golfo de México y del Océano Pacífico y proviene del estado de Baja California Sur, el resto se distribuye en 14 estados, entre los que destacan el estado de Oaxaca.
*De la extracción a la mesa, hace falta el consumo local
Abel Jiménez de 28 años de edad trabaja en época de cosecha de sal, comenzó a los 15 años porque ayudaba a su papá.
“Es un trabajo pesado, bajo el sol, intenso, pero es nuestra forma de vida, cada año estamos esperando la cosecha porque de aquí sacaremos para vivir al menos unos meses después”.
Las mañanas y las tardes en este lugar reúnen a más de 300 personas son contratadas para colectar la sal con pala y hacha que se ha cristalizado en los mantos mineros, no solo son nativos de Salinas del Marqués sino también chontales y zapotecos e incluso vienen de otros lugares, saben que durante tres o cuatro meses tendrán empleo.
A las 6 de la mañana, todos llegan y comienzan a trabajar, simulan hormigas que van de un lado a otro, cada quien tiene su tramo, a diferencia del campo, ellos no pizcan elote sino sal, a la semana llegan a cosechar entre ocho y diez toneladas.
La productora Griselda explica que es inconcebible que aún en la propia comunidad y el estado no se le de el valor a lo que se produce, a pesar de que su costo de producción es alto, se cuida la calidad y se abarata por la competencia, pero se aprovecha a lo mínimo para el consumo humano.
Dijo que un kilogramo de sal de mar tiene un costo de 10 pesos y es totalmente puro y de buena calidad, mientras que los que se venden etiquetados y que tienen además de yodo y otros minerales que dañan la salud cuestan casi el doble y aún así es el más preferido.
La sal que producen los salineros oaxaqueños se usa para curtir piel, elaborar el tradicional quesillo, y a pesar de que no contiene ningún químico y toda su producción es totalmente tradicional y orgánica, pero es poca su demanda en el consumo local como “sal de mesa”.