en la vida real fue de 20 y 60 por ciento, convirtiendo a las amas de casa, prestadores de servicios y hasta comerciantes ambulantes en cazadores de ofertas. La ida al mercado, dijeron, ha sido sustituida por el súper, donde los martes y miércoles se ofrecen descuentos de entre 20 y 50 por ciento en frutas y verduras, y los viernes en cárnicos.
Las alzas en dichos productos han provocado que la gente compre menos o aproveche las ofertas en los locales de los mercados, donde esos alimentos a punto de echarse a perder, magullados o golpeados, están a menos de la mitad de precio
, comentaron.
En mercados públicos y supermercados, los incrementos hasta de 60 por ciento en productos de primera necesidad esfuman los 100 o 200 pesos diarios para la comida de una familia de cuatro u ocho integrantes
, dijeron.
La gente del pueblo, comenta doña Otilia González, tiene que comprar al día y hacer rendir el dinero, por lo que carne, pollo, huevo y frutas han dejado de estar en nuestras mesas, porque son ya artículos de lujo, imposibles de comprar
.
La situación está redifícil, porque el dinero no te alcanza. Hasta el huevo, que nos sacaba de apuros, está carísimo, en 25 pesos, y para alimentar a tanto crío necesitas dos kilos
, dice Leticia González.
Los propietarios de restaurantes y fondas enfrentan una situación similar. El alza en los productos que integran la canasta básica nos ha pegado, pero no podemos reflejarlo en el mismo porcentaje en los precios, lo que afecta nuestras ganancias. Además, subir uno o dos pesos provoca una caída de clientes
, comentaron Rubén Sánchez y Jesús Hernández.
Propietarios de carnicerías y locales de frutas, como Ernesto Salinas y Juan Hernández, dijeron: Hacemos esfuerzos para no cerrar ante la caída en nuestros ventas hasta de 70 por ciento