«Que se garantice el derecho de los pueblos originarios, comunidades y organizaciones a estar o permanecer en aislamiento y determinar cuándo debe ser el regreso a las actividades incluidas las escolares y los conminamos a que no sea solamente la valoración de gente de fuera de las comunidades o municipios la que decida que se deben abrir. Eso debe determinarlo una valoración que tome en cuenta las condiciones de asedio reales que sufren los pueblos«
Las organizaciones y personas abajo firmantes hacemos un enérgico llamado a los gobiernos municipales, estatales y el gobierno federal, exigiendo:
1. Que se garantice el derecho de los pueblos originarios, comunidades y organizaciones a estar o permanecer en aislamiento y determinar cuándo debe ser el regreso a las actividades incluidas las escolares y los conminamos a que no sea solamente la valoración de gente de fuera de las comunidades o municipios la que decida que se deben abrir. Eso debe determinarlo una valoración que tome en cuenta las condiciones de asedio reales que sufren los pueblos. Sólo así se estaría respetando la libre determinación que supuestamente está consagrada en la Constitución. No aceptamos entonces su llamada “nueva normalidad”, cuando el momento critico de la Pandemia del Covid-19 aun no ha concluido. Es nuestro propio confinamiento, decidido en nuestros términos, lo que ha permitido que muchas comunidades o municipios estemos libres de la pandemia.
2. Que se apoye incondicionalmente la cultura y la producción milpera, sin restricciones, la producción originaria y campesina con semillas nativas y estrategias agroecológicas, para buscar tener el abasto suficiente en el momento en que los alimentos comiencen a escasear por la crisis alimentaria que se avecina. Los programas de Segalmex, que compran maíces nativos no valoran el trabajo de los campesinos originarios.
Se requieren apoyos claros para que la gente se arraigue en sus comunidades y recupere su producción de autosuficiencia, así como el comercio local de excedentes, como un primer paso para alcanzar la soberanía alimentaria. Que se castigue la especulación, el coyotaje y el desabasto de alimentos.
3. Que se garantice la salud y seguridad social de los pueblos, frente a la privatización y el desmantelamiento del sistema sanitario promovido por el modelo neoliberal. Se garantice la salud integral de los pueblos y el seguro social público, gratuito y universal para todas las mexicanas y los mexicanos. Se garantice el protocolo de cuidados sanitarios de las y los trabajadores agrícolas migrantes.
Se distribuyan y garanticen los insumos para los y las trabajadores de la salud en el sistema público sanitario y se garanticen sus derechos laborales integrales.
4. Que si de verdad les importa la salud de las comunidades y pueblos campesino-indígenas se abstengan de seguir promoviendo, y de hecho frenen el extractivismo (la minería, el fracking, el acaparamiento y contaminación del agua), la servidumbre de paso y ocupación temporal, causantes de la devastación ecológica y el envenenamiento generalizado de nuestro ambiente. Que se cuestione el papel de la producción agroindustrial de alimentos, en particular la producción masiva de puercos, pollos y reses, que son exactamente los focos de infección y proliferación de los virus que están atacando nuestra salud como humanidad. Y son responsables estructurales de generar la pandemia que hoy vivimos en el planeta.
Se debe cancelar toda actividad minera en nuestros territorios. Ni ésta, ni la producción de autopartes, son actividades esenciales.
5. Que se cancele la construcción de infraestructura para los megaproyectos como el Canal Interoceánico y el Tren mal llamado Maya, pues no pueden considerarse actividades esenciales ni prioritarias.
6. Debe quedar claro que las actividades que traen los megaproyectos imponen una situación de asedio y hacinamiento de trabajadoras y trabajadores que contribuye a la difusión de los virus.
7. Les urgimos a que deroguen las leyes que ponen en riesgo nuestros territorios y nuestra vida. nuestros bienes comunes y nuestras culturas. Esas leyes que criminalizan nuestro ser campesino e indígena como la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (Ley Monsanto), la Ley Federal de Variedades Vegetales, la Ley Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas, la Ley Federal de Fomento y Protección del Maíz Nativo. Exigimos se le ponga un alto al T-MEC y a la aprobación de regulaciones y convenios que legalizan el despojo en nuestros bienes comunes como el Convenio UPOV 91.
8. Exigimos que se prohíba la introducción, siembra, transporte o reproducción de cultivos transgénicos en todo México.
9. Se deben establecer condiciones claras para prevenir, atender y sancionar la violencia contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes y en general toda violencia de género.
10. Bajo ninguna circunstancia aceptaremos la militarización de nuestros territorios para resguardar “la nueva normalidad”, al capital extractivo, ni para ejercer la persecución ni la represión.
¡Seguiremos cuidando nuestras semillas, el agua, la madre Tierra,
nuestras tradiciones y saberes ancestrales y nuestro ser campesino!
Red en Defensa del Maíz:
- Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca, SC (Unosjo).
- Desarrollo Económico y Social de los Mexicanos Indígenas AC (Desmi).
- Asamblea de Defensores Mayas Muuch’ Xiínbal.
- Comité de Derechos Humanos de la Sierra Norte de Veracruz.
- Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca.
- Productorxs Sustentables de la Costa Sur-Sierra de Amula, Jalisco.
- Colectivo por la Autonomía.
- Colectivo Xa’aybej.
- Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas.
- Ka Kuxtal Much Meyaj, AC.
- Grupo ETC.
- GRAIN.
- Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (Ceccam).
Fuente: Acciones Biodiversidad