Buscar la vida por caminos de muerte

Lucia Joselin Muñoz

Foto: Lucia Joselin Muñoz

La V Caravana Internacional de Búsqueda de Desaparecidos en Vida se encuentra por segunda ocasión en Michoacán. Comenzó en Morelia y ha recorrido ya los municipios de Los Reyes y Zitácuaro, avanzando a Huetamo y finalmente a Caleta de Campos, donde culminará sus actividades.

En 2017 surgió la idea de los familiares de víctimas, al notar que la desaparición de mujeres implicaba la necesidad de buscar en vida. Crearon un grupo de WhatsApp para juntar sus esfuerzos, y posteriormente lo que era una idea suelta se materializó en un esfuerzo de las familias que, poniendo la esperanza por delante, decidieron buscar con vida a sus familiares desaparecidos. Así surgió la Caravana Internacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Vida.

“Yo quiero unirme a su búsqueda, porque quiero buscar a mi hijo con vida, Don Julio”, esa frase se volvió un común denominador, relata Julio Sánchez Pasillas, coordinador de la caravana, quien busca a su hija Thania Sánchez Aranda. Fue como él se dio cuenta que la idea original tenía que cambiar e incluir la búsqueda generalizada en vida de personas desaparecidas.

Julio Sánchez dice que nunca se imaginó la fuerza que podría tomar la idea en tan poco tiempo, pues ya son cinco caravanas que se realizan, buscando vida en Coahuila, Oaxaca, Morelos, Guerrero y actualmente, por segunda ocasión, en Michoacán.

Los integrantes

Benita Ortega busca a su hija Karla Emilia. En 2015 la joven salió a un canta-bar con un grupo de amigos en Altamirano, Guerrero, y nunca más se le volvió a ver. En 2010, el hijo de Victoria Romero se dirigió a una entrevista de trabajo, de Piedras Negras a Monterrey, pero se ignora si llegó. Desde entonces, no se sabe más de él.

Rufina Abaroa lleva tres años buscando a su hijo Alfredo. Él era transportista y, como si se lo hubiera tragado la tierra, desapareció mientras viajaba de regreso a Veracruz con un compañero y otras dos personas. Del tráiler en el cual viajaban también se ignora su paradero. El caso de la señora Alicia es muy similar, sólo que su hijo desapareció en 2018 en Michoacán.

Como ellas, más de cien personas llegaron a la V Caravana Internacional de Búsqueda de Desaparecidos en Vida. Don Julio recuerda que en la primera caravana eran poco más de treinta, pero el proyecto ha crecido, reuniendo en esta ocasión a personas de diecinueve ciudades, provenientes de nueve estados del país.

Buscando nos encontramos

Julio Sánchez lo explica; “buscando nos encontramos” significa que compartir el mismo dolor ha hermanado a quienes van solos a pedir a las autoridades y no les hacen caso. «Ellos buscan en un papel, en sus escritos, en sus oficinas, pero ahí no hay nadie, nuestros familiares están en algún lugar y eso es lo que nosotros buscamos», dice.

Los casos de Benita, Victoria, Rufina y Alicia son distintos entre sí, tanto en circunstancias como en el espacio-tiempo, pero el común denominador es la omisión de las autoridades para buscar. Incluso cuando ellas han realizado indagatorias por propia cuenta y entregado líneas de investigación, han sido ignoradas.

Su andar ya no es individual, caminar unidas las ha fortalecido. Benita y Rufina afirman que buscar a lado de otras madres les da cierta paz de sentirse comprendidas, además de que se sienten fortalecidas por el colectivo que es la caravana. En el caso de Alicia y Victoria también ha sido un proceso de aprendizaje. Victoria afirma que, si cuando desapareció su hijo hubiera sabido lo que ha aprendido hasta ahora, no hubiera perdido tantos años sumergida en trámites burocráticos.

Búsqueda en vida

Penales

Cada una carga la foto de su hijo, de su esposo, de su hermana, de su padre. Se forman, ellas ya saben que no deben ingresar con aretes, pulseras, cinturones ni ningún accesorio. Las gestiones se han realizado con anterioridad; les permiten ingresar y cada quien sabe lo que le corresponde: unos alistan pluma y papel mientras las mamás colocan fotos y lonas de sus desaparecidos en el piso.

Dependiendo de la logística del penal, se permite ingresar a los presos por dormitorios o bloques. Explicar por qué la caravana está ahí y sensibilizar es importante, por ello piden a los presos su atención:

La mayoría somos mamás que estamos buscando a nuestros hijos, están desaparecidos, nosotros no buscamos culpables, la información que nos den no aumenta su sentencia ni los compromete, es anónima. Sólo les pedimos que nos ayuden a encontrarlos, si ustedes los vieron en algún lado cuando andaban fuera, si los vieron aquí, les pedimos que nos den una pista que nos ayude a dar con ellos, imaginen si su mamá no supiera nada de ustedes, es lo peor que le puede pasar a una madre, ayúdenos por favor”.

A la par indican que si alguien no tiene contacto con su familia o está ingresado bajo un nombre falso, pueden acercarse para hacer las gestiones necesarias y la caravana contactará a sus seres queridos para que sepan dónde se encuentran.

Los reos pasan formados a observar los rostros de quienes son buscados, si se da alguna posible identificación una persona previamente designada documenta los datos; a quién se vio, dónde y en qué circunstancias.

A una identificación se le llama “posible positivo”, porque es apenas el principio de otro camino, donde el familiar de la persona que fue “identificada” tiene que ampliar declaración con su Ministerio Público y pedir se realicen las necesarias diligencias para descartar, o en su caso, confirmar, la identidad de su familiar.

La oportunidad que da la caravana de entrar a los penales no es poca, es difícil que a una persona se le otorgue en lo particular un permiso así. Por ejemplo, cuando el hijo de Victoria desapareció, ella comenzó a buscarlo en hospitales, morgues, y a donde sea que su desesperación la llevaba, trató en los penales, pero nunca se le autorizó entrar.

Sensibilizar

Ir a escuelas es otra labor que realiza la caravana. Julio Sánchez dice que se trata de concientizar a los jóvenes por dos flancos: el primero, como futuros profesionistas, para que comprendan la gran problemática de las desapariciones que se vive en México y puedan ejercer su profesión de manera sensible.

El otro lado de la moneda es presentarles los testimonios de cómo han desaparecido algunas de las personas que hoy son buscadas; enganchadas o entregadas por sus propios compañeros de escuela, cuando iban a buscar trabajo, cuando fueron a alguna práctica escolar. La lección que intentan enseñar no es que vivan con miedo, sino que aprendan a identificar puntos que los pongan vulnerables y con ello tratar de evitar que sigan desapareciendo a la juventud mexicana. Eso es lo que relata una mamá a los estudiantes durante un foro de concientización de la caravana.

Tomar las calles, romper con la falsa normalidad, romper el miedo

Se escucha la voz de Julio Pasillas en el altoparlante, está explicando que la caravana es un movimiento pacífico y civil de las familias que buscan a sus desaparecidos, que no quieren incomodar cerrando la avenida, pero que es una necesidad salir a las calles y romper el miedo. Los transeúntes lo escuchan, algunos con miedo, otros con curiosidad, algunos más con desconcierto.

Agrega que la caravana busca vida por caminos de muerte, que a veces le preguntan si no tiene miedo que lo maten o le pase algo, pero él dice que la esperanza es más fuerte y también esa necesidad de romper el miedo y rehacer tejido social a la par de buscar a sus seres queridos.

Las familias avanzan, se organizan en pequeños grupos de dos o cinco personas para carga las lonas que se extienden a lo ancho de la calle, en ellas se muestran las fotos de los desaparecidos de colectivos de familiares de varias partes del país, porque no buscan sólo al desaparecido propio, buscan a todos los desaparecidos.

Se han dado cuenta que juntos hacen la fuerza, por eso unen su dolor, pero también su esperanza y los convierten en resistencia por sus seres queridos. En ese camino, su desaparecido se vuelve del colectivo de familias que buscan y cada quien adopta a los demás seres amados buscados por su familia.

Alicia se ha unido por primera vez a la caravana y ha encontrado una nueva familia, una opción de organizarse para buscar a su hijo y ya no seguir esperando largas de las autoridades. Victoria y Benita participan por segunda ocasión cada una y piensan seguir, porque así mantienen viva la esperanza y las ganas de seguir de pie.

Rufina ha participado también en otras caravanas, pero se unió en febrero pasado a la IV Brigada de Búsqueda realizada en Guerrero. Ahí aprendió a rastrear y junto con otras madres realizó el hallazgo de un cuerpo que, tras las confrontas necesarias, podrá ser regresado a su familia.

Comparten hoy el camino por donde la caravana va replicando acciones en penales, de sensibilización, concientización y reconstrucción del tejido social, invitando a perder el miedo como ellas ya lo hicieron. Buscan en vida, pero no niegan que la realidad pueda ser otra.

Caravana Internacional

Las cinco caravanas que se han realizado han sido en México, entonces: ¿Por qué llamarla caravana internacional? Don Julio responde que se debe a que la caravana busca a personas de nacionalidades distintas que han desaparecido en México, como Jenny Chen, buscada por su esposo, vista por última vez en Oaxaca.

Sin embargo, a esta caravana se unió un grupo de personas con nacionalidad ecuatoriana, vinieron a compartir sus testimonios, a decir que en Ecuador hay más de 4 mil personas desaparecidas y que incluso han desaparecido de hospitales. Pero más allá de eso, aseguran que vienen a aprender de la caravana; quieren saber cómo se están haciendo las cosas y poder replicar el ejemplo de las familias mexicanas para buscar en Ecuador.

Buscar en Semefo. Búsqueda en campo.

Julio Sánchez Pasillas, coordinador de la caravana sabe que la esperanza es fuerte y por eso buscan con vida, sin embargo, asegura que nadie vive en el engaño y reconoce que existe la misma posibilidad de encontrar a sus desaparecidos con vida o encontrarlos muertos. Explica que es por eso que, aunque la caravana concentra la mayor parte de sus esfuerzos a buscar en vida, no descartan otras opciones.

Benita, Alicia, Rufina y Victoria entran al auditorio, cada una se sienta en lugar diferente y se preparan para observar con atención. Serán proyectadas las fotos de las personas no identificadas en distintos semefos del estado michoacano. La labor no es grata pero debe hacerse, así, un desfile de cuerpos pasa frente a sus ojos; nadie quiere encontrar a su hijo ahí, pero si hay una posibilidad, ellas quieren al menos la certeza de un lugar para llorarles.

En esta caravana, como señaló Don Julio, algunas cosas se han intentado hacer distintas, así que con lápiz y papel algunas familias voluntarias se unen al esfuerzo de Lilia Escorcia, una antropóloga solidaria para anotar datos que posteriormente sirvan para realizar un registro enfocado en señas particulares que puedan luego compartir con otras familias.

Una familia se ha enterado de las labores de la caravana y llega a ver la exposición de las fotos, ellos comparten el dolor de que alguien falte en casa. Un tatuaje coincide, es exactamente igual al del miembro de la familia buscado. Algunos miembros de la caravana acompañan a la familia a fiscalía, se trata de hacer la exhumación y confirmar la identidad.

Un grupo mayoritario de la caravana se traslada a la plaza Benito Juárez de Zitácuaro a realizar la marcha programada y posterior exhibición de fotografías, el pueblo los recibe bien, observan con atención las imágenes, algunos les toman fotos, las familias les indican que mediante el Facebook de la caravana pueden aportar información de manera anónima.

Las labores del día han terminado, el cansancio apremia pero los caravaneros no se duermen, se encuentra a la expectativa. Al filo de la media noche llega la comisión e informa que el posible positivo logró confirmarse, el cuerpo se entregará a la familia para ser sepultado bajo su nombre, ya no es un desconocido como los casi 40 mil que se encuentran en las morgues de México.

Las familias festejan el logro que ha tenido la caravana: “queremos encontrarlos con vida, sin embargo, esto nos da esperanza para seguir buscando”, dice Mary, quien busca a su hijo desaparecido en Veracruz. Los familiares se abrazan, la noticia alimenta los ánimos y los esfuerzos y la unión.

Don Julio acepta que en la caravana han existido errores, pues buscar un desaparecido no viene con un manual, sin embargo, prefiere concentrarse en ver los logros que se han tenido, no sólo los posibles positivos, sino también en el empujar la voluntad política de las autoridades para trabajar con las familias. También asegura que, en el proceso, el empoderamiento de las personas que buscan a un desaparecido y sus aprendizajes, más la fortaleza que se dan el uno al otro, son los mayores logros de la caravana.

Así se cierra una etapa en la historia de vida de la caravana de búsqueda, pero comienza otra en la que se incursionará también en la búsqueda terrestre, labor que las familias realizaran en Caleta de Campos a partir del día 8 de mayo y hasta el 12. Los familiares quieren enfatizar que no buscan culpables, ellos han renunciado a la justicia en pro de la esperanza de dar respuesta a la pregunta que se hacen más de 40 mil familias en México: ¿Dónde están los desaparecidos?

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