Imagen: Yaimel López / El Toque
El 18 de marzo salió de Cuba con fecha de ida, pero no de regreso, la primera de 26 brigadas médicas —hasta el momento— que prestan servicios en la atención contra la COVID-19 en el mundo. Para entonces, 147 países reportaban casos y 7 mil 876 personas habían fallecido.
Cuando partieron los cinco primeros médicos como parte del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve” a Nicaragua, hacía una semana que Cuba había reportado su primer caso. Hoy más de 1 300 profesionales cubanos se encuentran en 24 países para enfrentar la pandemia.
Con una experiencia acumulada en la colaboración médica internacional de manera sostenida y ante situaciones de desastres y epidemias, las autoridades cubanas han expresado la voluntad y disposición de ampliar los servicios médicos en la actual circunstancia internacional. Según Santiago Badía González, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud, más de 45 países han solicitado ayuda especialmente para combatir la COVID-19.
La mayor cantidad de brigadas se ubican en el Caribe y América Latina. Sin embargo, las brigadas más numerosas con más de 200 profesionales en cada caso son las de Angola y Catar, países donde existía una colaboración previa de más de 1 500 especialistas en el terreno.
Marcia Cobas, viceministra de Salud Pública, encargada de la colaboración médica, explicó en el programa Mesa Redonda que esta es la primera vez que se dirige una brigada del contingente “Henry Reeve” a Europa y destacó la experiencia previa de la mayoría de los profesionales y el desempeño de las mujeres que representan más del 50 por ciento de los enviados a esta labor.
Además de las brigadas, otros especialistas han viajado a varios países. Dos médicos llegaron a China a inicios de marzo para atender a los diplomáticos y los nacionales cubanos. “El equipo brinda consulta a sus compatriotas, da seguimiento a la labor preventiva que la misión diplomática adopta a fin de ser más efectiva en la orientación y protección de los cubanos”, explicó la jefa de la misión permanente a Prensa Latina.
También cinco especialistas del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí y el director fundador del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, fueron en la avanzada a Venezuela.
El Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”, como parte de la colaboración médica cubana, fue creado en 2005 por idea de Fidel Castro luego del azote del huracán Katrina en los territorios de Misisipi, Alabama y Luisiana, en Estados Unidos, con la intención de asistir a los damnificados. La ayuda médica cubana nunca llegó pues el gobierno norteamericano del presidente George W. Bush no dio su permiso. La tragedia dejó más de 1 800 muertos. Un año después Bush declaró: “Mi Gobierno no estuvo a la altura de su responsabilidad”.
Desde entonces, el Contingente “Henry Reeve” ha asistido en casos de terremotos (Paquistán, 2005; Indonesia, 2006; Perú, 2007, China, 2008; Haití, 2010; Chile, 2010; Nepal, 2015; Ecuador, 2016), lluvias intensas (Guatemala, 2005; Bolivia, 2006; México, 2007; El Salvador, 2009; Chile, 2015; Venezuela, 2015), emergencias médicas (cólera, Haití, 2010 y ébola, Sierra Leona, Guinea Conakri, Liberia, 2014) y huracanes (Dominicana, 2015; Islas Fiji, 2016 y Haití, 2016).
Su trabajo ha sido reconocido por varios gobiernos y por organismos internacionales. En mayo de 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) le otorgó el Premio de Salud Pública en Memoria al Dr. Lee Jong Wook, en reconocimiento a los 250 especialistas que ayudaron en África a luchar contra el ébola.
Actualmente hay un reclamo por una parte de la comunidad internacional para que le sea otorgado el Premio Nobel de la Paz a las brigadas que combaten la COVID-19 en el mundo.
Este contingente se activa ante circunstancias especiales y para tareas puntuales. Sin embargo, Cuba mantiene una amplia cooperación que excede el trabajo del “Henry Reeve”.
Colaboración médica, una historia de larga data
En febrero de 2020 había presencia de médicos cubanos en 59 países (31 de África, 5 de Asia y Oceanía, 4 en Medio Oriente, 1 en Europa y 18 en el Caribe y América Latina). En total son más de 28 mil 700 colaboradores.
Un número considerable a pesar de la retirada de las misiones médicas de Brasil, en noviembre de 2018 y de Ecuador y Bolivia en noviembre de 2019 que supuso el regreso de más de 9 500 colaboradores y la pérdida de importantes fuentes de ingresos al país.
La colaboración médica cubana ha transitado por varias etapas. Desde el 23 de mayo de 1963, con el envío de la primera brigada a Argelia compuesta por 55 colaboradores, hasta la actualidad, más de 407 mil médicos han prestado servicios en 164 países.
Entre las décadas del 60 y el 80 se entendía esta ayuda como “misión internacionalista” que se basaba en el principio de solidaridad y abarcaba otras áreas científicas y profesionales. No se trataba estrictamente de una exportación de servicios, puesto que ni el país ni los médicos recibían ingresos por ello. Este tipo de ayuda en países del llamado Tercer Mundo se consideraba una contribución cubana a la liberación y desarrollo de los pueblos.
En el texto Evolución de la colaboración médica cubana en 100 años del Ministerio de Salud Pública, los doctores Nestor Marimón y Evelyn Martínez explican lo que ocurriría en la década siguiente.
“En la década de los años 90 con el inicio del período especial surge una nueva modalidad de cooperación: la Asistencia Técnica Compensada o Contrato Directo. El médico contratado percibía una remuneración y por este concepto entraba al Sistema Nacional de Salud un aporte que permitía mantener al resto de la colaboración médica”.
“El 3 de noviembre de 1998 surge el Programa Integral de Salud (PIS), inicialmente en Centroamérica y el Caribe y posteriormente se extiende hacia África y el Pacífico, su esencia era el envío de Brigadas Médicas hacia lugares remotos, de difícil acceso, donde no había presencia de médicos nacionales y a los que solo se les proporciona un dinero de bolsillo para las necesidades básicas. La Revolución Bolivariana en Venezuela da impulso a este programa y propicia la aparición de una modalidad más completa y avanzada de Programas Especiales que incluyen otras áreas dentro del país. Siendo el país que mayor cantidad de colaboradores cubanos tiene de manera sostenida”, explica el artículo.
El desarrollo de los servicios médicos y de salud se reconoce como una prioridad del país luego de la actualización del Modelo de Desarrollo Político y Social cubano en 2011. Según datos de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas, en 2018 la economía cubana ingresó 6 400 millones de dólares de la exportación de servicios profesionales, la primera fuente de ingresos del país. Una parte —no especificada— corresponde a los servicios médicos.
En la actualidad existen tres modalidades de cooperación en general que también se utilizan frente a la pandemia de COVID-19, explicó la viceministra Cobas: una, Cuba asume los gastos cuando se trata de naciones muy pobres; dos, los gastos se comparten con el país receptor de la colaboración y tres, la isla caribeña recibe ingresos. Aunque no dio detalles de cuáles países se adscriben a cada modalidad.
El Dr. Carlos Pérez Díaz, al frente de la brigada cubana en Lombardía, dijo a la prensa local: “No hemos discutido ningún tipo de pago. Estamos aquí para colaborar, el gobierno italiano nos ha asegurado alojamiento y comida. Nuestra acción en esta región es puramente solidaria”, respondiendo a una pregunta sobre el pago de los servicios.
Conflictos y preocupaciones
La actual administración de Estados Unidos ha puesto en la agenda de críticas al gobierno cubano precisamente este perfil económico de la colaboración médica. A los tradicionales argumentos de que sirven como diplomacia médica, vehículo de difusión ideológica y adoctrinamiento, incentivo de relaciones comerciales y venta de otros servicios, se ha sumado desde hace poco más de un año las acusaciones de que los médicos son utilizados en régimen de sobreexplotación o “esclavitud”.
El pasado 23 de marzo, la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado de Estados Unidos dijo mediante un tuit que los países que están recibiendo ayuda con personal médico para enfrentar la COVID-19, debían examinar sus acuerdos y “poner fin a los abusos laborales”. El gobierno de Estados Unidos acusa a Cuba de ofrecer sus misiones médicas internacionales a los afectados “solo para recuperar el dinero que perdió cuando los países dejaron de participar en el programa abusivo”, refiriéndose al cese de la colaboración médica en Brasil, Ecuador y Bolivia.
En noviembre de 2019 dos relatoras de las Naciones Unidas solicitaron al gobierno de Cuba información sobrepresuntos abusos de derechos humanos sufridos por médicos cubanos cooperantes en el extranjero.
El gobierno cubano ha rechazado sistemáticamente estas acusaciones sobre tratos abusivos del personal médico. Insiste en resaltar la actitud altruista de los colaboradores médicos que asisten a personas y grupos más desfavorecidos, en las peores condiciones de vida y en los lugares más apartados de los distintos países donde se desarrollan estas misiones.
Por esto, los médicos cubanos también han sido víctimas de la inestabilidad política en los países de destino, por ejemplo, los doctores Landy Rodríguez y Assel Herrera, quienes prestaban servicio en Kenia y desde hace un año, este 12 de abril, permanecen secuestrados por miembros del grupo islámico Al-Shabab; y a pesar de los esfuerzos entre los gobiernos, todavía no se encuentra una solución.
En Cuba con 1947 casos confirmados, los médicos y el sistema de salud en general están en el centro de atención de la ciudadanía. Ante la alarmante situación, cuyas proporciones no son previsibles, cabe la pregunta de si será suficiente el personal especializado en el territorio nacional.
Según las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Salud Pública, en 2019, Cuba cuenta con 95 487 médicos, 85 732 enfermeros y 58 793 técnicos en general.
Además, el país “prepara a más de 84 000 jóvenes en las escuelas de Ciencias Médicas y en julio deben graduarse más de 9 000 médicos”, dijo Cobas y añadió que “se realizó un análisis minucioso de los recursos humanos que el país necesitará para enfrentar la pandemia y garantizar la atención de calidad que merece el pueblo”.
Sobre esto, José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, explicó el 29 de marzo que “Cuba dispone de suficientes recursos humanos para colaborar con otras naciones” y aclaró que las autoridades evaluaban “a punta de lápiz” el envío de profesionales al exterior, con el propósito de no afectar el servicio nacional.
Publicado originalmente en Pressenza