Arde Los Ángeles

Irene G. Rubio

Imagen: Sancho Somalo

En 1990 Mike Davis publicó Ciudad de cuarzo, una historia de su ciudad, Los Ángeles, a través de las fuerzas económicas y políticas que le dieron forma. En el libro advertía que la segregación y la desigualdad de la ciudad podían dar lugar a disturbios como los que sucedieron en 1965 en Watts. Dos años después, Los Ángeles estalló a raíz de la paliza de la policía a Rodney King. Mike Davis se convirtió en una suerte de profeta de la catástrofe al que todo el mundo quería escuchar. 

30 años después, Davis volvió a publicar una historia de Los Ángeles. Set the Night on Fire, ensayo escrito con Jon Wiener, tiene un hilo muy distinto: los movimientos sociales de los años 60. En este recorrido apasionante y esperanzador (contradiciendo la fama de apocalíptico de Davis) confluyen múltiples voces que entretejen luchas por los derechos civiles, los primeros movimientos feministas y LGTB, artistas de la contracultura, grupos chicanos, medios alternativos y hasta monjas activistas. 

Las placas tectónicas de la discriminación racial atraviesan todo el relato. 1965 es un año clave, con los mal llamados disturbios de Watts —los autores prefieren “levantamiento”—, pero también con el renacimiento cultural que desencadenan. El Watts Renaissance surge de los escombros dejados por la revuelta, incluso de manera literal (algunos artistas aprovecharon esos mismos desechos para crear esculturas y manifiestos visuales).

Inmersa en esa efervescencia política y cultural encontramos a una joven Elaine Brown, que se había mudado a Los Ángeles desde Filadelfia para labrarse un porvenir en la industria musical. Ese objetivo se perdió por el camino cuando Brown se involucró en el movimiento por los derechos civiles y, años después, en la sección angelina de The Black Panthers Party. Brown llegaría a ser la primera y única mujer que lideraría las Panthers, de 1974 a 1977. 

En 1969, las panteras negras se congregaron tras el funeral de dos camaradas y Brown cantó varios temas que había compuesto. Al final de la velada, David Hilliard, el jefe de gabinete de las panteras, declaró que una de esas canciones, “The Meeting”, se convertiría en el himno oficial del partido, y le propuso a Brown grabar un disco con sus canciones. Seize the Time fue el producto de esa confluencia de movimientos políticos y culturales del momento. La portada es de Emory Douglas, el ministro de cultura y autor de los icónicos pósteres del movimiento. El disco, firmado por Elaine Brown y The Black Panther Party, fue lanzado por la discográfica de jazz Vault Records y orquestado por Horace Tapscott. Este músico había formado la Pan African Peoples Arkestra, a la que pertenecían varios miembros de las panteras y que solía donar sus beneficios al partido para pagar las fianzas cuando terminaban en la cárcel.

A partir del lanzamiento del disco de Elaine Brown, y tras ver su enorme potencial, The Black Panther Party montó The Lumpen, compuesto por cuatro miembros rasos de la organización. Estos se dedicaban a cantar en los eventos del partido y grabaron un álbum del mismo nombre con dos temas, “No More” y “Bobby Must be Set Free.” 

Elaine Brown grabó otro disco con Horace Tapscott y la Pan Afrikan Peoples Arkestra antes de asumir el liderazgo del partido. Acabó dejando el partido en 1977, harta, según cuenta en sus memorias Una cata de poder, del sexismo de sus camaradas. Años después participó en iniciativas por la reforma de las prisiones, se presentó como candidata del Green Party y con 80 años lidera una ONG que apoya a exreclusos en la búsqueda de vivienda y empleo.

Este material se comparte con autorización de El Salto

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