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Ciudad de México | Desinformémonos. “Funcionarios públicos y políticos tienen un mayor atrevimiento para denigrar y descontextualizar el trabajo de las mujeres periodistas. Les es más fácil agredir a una mujer periodista que a un hombre de la misma profesión. Se les violenta por el hecho de ser mujeres y las agresiones en su contra tienen un componente de género que las impacta de manera diferenciada. Amenazan a su familia, se meten con su vida personal, estado civil, con sus hijos, y entre otras cosas. con su aspecto físico”, afirma a Desinformémonos Jade Ramírez Villanueva, periodista de Jalisco y Oficial de Libertad de Expresión de Periodistas de a Pie .
En días recientes, el Informe “Tiempo de romper el ciclo de violencia contra periodistas” de la Directora General de la UNESCO sobre la Seguridad de Periodistas y el Peligro de la Impunidad, afirmó que existe un ligero aumento en el asesinato de mujeres periodistas.
De 2014 a 2015 la instancia internacional documentó 195 asesinatos de hombres periodistas y 18 de asesinatos de mujeres periodistas. Si bien el principal flanco de agresiones registrado continúa siendo contra los periodistas varones, la UNESCO lo atribuye a que son más el número de hombres que se dedican a esta profesión y quienes mayoritariamente realizan coberturas en zonas de alto riesgo. Sin embargo, el mismo informe asegura que “entre 2006 y 2013 un promedio de cuatro periodistas mujeres eran asesinadas por año pero tanto en 2014 como en 2015 fueron asesinadas nueve periodistas por cada año”, es decir, el número de asesinatos de mujeres periodistas se duplicó.
En el caso de México, la periodista Jade Ramírez afirma que incrementa el número de agresiones pero también las formas y los matices violentos con los que se ataca el trabajo periodístico. “En años anteriores había estados que eran foco rojo o zonas conocidas como de alto riesgo como Veracruz, Tamaulipas o Ciudad Juárez, pero particularmente desde 2013 en poblaciones, comunidades y municipios donde aparentemente no hay un alto índice de ataques contra la prensa o los medios de comunicación se presentan situaciones violentas contra las periodistas. Ahora hablamos de zonas de riesgo, de agresiones por temática y de un aumento en las agresiones a las mujeres periodistas”.
De acuerdo con el informe de la UNESCO en los últimos 10 años registró 827 asesinatos. De 2014 a 2015 documentó 51 asesinatos de periodistas en América Latina, lo que la coloca en la “segunda región más peligrosa del mundo para los periodistas, detrás de los países árabes”. Además de los asesinatos, otras agresiones documentadas fueron secuestro, detención arbitraria, tortura, intimidación, hostigamiento, destrucción del material, entre otros.
Conclusiones del informe publicado esta semana por la UNESCO aseguran que existe un “aumento pronunciado en 2015 de periodistas de medios digitales asesinados” y que “el mayor número de periodistas asesinados fueron periodistas locales”.
Jalisco, refiere Jade Ramírez, “siempre se mantiene por debajo de la media de ataques, anualmente documentamos dos o tres situaciones de riesgo, sin embargo cuando se documentan son realmente de alto riesgo, no sólo amenazas o señalamientos públicos contra el trabajo de periodistas sino van subiendo de tono. Recientemente un grupo de periodistas acudieron a Lagos de Moreno, cerca de León, Guanajuato para realizar una cobertura sobre el despojo y defensa del territorio de una comunidad wixarika por parte de ganaderos en la frontera entre Jalisco y Nayarit, estuvo por más tres horas incomunicado. Estás coberturas siempre tienen un componente de alto riesgo e impacto que pone en riesgo la vida e integridad de las y los periodistas”.
En el caso de las periodistas “en 2015 quienes cubrieron las campañas electorales también tuvieron que sobre vivir el acoso, la persecución, la censura y sobre todo la inhibición de los carteles que operan en Jalisco. Ante las agresiones contra las periodistas siguen haciendo falta fórmulas y métricas más especificas para entender la violencia contra nosotras, no es una situación menor la que estamos viviendo. En este gran contexto de violencia de género que se vive en el país, incluso dentro del propio gremio, no podemos poner en el mismo cajón las agresiones diferenciadas que vivimos las mujeres que hacemos periodismo”.
En días recientes, la periodista Rosa María Rodríguez Quintanilla, coordinadora de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG) abandonó el estado de Tamaulipas luego de “una campaña de desprestigio en su contra y de amenazas de muerte que recibió por parte de un presunto grupo de la delincuencia organizada”. Según información difundida por la RIPVG y Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), el 29 de octubre la periodista junto con su esposo e hijo fueron atacados y amenazados en redes sociales por lo que tuvieron que desplazarse de manera forzada. Días antes, “el 3 de octubre la periodista fue golpeada por un escolta del procurador General de Justicia de Tamaulipas, Irving Barrios Mojica, cuando intentó acercarse a realizar una entrevista con el funcionario”, afirman en un comunicado.
Al cuestionarla sobre el papel de las autoridades, la periodista Jade Ramírez advierte que su acción es “la más innecesaria respuesta y la menos preocupada y garantista del acceso a la justicia en el tema preventivo, de protección y de reacción en el caso de las agresiones contra periodistas. Las actuaciones de la autoridad son bastante opacas tanto a nivel local como federal con el Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Podemos decir que el mecanismo, es uno de los fracasos más significativos de este sexenio en el rubro de atención a víctimas, defensoras de derechos humanos, y periodistas”.
En los últimos cinco años ha incrementado el número de agresiones y ataques contra periodistas. «La Ciudad de México, es una amenaza para fotorreporteros que ahora tienen que superar situaciones adversas de cobertura en las marchas, plantones o mítines, que se realizan ante el descontento social. En Oaxaca, particularmente en el Istmo de Tehuantepec, hay una preocupación grave ante el acoso del crimen organizado, grupos políticos y autoridades, no todo se hace público con la idea de contener, pero las agresiones existen. Veracruz y Guerrero, siguen siendo estados de mayor preocupación», concluye la periodista.