Ayotzinapa, otra vez( La Jornada, 13 de diciembre)

Luis Hernández Navarro

Angel Aguirre Rivero y el gobierno federal se vistieron de gloria. A las 12 horas del 12 de diciembre estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa organizaron un bloqueo en la salida de la autopista de Chilpancingo a Acapulco. Pedían una audiencia con el gobernador. La policía lo rompió a balazos. El saldo provisional es de dos muchachos muertos, Gabriel Echeverría de Jesús, de 20 años, y Jorge Alexis Herrera, de 21, varios heridos graves, otros más desaparecidos y, al menos, 50 detenidos.

Los jóvenes estudiantes campesinos de Ayotzinapa exigían la solución a un pliego petitorio que presentan cada año. Sus demandas son relativamente sencillas de resolver. Piden que los 35 pesos diarios por muchacho que se asignan cada día para que realicen las tres comidas, se incrementen. Demandan que se reparen los baños, los dormitorios y las instalaciones de la escuela, que tienen ocho años sin mantenimiento. Solicitan que la matrícula anual de 140 alumnos de nuevo ingreso aumente a 170. Exigen que el promedio mínimo aprobatorio para los alumnos que recién entran sea de siete. Requieren becas para los egresados.

Por pedir una entrevista con el mandatario Ángel Aguirre Rivero para solucionar estas demandas los balacearon, golpearon, persiguieron, asesinaron, hirieron, detuvieron y torturaron. El gobernador Ángel Aguirre y el gobierno federal pueden sentirse orgullosos.

El requisito más importante para ingresar a Ayotzinapa es la falta de recursos económicos. Cada año, se organiza una selección en que participan tanto las autoridades educativas como los estudiantes. Ellos vigilan que los alumnos de nuevo ingreso sean hijos de campesinos pobres y que sepan trabajar el campo. Cada muchacho que entra a la escuela tiene el consentimiento de la sociedad alumnos.

En Guerrero hay nueve escuelas normales públicas. Ayotzinapa es la única rural. Fue fundada hace 83 años. Allí comenzaron sus estudios de normalismo Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y Othón Salazar. La matrícula escolar es de cerca de 500 alumnos, todos de extracción humilde. Son hijos de campesinos pobres de la Montaña, Sierra y Costa Chica de Guerrero, y de comunidades rurales de Chiapas, Puebla, Morelos, Veracruz y Sonora.

El rezago educativo en la entidad es enorme. Según el Censo de Población de 2010, de los 3.4 millones pobladores que tiene Guerrero, 680 mil no están alfabetizados y 1.3 millones no concluyeron la primaria o la secundaria. Es tan grave el problema que el noveno considerando de la Ley Educativa de la entidad reconoce: estamos rezagados en alfabetización, en educación prescolar, en primaria y en secundaria.

Las normas rurales son una de las pocas vías de movilidad social al alcance de los jóvenes en el mundo campesino. En ellas se tiene acceso a educación, hospedaje, alimentación y, posteriormente, con suerte, trabajo calificado. Los niveles de escolaridad y de vida existentes en estas escuelas son muy precarios. La contradicción entre escasez de medios materiales y pujanza juvenil y espíritu de superación provoca que dentro de estas instituciones prosperen las actitudes y posiciones políticas radicales. Las expectativas de ascenso social no son solamente un hecho individual, sino que involucran a las familias de los estudiantes y con frecuencia, a sus poblados de origen. El destino que tengan los muchachos con sus estudios afecta la vida de sus comunidades. Lo que sucede con sus escuelas no es un hecho ajeno a ellas.

Las normales rurales son una herencia de la escuela rural mexicana y del cardenismo. De las 36 instalaciones que funcionaron en el país hoy sólo sobreviven 16. Muchas de ellas fueron cerradas a raíz del movimiento estudiantil de 1968. Otras, como resultado de la huelga general que protagonizaron entre julio y agosto de 1969.

Los estudiantes están organizados en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México. Sus objetivos originales pueden resumirse en: proporcionar una educación democrática; participar en la vida económica de las escuelas, sobre todo en el manejo correcto de los dineros destinados a la alimentación; mejorar la salud, vestuario y alimentación; respetar, conservar y usar adecuadamente los edificios, talleres, equipos de dormitorio, comedor y bienes destinados por el gobierno federal para uso de los alumnos; respetar el funcionamiento de las sociedades de alumnos, y, la selección del personal, especialmente de los catedráticos.

Gobernadores, autoridades educativas de todos los niveles y dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación se han propuesto acabar con las normales rurales. Especialmente, Elba Esther Gordillo las detesta. El 5 de agosto de 2010, al participar en el seminario La nueva sociedad: una nueva educación y una nueva política, sentenció: “Hemos planteado muchas veces a las autoridades –dijo– que si se cierran algunas de las normales rurales va haber mucho alboroto de los jóvenes. No se olviden que las normales rurales han sido semilleros de guerrilleros, pero si no hacemos esto van a seguir con lo mismo”.

Formalmente, durante dos sexenios Guerrero ha estado gobernado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que declara defender la educación pública. Sin embargo, su mandatario hasta 2011, Zeferino Torreblanca, quiso reducir la matrícula escolar de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y acabar con la alumnocracia y el desorden, que, según él, privan en la institución escolar. Se negó a dar empleo a alumnos egresados de esa institución porque –dijo– son vándalos.

El gobernador actual, Ángel Aguirre, visitó la escuela en septiembre de este año, se tomó la foto y se comprometió a resolver las demandas estudiantiles. Allí dijo que el recurso para la dieta, que es utilizado para la elaboración de los alimentos diarios, hoy se los incrementamos a 50 pesos porque no era posible que comieran con 10 pesos al día. Pero no cumplió sus promesas y los jóvenes comenzaron a movilizarse nuevamente a comienzos de noviembre.

Cansados de que no se les hiciera caso, los normalistas tomaron la carretera, como han hecho tantos otros grupos sociales a los que el gobierno no escucha. Como respuesta fueron baleados. Esa es la democracia guerrerense, así es la democracia mexicana.

Este material periodístico es de libre acceso y reproducción. No está financiado por Nestlé ni por Monsanto. Desinformémonos no depende de ellas ni de otras como ellas, pero si de ti. Apoya el periodismo independiente. Es tuyo.

Otras noticias de  Num. Anterior  

Una Respuesta a “Ayotzinapa, otra vez( La Jornada, 13 de diciembre)”

  1. Rafael Carrera

    Como ciudadano imparcial escribo mi comentario al respecto y tengo que recalcar algo que veo que casi nadie toma en cuenta y es la transgresión de la ley y la agresión a los derechos ciudadanos de la mayoría que no tenemos vela en el asunto, y que efectúan algunos grupos por sus demandas sean estas reales o no, tengo y todos tenemos derechos ciudadanos como el de transitar libremente por nuestras calles y carreteras; el grupo de personas que tuvieron participación en los hechos dice el artículo que «fueron balaceados y golpeados por pedir una entrevista con el gobernador», yo corrijo ESTABAN INTERRUMPIENDO el libre tránsito de ciudadanos que circulaban por la carretera federal y SECUESTRARON AUTOBUSES con sus pasajeros poniendo a estos en peligro y estaban con eso provocando la lógica intervención de las fuerzas del órden, todo esto en un marco de tensión que de por sí es muy difícil en estos momentos en el país y en el estado de Guerrero en particular. Estoy de acuerdo en la lucha por las demandas de minorías pero nunca estaré de acuerdo con la afectación a los derechos de las mayorías, y que están claramente expresados y plasmados en nuestras leyes.
    Lo cierto es que este problema esta enredado en medio de una madeja de intereses políticos.
    Las demandas del grupo efectivamente eran sencillas de resolver, pero no cuadra el cometer delitos del orden federal como son el secuestro y el ataque a las vías de comunicación para tratar de solucionar unas demandas «relativamente sencillas», y en cambio lo que sí nos deja esto, es crear suspicacias puesto que ahora se ha olvidado el pliego petitorio sencillo inicial, por otras peticiones claramente políticas.
    Lamento mucho que los jóvenes mexicanos no aprendan la lección que nos da nuestra historia y se conviertan en carne de cañón de intereses políticos, la pregunta ¿a quienes beneficia este movimiento?.
    Mis condolencias para las familias de los muertos y aún mayores por el trabajador de la gasolinera que era un ciudadano sin vela en el entierro.
    ¡¡¡¡JÓVENES MEXICANOS: EL PAÍS NECESITA DE VUESTRA VITALIDAD ENTUSIASMO E INTELIGENCIA PARA SACARLO ADELANTE DEL GRAN BACHE HISTÓRICO QUE ATRAVESAMOS , PERO NO DESPERDICIEN SU SANGRE POR INTERES AJENOS!!!!
    Esa no era la lucha que enseñaron Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas, los más ilustres maestros rurales egresados de Ayotzinapa. Luchen por cosas que valgan la pena, pero respeten a la Patria. No se trata de luchar por luchar.
    Eso opino yo…

Dejar una Respuesta