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Aumentan detenciones digitales y deportaciones de migrantes mexicanos en Estados Unidos

Jaime Quintana Guerrero

Foto: Moisés Quintana, La Resistencia

Ciudad de México | Desinformémonos. “Estamos luchando para que se cierran todas las jaulas. El sistema fue quien puso las condiciones para que los migrantes terminaran en una prisión, venimos detrás del sistema y queremos que ese sistema caiga”, expuso Maru Villalpando, migrante, defensora e integrante de La resistencia, organización defensora de connacionales en Estado Unidos.

En entrevista con Desinfórmennos, Maru Villalpando, originaria de la Ciudad de México, cuenta que migró a Washington, Estados Unidos, en 1996. “Llegue allá con una visa de turista que expiró, y me quedé como los 11 millones de migrantes indocumentados debido a los cambios de la políticas en materia de migración en Estados Unidos”, dice.

Al quedarse en Estados Unidos, adquirió un estatus de indocumentada y luego tuvo una hija. “Empecé, como muchos, a buscar la manera de regularizar mi situación migratoria y con ello fui conociendo cómo funciona el sistema y las leyes”, señala.

En esa intensa búsqueda, Maru Villalpando y otros connacionales, a los largo de 20 años de lucha, organizaron La Resistencia, conformada por voluntarios indocumentados. “Nos enfocamos mucho en las necesidades de los connacionales, nos metimos en la política, sin embargo no teníamos resultados, no había ningún avance, por no tener ningún papel”, explica la defensora.

“Emprendimos una lucha a la que le llamamos Acción de Desobediencia Civil. Fue cuando se reeligió en Estados Unidos Barack Obama. Nos enfocamos en los Centros de Detención y en las deportaciones, cerramos calles cercanas en estos espacios. Corríamos el riego de ser detenidos y hasta de ser deportados, por ello tomamos el nombre de La Resistencia”, añade.

La organización La Resistencia está compuesta por personas que han sido detenidos o deportados o que han tenido familiares en detención. Maru cuenta que en 2014 le dijeron que era indocumentada, “y ya en el mandato del presidente Donald John Trump, comienza mi deportación, a pesar de que no tenía ningún proceso acostumbrado para iniciar. Descubrimos una cosa que ya sospechábamos, que mi proceso de deportación era de tipo político”. A pesar de todo, Maru ganó el proceso.

De acuerdo con la defensora, son vigentes las luchas para cerrar el Centro de Detención en la Ciudad de Tacoma y acabar con las detenciones, deportaciones y exigir que se acabe la migra, que en Estados Unidos es el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en ingles).

La misión del ICE, según las autoridades, es proteger la seguridad nacional de Estados Unidos y hacer cumplir las leyes migratorias y de aduana, y se centra en el control migratorio inteligente y las operaciones contra el crimen transnacional.

“En Estados Unidos somos más de 30 millones de mexicanos, como inmigrantes más de un millón y medio de connacionales. Sabemos que somos a los que más detienen por ser el número mayoritario. Por ejemplo, en el Centro de Detención de Tacoma hay 300 personas detenidas, y son pocas, porque ese centro de detención tiene una capacidad de dos mil personas. Suponemos que, de esos 300, por lo menos un 25 por ciento es mexicano, con base en el número de llamadas que recibimos”, explica la defensora de derechos de los migrantes.

Con la pandemia, creció la política de deportación

“Con la pandemia se cayeron las cortinas que cubrían toda la porquería del sistema, las deportaciones ocurren todos los días aun con la pandemia”, especifica Villalpando.

Antes de la pandemia del SARS-COV -2, Maru Villalpando expone que “vimos un incremento en detenciones y deportaciones. El Congreso de Estados Unidos en 2019 ya había aprobado la disposición de 34 mil espacios para ser usados en cualquier momento en todo el país”.

La misión ICE, o la migra, “fue la encargada de llenar los 34 mil espacios, a lo que le llaman “camas”. El presidente Donald Trump se puso como meta llegar a las 55 mil personas”. Hoy son más de 200 Centros de Detención en Estados Unidos, incluyendo cárceles locales, que hacen contratos con ICE.

Gracias a la lucha y esfuerzos realizados por las organizaciones y defensores, poco a poco se ha disminuido el número de migrantes detenidos, siendo 2 mil personas el número mayor y 253 el menor.

Sin embargo, relata Villalpando con tristeza, cuando el mandato de Donald Trump se fue y llegó Joe Biden, muchos pensaron que por fin se vería el final de los Centros de Detención, pero no fue así. “Abren la puerta a las personas que piden asilo, pero es una puerta que cierra otras”, dice.

Con la colaboración de presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en Estados Unidos “se cerraron las puertas y a los que entran los detienen. Vemos otra vez un incremento de gente detenida, pero las detenciones no duran tanto tiempo. La intención de la administración de Biden no era necesariamente liberar a los migrantes, sino satisfacer a los republicanos y a los de la ultraderecha diciendo «sí los estoy deteniendo». Él sigue utilizando la infraestructura que creció con Obama, pues fue él quien incrementó el número de lugares de detención para familias y niños”.

Detención de migrantes digital

Los números de detenciones comenzaron a crecer cuando la pandemia decreció. La gente, al ser liberada rápidamente, es puesta entonces en detención digital. Villalpando explica que si bien ha bajado el número de prisiones privadas, han aumentado las prisiones civiles, así como también “un mercado de compañías que manejan grilletes con aplicaciones del teléfono y un número alto en deportaciones, ahora detenidas por medios digitales, que son monitoreados 24 horas al día, siete días a la semana”.

La defensora añade que ahora la detención es privatizada, pues existen testimonios de personas que salieron de prisión que cuentan que quien llegó por ellos no es la migra, sino compañías privadas, para después trasladarlos a los Centros de Detención.

Para la detención digital, expone, se utilizan compañías que elaboran software de vigilancia, y la migra tiene lectores de placas de automóviles que reflejan los datos de dueño.

“Es una película de miedo”, dice Maru Villalpando, en cuyo caso la migra mandó una carta para avisar sobre su proceso de deportación, “porque encontró mis datos en la información que uno deja en los sistemas computarizados, por ejemplo cuando cambias de compañía de seguros, cuando te mudas, cuando tienes una demanda, cuando te divorciaste, un nuevo contrato en el gimnasio, etcétera. Esta información es comprada a compañías, como por ejemplo, la Base de Datos CLEAR (compañía del conglomerado mediático Thomson Reuters), y después es puesta a la venta a la migra”.

Cuando Maru fue avisada del proceso de deportación, ella no tenía ningún historial penal, y cuando demandaron al ICE por negar documentos o carpetas de información ante ello, no les dieron nada. “Encontramos en su información que realizaron treinta combinaciones de mi nombre, encontraron las direcciones en donde he vivido en Estados Unidos, los datos de mi divorcio, las compañías de seguros de autos, era realmente increíble la cantidad de datos que manejan”, explica la defensora.

Deportaciones de todo tipo

Existen diferentes tipos de deportaciones. No toda la gente que está en proceso de deportación está detenida en una Centro y otras no tienen el monitoreo de las 24 horas al día. Por ejemplo, “yo que estaba en proceso de deportación, no estuve en un Centro de Detención, ni tenía la aplicación del teléfono, no tenía que estar reportando con ICE, pero igual en cualquier momento hubieran podido deportarme”, dice la defensora Maru Villalpando.

Menciona que existen deportaciones que ocurren inmediatamente y a los migrantes no les dan la oportunidad de nada. “Te ponen en un vuelo comercial y nadie se da cuenta de que estás siendo deportado, y existen vuelos exclusivos para deportaciones. Tenemos testimonios de personas que en camino a la cita médica fueron interceptados por la migra y la persona aún enferma fue deportada, sin avisar al Cónsul mexicano”, denuncia Villalpando.

Maru recuerda el caso del señor Jaimes, quien vivía en la ciudad de Tacoma, Washington, con toda su familia. Fue detenido para un proceso de deportación, a pesar de que sufría del riñón y estaba con diálisis. En el Centro de Detención cada semana lo llevaban a tratamiento médico, sin embargo lo deportaron. En realidad, explica la defensora, no se puede deportar a personas que están críticamente enfermos, o el país que los recibe debe garantizar atención médica.

En este caso, dice la defensora, es el Consulado el que prepara la deportación y trabaja directamente con Estados Unidos para que el migrante llegue a un cierto lugar y el Consulado o un familiar lo esperen, “para llevarlo supuestamente a una atención médica”.

En el caso del señor Jaimes Delgado, como no tenía familiares ya en la Ciudad de México, el Consulado lo dejó en un albergue, donde recibió ayuda de personas retornadas y organizadas en la ciudad. PEro cuando quiso tramitar su Seguro Popular, los únicos documentos que le proporcionó el Consulado no fueron aceptados por las instancias de salud de la Ciudad de México y le dijeron que no era mexicano, que no eran válidos y que eran falsificados. El hombre tuvo entonces que buscar dinero y conseguir una clínica privada para revisar su salud, pero ya era demasiado tarde y falleció. Lo que sucedió fue que, “entonces, el mismo gobierno lo trae y el mismo gobierno lo rechaza”.

Otro caso es el de Iván Sánchez, quien se encuentra en silla de ruedas luego de que se lastimó dentro del Centro de Detención. A pesar de que el ICE y el Consulado tienen la responsabilidad del cuidado de los detenidos, actulamente quieren deportarlo lo más rápido posible, para que no demande a las autoridades migratorias.

Nostalgia y odio al país

“Una dualidad tenemos por nuestro país: nostalgia enorme por las costumbres y familiares en México, y un odio por sus autoridades”, suspira la defensora Maru Villalpando.

La representación del gobierno mexicano en Estados Unidos son los Consulados, sin embargo, denuncia que “dan un servicio pésimo. Existe mucho clasismo, ofenden a la gente, largas esperas que no tienen sentido. Si estás organizado y te ubican, hay vigilancia constante. Los abogados, a pesar de que tienen dinero del presupuesto asignado, no existen para dar seguimiento a los detenidos”.

En marzo del 2014, en un Centro de Detención en Tacoma, mil 200 personas iniciaron una huelga de hambre para parar las detenciones y deportaciones. Al lugar llegaron los del Consulado, sin que nadie se los pidiera, para presionar a que levantaran la huelga de hambre. “No entraron para decir «en qué ayudamos, qué les hace falta, cómo están de salud», nada, solo querían que agacháramos la cabeza”, acusa Villalpando.

“Tenemos una nostalgia por nuestro país y se refleja en la cultura, no es sólo por la economía. Nosotros no podemos vivir sin nuestras tortillas, sin nuestra salsa, sin nuestros tacos. En Estados Unidos realmente no tenemos ni voz, y aunque podemos ejercer el voto es complicado, y tampoco tenemos derechos”, añade la defensora.

Lo principal, asegura, “es que sabemos que las luchas continúan, ganamos a veces, aunque poquito. Nuestra lucha es global, no solamente por el derecho a migrar, sino también por el derecho a regresar. Los funcionarios de México piensan que somos tontos, que no nos damos cuenta de lo que hacen y de lo que no quieren hacer. Pero nosotros nos estamos organizando para exigir derechos y denunciar políticas y políticos. A ellos les decimos que disfruten su ignorancia, porque no les durará mucho”, sentencia Maru Villapando, defensora y luchadora social mexicana en Estados Unidos.

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