En conferencia de prensa, realizada en el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, defensores de derechos humanos de migrantes, denunciaron que el pasado 23 de noviembre fueron asesinados Adrian y Wilson, voluntarios que se dedicaban a llevar todos los días alimento a los migrantes que esperan el paso del tren de carga -mejor conocido como La Bestia- en el basurero de Tesquixquiac. Señalaron al crimen organizado de estar coludido con el gobierno del estado, así como de ser los principales autores de este doble homicidio.
Desde hace más de seis años Adrian y Wilson se dedicaban a brindar ayuda a las personas que cruzan Tesquixquiac en el Estado de México, hecho que ocasionó acoso y amenazas de muerte hacia su persona. Varias organizaciones nacionales e internacionales han dado a conocer, ante las autoridades, la vulnerabilidad en la que se encuentran los defensores y migrantes en el corredor migratorio en la zona de Lecheria-Huehuetoca-Tequixquiac-Apazco-Bojay, que para ellos se ha convertido en El corredor de la muerte. .
En su intervención, Jorge Andrade, del colectivo Ustedes somos nosotros, señaló que en los últimos cuatro años se han cerrado albergues y comedores -que atendían al rededor de 200 personas por día- debido a las amenazas y ataques armados que han sufrido estos lugares para secuestrar a los migrantes. Además, de las redadas del Instituto Nacional de Migración que violan la ley de migración que también han tenido que ver para que las casas de migrantes desaparezcan.
La situación de vulnerabilidad de las personas migrantes se incrementa ante los abusos de las autoridades municipales y estatales quienes los extorsionan y despojan de sus pertenencias, además de que se enfrentan a los operativos de agresión por parte de migración. Ante esta situación, los defensores de derechos humanos de migrantes han realizado una serie de acciones para tratar de disminuir la violencia hacia esta población, sin embargo, la tarea no es nada sencilla, debido a que las y los defensores son atacados por parte de grupos criminales o por el mismo Estado. El brindar alimentos, atención médica, espacios para el descanso y el aseo, asesoría y acompañamiento, son elementos utilizados para criminalizar las actividades los defensores de migrantes, mencionó Andrade.
La única manera de seguir apoyando a las personas que cruzan por México para llegar a los Estado Unidos, es a través de los voluntarios que siguen haciendo el trabajo que antes hacían las casa y comedores de migrantes que fueron cerrados por la inseguridad y violencia que se viven en las zonas por donde pasan los migrantes.
Adrian de 29 años vivía en Tequixquian, en el Estado de México, un municipio donde cruzan las vías del tren de carga que transporta a miles de migrantes; durante dos años se dedicó a ayudar a quienes tomaban la decisión de emprender su viaje hacia los Estados Unidos. Mis niños migrantes, así les decía. No era una persona de dinero, pero gracias al apoyo de sus amigos y familia compraba alimento para llevarlo todos lo días al basurero de Tequixquiac, donde el tren bajaba la velocidad y daba oportunidad de dar un poco de café y pan -a veces arroz y frijoles- a la gente que esperaban para poder subir a La Bestia y así continuar con su destino. Logró comprarse una camioneta donde aveces transportaba a los que iban mal heridos y los llevaba a un lugar seguro donde pudieran resguardarse del mal tiempo. Adrián era una persona conocida en el pueblo con cabellos largo y rubio, todos sabían que se dedicaba a ayudar a migrantes. Hace poco más de dos años conoció a Wilson de nacionalidad hondureña, que iba camino al norte y como muchos que ven el camino complicado decidió quedarse en México. Wilson era un hombre alto y flaco, callado al principio, pero muy atento de lo que pasaba; era un buen conductor de la camioneta que iba al basurero para ir a dar comida a las vías. Al unirse con Adrian supo que esa era su nueva forma de vida. Los dos hacían un buen equipo: siempre traían su botiquín en una bolsa de tela con gasas, alcohol, vendas… Aprendieron a curar pies agrietados, relató Andrea González.
Durante la conferencia de prensa se mencionó que en el 2014 el grupo delictivo de Maras Salvatrucha intentaron asaltar a los migrantes quienes se defendieron y detuvieron a uno que fue entregado al Ministerio Publico (MP) del Estado de México. Estos hechos fueron denunciados antes las autoridades, donde Wilson declaró como testigo, lo que logró le dieran su visa humanitaria. También se comentó que no fue de gran ayuda levantar un acta de los acontecimientos antes la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), pues Adrian y Wilson fueron balaceados después de ir a las vías a dejar comida para los migrantes: Responsabilizamos al Estado por su complicidad con el crimen organizado, por hacerse de oídos sordos, por no estar presente y por no tomar en cuenta lo que pasa en el país, enfatizó Rodolfo Córdova del Consejo Ciudadano.
Por su parte, el padre Pedro Pantoja, de Casa Belén, Saltillo, Coahuila, argumentó que están matando a los defensores de migrantes para que puedan trabajar en paz la mercancía de la delincuencia organizada y que este acontecimiento no está aislado de lo que pasa en el Estado de Guerrero con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas. Puntializó que las casas de migrantes son atacadas por dos frentes: los criminales y el Estado.
Para finalizar, Adriana González mencionó que no se pueden dar los apellidos de los dos asesinados por seguridad de las familias e hizo un llamado a estar atentos a lo que está pasando con el comedor de Las hermanas que se encuentra en Huehuetoca-Bojay, pues han recibido amenazas por parte del crimen organizado; exigió protección para las personas que hacen defensoría en ese lugar y así no se repita lo que pasó en Tequixquiac.