Autonomías en Wall Mapu: territorios en resistencia

Raúl Zibechi

Fotos: resumen.cl

Un mar de pinos verdes tapiza la vasta superficie ondulada, desde los profundos valles hasta las empinadas cumbres. Cuando la distancia se trasmuta en cercanía, cuando nos adentramos en las plantaciones abigarradas, el silencio y la monotonía convierten aquel mar en un desierto yermo. Nada más que árboles verticales, sin otra vegetación a su alrededor, ni animales ni otros seres vivos.

Cuando pasamos el asentamiento minero Curanilahue, el camino comienza a serpentear cuesta arriba hacia la Cordillera de Nahuelbuta, entre las plantaciones y los arroyos que bajan de la montaña. Estamos casi cien kilómetros al sur de Concepción, donde el río Bio Bio divide el centro del sur de Chile y marca el comienzo de Wall Mapu, histórico territorio mapuche.

La llamada Cuenca del Carbón comprende las ciudades de Coronel, Lota, Curanilahue, Los Álamos y Lebu, y forma parte de una extensa historia de lucha obrera y de un doloroso proceso de colonización interna, como relata el joven historiador Sebastián Paredes, quien nos acompaña hacia el territorio en resistencia Nuevo Mundo. Se crearon extensos fundos de propietarios chilenos y extranjeros luego de la Pacificación de la Araucanía (1861-1883), la guerra del Estado chileno contra el pueblo mapuche.

Mundo Nuevo aparece en un recodo del camino, donde las familias que recuperaron sus tierras talaron una hectárea y construyeron una veintena de casas de madera, incluyendo la cocina comunitaria donde nos espera un puñado mujeres. Ellas se empeñan en contarnos la historia que vivieron de niñas y jóvenes.

Conocer y recuperar la historia

Defina Fonseca recuerda que bajo el gobierno de la Unidad Popular presidio por Salvador Allende, se multiplicaron las movilizaciones rurales, sobre todo después de que anunciara la reforma agraria. Algunas investigaciones estiman que hubo cerca de 1.800 huelgas campesinas y 1.200 tomas de tierras durante el período 1970-1973. Las tomas fueron legalizadas pero el gobierno se vio desbordado por la radicalización campesina. En los mil días de gobierno, Allende expropió nada menos que 4.400 predios.

Las familias campesinas de Nuevo Mundo llegaron en la década del 1930, provenientes de fundos cercanos. El predio tenía alrededor de cinco mil hectáreas (4.800 corrige una voz) y pertenecía al Servicio Nacional de Salud que le arrendaba las parcelas a los campesinos. Hacia 1950 crearon la Cooperativa Agraria Mundo Nuevo, que en 1969 se convierte en Cooperativa Campesina Mundo Nuevo. Desde ese momento las 36 familias que integraban la cooperativa fueron las propietarias legitimas de las tierras.

Todo cambió con el golpe de Estado de Pinochet. En 1974 un contingente de policías y militares llegaron al predio dispuestos a expulsarlos. “Hay hartas balas y el río es ancho”, les gritaron los soldados a punta de fusil. Los acusaron de no ser dueños de las tierras y el gobierno militar se las entrego a Forestal Arauco, uno de los grupos empresariales más ricos del país. Quemaron sus casas y huertas, y derribaron la escuela.

Debieron irse a Curanilahue para sobrevivir en los más diversos oficios improvisados. Los campesinos combinaban la agricultura y la ganadería en toda la región, había pocos árboles ya que predominaba la forestación extensiva, o sea la combinación de árboles, cultivos y rebaños.

Ahora domina un ominpotente mar de pinos: el 82% del suelo del municipio de Curanilahue está cubierto de monocultivos forestales que no sólo tienen un potente impacto ambiental, sino que despojan a los campesinos de la posibilidad de realizar actividades productivas de subsistencia. Forestal Arauco y CMPC detentan la mayor parte de la tierra. Como puede apreciarse, la contrarreforma agraria militar rindió sus frutos a las grandes empresas.

La nueva vida de mestizos y mapuche

El 20 de enero de 2018, los sobrevivientes, sus hijos y nietos, comenzaron a dar una nueva lucha por la tierra. Defina adora las huertas. Es una de las impulsoras de las que están cultivando las seis familias que recuperaron este territorio y permanecen viviendo en el predio, ya que la mayoría de las 36 familias vienen sólo los fines de semana como apoyo y solidaridad.

Sebastián sostiene que el proceso de recuperación de tierras del pueblo mapuche está influyendo en el campesinado mestizo y lo está animando a encarar sus propias demandas. Como ejemplo, pone que en la ciudad de Caranilahue, de 32 mil habitantes, existen en este momento 36 tomas urbanas de tierras, ante la dificultad de miles de familias para acceder a la vivienda.

Jakelin Curaqueo, de la Comunidad de Historia Mapuche, relata que en el recorrido de poco más de cien kilómetros entre Temuco y Tirúa, o sea entre el centro y la costa, pueden verse decenas de tierras recuperadas. Pero lo más sintomático, como relató en el “Encuentro Sentipensar las Autonomías” en Concepción (el 25 y 26 de octubre), es que se pueden ver tanto banderas mapuche como chilenas, lo que revela que quienes recuperan tierras son tanto comunidades mapuche como campesinos mestizos.

Nos dicen que desde 2019 se registraron nada menos que 500 recuperaciones de tierras en Wall Mapu, una verdadera avalancha desde abajo. Calculan que cada una abarca entre 150 y 200 hectáreas, lo que daría un cifra de casi 200 mil hectáreas en proceso de recuperación. Ese el motivo por el cual el gobierno progresista de Boric impuso una draconiana militarización del sur, más aguda y con más blindados que las que encabezó el neoliberal Sebastián Piñera.

Al cumplirse el primer año de la recuperación de Mundo Nuevo, el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) trazó una importante perspectiva: “Junto con las recuperaciones territoriales mapuche, la recuperación campesina de Mundo Nuevo, viene a plantear una alternativa de desarrollo para la Cordillera de Nahuelbuta en la provincia de Arauco, altamente intervenida y degradada por el monocultivo forestal” (https://bit.ly/3FLblQ7).

Mundo Nuevo es la recuperación más al norte de Wall Mapu, proceso que se viene extendiendo como una mancha de aceite desde el sur. Como señala el OLCA, las recuperaciones abren la posibilidad de reconstruir el tejido social y ambiental degradados por años de monocultivo: “También trae la posibilidad que además del pueblo mapuche, sea el pueblo mestizo y campesino el que re-ocupe sus tierras, generando una alianza multicultural de recuperación territorial”.

Algo muy potente está cambiando en el sur de este país llamado Chile. Algo que no lo pueden frenar ni los gobiernos conservadores, ni los progresistas, ni la militarización, ni las “reformas” que buscan neutralizar a los pueblos.

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