Fotos: Gerardo Magallón
San Mateo Cuanalá, Puebla. De un lado de la carretera la empresa Bonafont permanece blindada. Policías, perros y trincheras levantadas con garrafones anaranjados fueron colocados detrás de dos puertas protegidas con alambres de púas. Sólo así pueden ocupar este inmueble los empresarios acusados de saquear el agua de los pueblos nahuas de la región cholulteca, en las faldas de los volcanes. Frente a ellos marcharon hoy pobladores y activistas aliados con las consignas “Fuera Bonafont”, “El agua no se vende” y “No más fuerzas armadas en nuestros pueblos”, entre otras exigencias que enarbolan quienes durante tres décadas fueron saqueados por el consorcio francés Danone.
Hace un año, recuerdan en el acto político y cultural que celebran frente a la empresa, justo en el Día Internacional del Agua, los pueblos afectados decidieron bloquear la salida diaria de un millón 640 mil litros de su agua. Cinco meses después tomaron las instalaciones, de las que fueron expulsados el 15 de febrero pasado por más de 300 elementos de la Guardia Nacional, la policía de Puebla y la policía municipal de Juan C. Bonilla. Pero hoy celebran su resistencia. “Tenemos el gusto de compartirles que junto a ustedes hemos liberado 599 millones 198 mil 600 litros de agua de las ambiciosas manos de la empresa Bonafont – Danone”, dice una representante de la organización Pueblos Unidos, refiriéndose a que durante el año que mantuvieron bloqueada y tomada la empresa el agua regresó a los pozos artesanales, motivo suficiente, afirman, para “no permitir que vuelvan a operar”.
La movilización es festiva. Una banda de música la preside, la gente marcha y baila con sus pancartas, mientras los niños y niñas cargan un enorme río dibujado entre sus manos. Es el inicio, también, de la Caravana por el agua y por la vida, que durante un mes recorrerá 29 localidades de nueve estados de la República. La ruta de la resistencia, no de la victimización, a juzgar por el ánimo y semblante de la gente de los pueblos.
María de Jesús Patricio, Marichuy, vocera de Consejo Indígena de Gobierno (CIG), acompaña desde temprano la actividad. Frente a Bonafont se planta con la pancarta “El agua se defiende”, y es lo que hace ella y la red de pueblos del Congreso Nacional Indígena (CNI). “Solamente con la organización será posible parar los megaproyectos”, afirma Marichuy. “No hay otra forma”, insiste.
“Los gobiernos, aunque nos digan que ahora sí habrá cambio, nos están demostrando que no es cierto, que todo sigue igual, porque arriba algo pasa que se transforma quien llega allá, se le olvida que están los pueblos, los pobres, y que hay mucha riqueza que se están llevando los megaproyectos. Ustedes han dado una muestra de que sí se puede a través de la organización”, señala quien hasta ahora ha sido la única aspirante indígena a la candidatura presidencial, sin que, lo repitieron mil veces, desearan “ganar”. Su lucha se trata de visibilizar las resistencias, gobierne quien gobierne.
“En nuestros pueblos somos ricos porque tenemos aguas, bosques, tierras, y tenemos las ganas de luchar por mantener en nuestras manos lo que nos heredaron nuestros antepasados, la organización interna y propia de nuestras comunidades, no la que nos imponen desde fuera a través de los partidos y programas de gobierno que vienen disfrazados para luego engañarnos, dividirnos y confrontarnos”, dice, entre aplausos, la mujer nahua de Jalisco. “No nos queda más que seguir su ejemplo y su organización en nuestras propias regiones”, les dice a los pueblos de la región de los volcanes.
Están también aquí las Guardianas del Río Metlapanapa, hermanas y parte también de la lucha por el agua. “Sabemos muy bien que en todas nuestras comunidades de la región hay problemáticas como el gasoducto y las torres de alta tensión. El que no pasen las aguas tóxicas al río Metlapanapa es gracias a todos los pueblos organizados que lo han parado, no es por las instituciones”, dice en su turno una de las mujeres que mantuvo la resistencia contra el derrame de residuos tóxicos sobre su río.
“Samir Vive”, dice una de las enormes mantas que acompañan la movilización. El asesinato del defensor nahua de Amilcingo, Morelos, está siempre presente entre quienes fueron sus compañeros. Otra mujer, esta vez del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua (FPDTA), dice su palabra: “La Bonafont, así como otras corporaciones, está asediando las faldas del volcán, desde Morelos hasta Tlaxcala, pasando por Puebla. La Bonafont es un ejemplo, pero también tenemos a Mercatus, a un lado del gasoducto, que pretende alimentar al parque industrial. En Morelos también está el parque industrial de la zona oriente y está también la Saint-Gobain, que se alimentará del gasoducto. La termoeléctrica de Huexca es un proyecto energético para las corporaciones y no para las comunidades. Decían que el gasoducto traería beneficios para la gente, pero eso siempre fue una mentira. Aquí está el ejemplo de que a un lado del gasoducto está el socavón, la muestra de la sobreexplotación del agua”.
Con voz firme, la también comunicadora comunitaria de Zacatepec añade: “Aquí, en el volcán, ancestralmente los cholultecas, los nahuas, tlaxcaltecas y tlahuicas nos asentamos y decidimos que este lugar nos iba a acuerpar y cuidar, pero a la vez tenemos el compromiso de cuidarlo y acuerparlo para continuar la vida. Queremos que esta caravana sea un pretexto para seguir diciendo que aquí estamos, que la solución a la crisis ambiental somos los pueblos que estamos resistiendo todos los días, viviendo en comunidad y cuidando el tejido”.
Las oradoras insisten en la lucha por la vida. Y en que están dispuestas a darla en defensa de su agua. “Estamos dispuestos a vivir dignamente, y si no se puede, a perder la vida, como ya lo hizo nuestro compañero Samir Flores Soberanes. Vamos a seguir exigiendo que se cancele el Proyecto Integral Morelos, que se cierre la termoeléctrica de muerte que desde el 94 querían imponer y que hasta la fecha ni sirve ni beneficia a las comunidades”, advierte la integrante del FPDTA.
Por los Pueblos Unidos de la Región Cholulteca y de los Volcanes habla otra voz femenina. Todas omiten nombres, pues la persecución contra ellas es constante. “Hace un año que esta empresa criminal no se lleva ni una sola gota de agua, y desde entonces, en la región cholulteca el agua ha vuelto a nuestros pozos, ríos y ameyales. Esto no habría sido posible sin la organización. Las asambleas que realizamos antes y después del 22 de marzo y la decisión firme de convertir este espacio donde se imponía la muerte en uno donde regrese la vida rinden ahora sus frutos”, dice en la lectura del pronunciamiento de la organización anfitriona.
La mujer nahua explica que los canales que atraviesan los cultivos han vuelto a fluir, la humedad del subsuelo aumentó, han nacido ojos de agua y han crecido los ameyales. “Nadie lo puede negar. La organización de los pueblos ha hecho volver el agua, y asimismo la seguiremos defendiendo. Pero no sólo eso. Además hemos demostrado al mundo cómo se puede construir autonomía de manera colectiva para mejorar la vida en nuestras comunidades. Hasta el día de hoy, los Pueblos Unidos de la Región Cholulteca y de los Volcanes hemos realizado talleres internacionales, encuentros de educación, encuentros de mujeres, ciencia, lucha contra los gasoductos, foros internacionales en defensa del agua, presentaciones de libros sobre la cultura nahua y sobre nuestro hermano Samir Flores”.
Las organizaciones solidarias que enfrentan sus propias luchas escuchan las voces locales. Aquí está la comunidad otomí que mantiene ocupadas las instalaciones del INPI, donde han construido la Casa de los Pueblos “Samir Flores Soberanes”. También están las mujeres mazatecas de Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca, que mantienen la lucha por la liberación de sus presos políticos; y se escuchan las demandas de los pueblos del Istmo de Tehuantepec que se oponen al megaproyecto del Corredor Interoceánico.
El hermanamiento intercontinental corre por cuenta de internacionalistas de Alemania y Francia, y un saludo desde España.
“En Alemania, que es un país rico y que lleva beneficio de la explotación del resto del mundo, nada está bien. Hay tanta injusticia, hay pobreza y extractivismo”, denuncia una integrante de Luzerath, un pueblo en Alemania que resiste contra una mina de carbón híbrido. “Necesitamos un mundo diferente, el fin del sistema capitalista. Por eso estamos felices de poder aprender de los pueblos que luchan contra ese sistema desde hace más de 500 años. Sabemos que nadie puede vivir si todos no vivimos bien”, asegura.
“Basta de contaminación del agua”, exije por su parte una mujer de la delegación de apoyo de Francia, país de origen de la multinacional de Bonafont. ”Son un ejemplo para nosotros”, señala en su participación, tras denunciar las embestidas de las empresas como Nestlé, Coca-Colay Danone y manifestar su solidaridad con ”todas las luchas para preservar el agua”.
Las comunidades vecinas también hacen presencia. Está el infaltable Francisco Morales con sus cananas de maíz y a su lado otra indígena nahua de San Lucas Atzala, que dice: “ni una gota más sacará Bonafont. En el pueblo de San Lucas Atzala, municipio de San Andrés Calpan, ya subieron los niveles de agua en los ameyales. Regresó nuestra agua, la recuperamos. Bonafont se tiene que ir de aquí. ¡Fuera Bonafont! ¡El agua es del pueblo!”.
La música, la comida colectiva y el vuelo de papalotes forman parte de la fiesta con la que se inicia la caravana. Marichuy es la encargada de dar la salida oficial.
“Los pueblos nahuas sabemos muy bien que no basta con soñar, que tenemos que despertar y organizarnos. Esta lucha por la vida sigue”, finaliza Pueblos Unidos.
Estamos con esa y otras luchas, por la soberanía de México